Cabalgata de Reyes

Aprovecho para rescatar unas fotos de la Cabalgata de Reyes de hace tres años… o más bien del ambiente en las calles de Santander aquella noche.[OE] Aquel día, lluvioso y frío, salí con mi Nikon de carrete a intentar llevarme algún recuerdo en blanco y negro. Dejo sobre estas líneas un pequeño montaje con aquellas imágenes…

Seguiremos fotografiando.

Mis 12 meses, mis 12 fotografías (VIII)

Resumen de 2011 en fotos

Es tiempo de cumplir con una de mis tradiciones, la del repaso fotográfico al año que termina. Sobre estas líneas se puede contemplar el resumen de un 2011, en el que algunos meses he tenido que dejar cosas en el tintero: ha tenido también muchos conciertos, algunas bodas, unos cuantos niños retratados…

[OE]En total, han sido más de 10.000 instantáneas, algo más que el año anterior. Eso sí, siempre digo lo mismo: las mejores fotos no están aquí; son las que todavía quedan por hacer. Brindemos por un 2012 que se avecina complicado, pero que habrá que intentar llenar de fotografías y buenos momentos… ¡Feliz año nuevo a todos!

Time’s Up: adivinando personajes

Time s Up Amarillo

Hasta ahora he hablado por aquí de juegos muy tradicionales. Pero no son los únicos que tenemos en nuestra ludoteca. De unos años para acá, el mundo de los juegos de mesa se ha revolucionado bastante, si se sabe buscar un poco: la mayoría de las jugueterías al uso no pasan del Trivial, Monopoly, Operación, Tragabolas y cosas así. Pero hay juegos nuevos, para niños y mayores, tantos que nos costará decidir cuál comprar.

Hoy quiero hablar de un juego ideal para fiestas, muy recomendable en estas fechas. Es tan divertido que todo el mundo que conocemos que lo ha probado… se lo ha comprado… o está deseando quedar para jugar con el nuestro. El juego se llama Time’s Up y trata de adivinar personajes que vienen escritos en unas tarjetas. Sencillo, ¿no? Pues sí, pero con mucha miga.

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[Habrá que volver a] San Sebastián

Escuchando: Waiting for the Sun (The Jayhawks)

De pintxos

El fin de semana pasado estuve en San Sebastián, en una de esas visitas que sirven como excusa para tener que volver otra vez: el clima se mantuvo continuamente en la línea que separa el mal tiempo del buen temporal, y dejó de llover en ocasiones contadas y breves (por ejemplo, ésta, que da idea de lo agradable de la noche). Una lástima.

Playa de Ondarreta

Lo poco que pude ver me gustó. Dicen que se parece a Santander, y en parte es así: con la playa en el centro (en eso me recuerda a La Coruña) y con un aire a nuestras zonas más señoriales (que allí son muchas más).

Paseo de Ondarreta

Aunque llevé la cámara, apenas la saqué de la mochila. Sólo en la zona del Peine del Viento (que tenía muchas ganas de conocer) estuve dedicándole un buen rato a las fotos. Ya había pasado el temporal, pero seguía haciendo malísimo, así que tuve que usar mis habituales trucos baratos (bolsa de plástico, gomas elásticas) para empaparme sólo yo y no la cámara.

Peine del Viento

El resto del tiempo lo pasamos entre cafés, tiendas y algún museo (muy interesante la exposición sobre Fellini en el de San Telmo).

Café en el Museo de San Telmo

En fin. Menos mal que somos de Santander, y no nos sorpenden estas inclemencias, ni que llueva de lado, ni intentamos taparnos con un paraguas que tiene todas las papeletas de acabar en una papelara. El norte es así. Y San Sebastián me ha parecido, en esta primera visita fugaz, bonita y muy norteña.

Kursaal

Lo dicho, habrá que volver.

Concursos con letra pequeña

ojo al maratón

Con esto de que la fotografía se ha puesto al alcance del cualquiera, los fotógrafos profesionales están viendo cómo algunos listos se aprovechan del tirón que lo digital ha pegado a este mundillo. Hace unas semanas un amigo fotógrafo denunciaba en su blog los abusos de muchas ofertas de ¿trabajo? en las que se ¿pagan? las fotografías con extrañas monedas: amigos, copas, entradas… Y como siempre hay alguien que acepta, la costumbre se sigue extendiendo. Habrá que señalar con el dedo, al menos, cuando veamos algo así.

Otro tema relacionado con la fotografía con el que hay que tener cierto cuidado es con el tema de los concursos. A todos nos gustan, y si ganamos algún premio nos sube el ego y el contenido del bolsillo, o nos llevamos algún juguete tecnológico junto al reconocimiento. Pero no todo vale, hay que tener cuidado con las bases, y leerselas con cuidado. Las cláusulas abusivas triunfan porque la gente no se detiene a analizarlas, en muchas ocasiones. Como ya he tenido alguna enganchada con estos temas, aviso.

Estos días nuestro periódico local, El Diario Montañés, está anunciando el I Maratón Fotográfico Ciudad de Santander, organizado por el propio diario junto al Ayuntamiento de Santander y algunos patrocinadores. Cobran 5€ por la incripición, y se opta a ganar premios en especie, en concreto algunos iPad de Apple. Jugoso, tentador, posiblemente divertido. Pero, ¿tienen algún truco las bases?

[OE]Veamos. Los dos primeros apartados ya me parece un poco dudosos:

1. Organizado por eldiariomontanes.es, se convoca a la participación, abierta a todas las personas que lo deseen hasta agotar el cupo máximo previsto, en la primera edición del Maratón Fotográfico «Ciudad de Santander»

Lo normal es que no puedan participar trabajadores ni familiares de los organizadores y patrocinadores. Para evitar dudas, vamos. Aquí no hay ninguna limitación en ese sentido.

2. Quienes acepten su participación y se inscriban en el Maratón Fotográfico aceptan y se someten a las presentes bases, así como a la interpretación que de las mismas efectúen los organizadores.

Una bases no debería dar pie a ningún tipo de interpretación. Son las reglas del juego, y deberían estar bien definidas desde el principio, para todos.

Por lo que parece, se reunirá a todos los participantes para entregarles las pruebas o temas (cinco) que tienen que fotografiar, y hacerles una foto promocional.

Punto 6, el jurado:
6. Un jurado designado por eldiariomontanes.es y los patrocinadores decidirá por mayoría las fotografías que, dentro de cada uno de los temas propuestos, resulten ganadoras, pasando todas a integrar una exposición de las mismas . Asimismo, el jurado decidirá cuantas incidencias sobrevengan de forma inapelable.

Lo dicho: si no se limita quién puede participar, los premios pueden ir a manos de primos de los organizadores, o a ellos mismos, y no se podrá rechistar. También pueden declararlos desiertos para ahorrarse los premios. No digo que se vaya a hacer: sólo quiero hacer notar que estas bases lo permiten.

En el punto 7 de las bases, se nombra un premio a la mejor fotografía en cada una de las categorías, pero no se especifica cuál es. Mal.

Punto 9, curioso:
9. Los premiados serán anunciados el 30 de Noviembre mediante anuncio en eldiariomontanes.es. Los ganadores tendrán que estar presentes en la gala de entrega de premios que se celebrará en Diciembre salvo causa de fuerza mayor acreditada, en cuyo caso, designará a una persona suplente.

Hay que asegurarse el llenazo para la foto de la noticia, supongo.

Y llegamos al punto 10. El asunto que suele ser el más conflictivo. La cesión y los derechos de las fotos. A ver cómo lo van a gestionar:

10. Los participantes en el Maratón Fotográfico, consienten expresamente que las fotografías remitidas en esta prueba puedan ser utilizadas por los organizadores, patrocinadores o colaboradores a efectos culturales, sociales y/o comerciales, señalando únicamente el nombre y apellido del autor y sin que ello suponga pago de contraprestación alguna a los autores.

Igualmente, todos los participantes, ganadores o no, en el Maratón Fotográfico se someten expresamente a las condiciones generales de publicación/utilización de sus trabajos que figuran en la página web de eldiariomontanes.es

El primer párrafo es de traca. Básicamente quiere decir lo siguiente: ganes o no, el periódico y los patrocinadores podrán utilizar tus fotografías para lo que quieran, incluyendo ganar dinero con ellas o usarlas para sus propios fines. A cambio, se citará el nombre del autor. Ojo, no hablamos de las fotos ganadoras (algo hay que dar a cambio de un premio, aunque aún así esto me parece excesivo) sino de todas las fotografías presentadas.

El segundo párrafo no se entiende muy bien, y si se refiere a las condiciones generales de la web de El Diario Montañés, viene a decir que lo que se publique en el Diario es propiedad de ellos, y lo que publique la gente allí, también.

En resumen: uno paga 5 euros para participar en un concurso, con un jurado que puede dar los premios a personas relacionadas con la organización o declararlos desiertos. A cambio, los organizadores se hacen de una colección de fotos de unos temas propuestos por ellos mismos, a precio de ganga, y con libertad para usarlas con cualquier fin. A cambio de citar al autor, eso sí (algo que se puede hacer de maneras muy discretas, doy fe).

Así también organizo yo concursos.

Como a mucha gente le compensará regalar sus fotografías a cambio de la promesa de un aparato de Apple, estoy seguro de que el evento tendrá afluencia. Pero me gustaría que todo aquel que participe sepa, al menos, cuáles son las condiciones que está aceptando. Así que si conocéis a alguien que se vaya a presentar, recomendadle que se lea estas líneas. No vaya a ser que luego vengan las sorpresas.

Seguiremos fotografiando. Pero yo, al menos, no en este concurso. Así, no.

Un año en nuestra casa

Escuchando: Our House (Madness)

Cómo pasa el tiempo. Hace ya un año que nos mudamos a nuestra casa, aunque a veces parece que llevamos aquí toda la vida: ya han quedado lejos aquellos primeros días con mil detalles por terminar, con cajas por todas partes y sin agua caliente ni calefacción.

En este año, día tras día, hemos comprobado lo a gusto que estamos y la suerte que hemos tenido al acertar con el barrio, el piso, la reforma, y la manera de colocar nuestros cachivaches. Aún quedan algunas paredes por llenar, lámparas por colocar y cajas por abrir, es cierto. Pero tiempo habrá.

Y sí: durante toda aquella reforma del año pasado fui haciendo fotos del proceso (¿alguien esperaba otra cosa?) y hasta ahora no las había publicado. Aprovechando que comenzaremos noviembre recordando aquella mudanza infernal y celebrándolo con algunos de los amigos que ingenuamente se ofrecieron a ayudarnos, dejo por aquí un video con las mejores instantáneas de ese jaleo en el que nos metimos, y del resultado final. Tengo también una versión extendida con algún detalle más, pero esa la dejo sólo para los amiguetes (pedidme la contraseña si os pica la curiosidad)

Principito

Ahí queda eso. Aunque lo esencial, como dice el Principito que nos recibe al entrar en casa, es invisible a los ojos…

Seguiremos disfrutando.

PhotoIRmote, o cómo convertir el móvil en un intervalómetro

Con todo esto de los móviles inteligentes uno descubre que hay gente con ideas brillantes, capaz de sacar al terminal usos inimaginables. ¿Qué tiene que ver eso con la fotografía? Mucho. No sólo es que las cámaras de los móviles se estén convirtiendo en las más usadas… es que de vez en cuando podemos encontrar también aplicaciones que son auténticas joyas.

¿Un ejemplo? La aplicación PhotoIRmote, para teléfonos Android, que los convierte (con un poco de bricolaje casero) en un completo intervalómetro infrarrojo. ¿En un qué? ¿Cómo? Calma. Voy a intentar explicar qué es, para qué sirve, por qué merece la pena, y cómo lo he probado.

[OE]Por partes. ¿Qué es un intervalómetro? Se trata de un dispositivo que permite disparar una cámara a intervalos regulares, programables. Es algo muy usado hoy en día para realizar time-lapses (vídeos generados a partir de fotografías tomadas cada cierto tiempo). ¿Cómo se conecta un intervalómetro a una cámara? ¿Cómo envía la señal de disparo? Básicamente, o por cable (en este caso el intervalómero tiene que ser compatible con nuestro modelo de cámara) o mediante infrarrojos.

Para programar un intervalómetro, solemos tener las siguientes opciones: un retardo antes del primer disparo, el tiempo entre cada uno de los disparos, el número total de instantáneas a tomar… incluso si queremos usar el modo de larga exposición o bulb, el tiempo de exposición de cada fotografía.

De todas mis cámaras, sólo una vieja Canon G3 tiene la opción de intervalómetro integrada. Mis pocos intentos de hacer algún time-lapse han sido con ella. Hasta ahora. Mi cámara grande, la réflex, no tiene conexión para intervalómetro, pero sí receptor infrarrojo. Así que… la opción era comprarse uno que emitiese de este modo, compatible con mi Nikon… o usar mi móvil para ello.

PhotoIRmote

La aplicación PhotoIRmote (2,89€ en el Market, muy bien invertidos) convierte cualquier un móvil Android en un completo intervalómetro infrarrojo. ¿Cómo, si los terminales actuales no suelen tener puerto infrarrojo? Con un poco de maña, un cable de auriculares y dos diodos. Esa es la parte del bricolaje que contaba antes.

En la página web de la aplicación se explica el sencillo proceso mediante el cual podemos construir un emisor de infrarrojos usando unos auriculares viejos y un par de diodos infrrrojos (que valen cuatro duros en cualquier tienda de electrónica). Básicamente, hay que conectar los dos diodos cruzados en paralelo con los dos cables que obtenemos al cortar el de auriculares (quitando los hilos de tierra). En este tutorial se explica mejor, con fotos. Después de unas pocas pruebas, yo ya tenía el mío funcionando… y si no lo hizo a la primera fue porque algunos cables de auriculares (los de trenes, autobuses, etc) son tan endebles que lo raro es que se oiga algo.

emisor para PhotoIRmote

Una vez construido el emisor, se puede probar a través del mismo programa (hace una prueba sencilla: enfocarlo con la cámara, ya que las cámaras digitales capturan los destellos infrarrojos). Si todo está correcto, ya sólo queda configurar en la aplicación la marca de nuestra cámara… y a hacer fotos.

La aplicación manda un chasquido a los auriculares, que se transforma en un breve pulso de luz (infrarroja) en los diodos que nuestra cámara será capaz de entender.

capturas de PhotoIRmote

De momento sólo he tenido tiempo de hacer un par de pruebas desde casa; la primera de ellas fue un día bastante nublado, la segunda resultó más llámativa, y el resultado es el video que encabeza estas líneas. La cosa promete.

En resumen: que si alguien tiene un teléfono Android (con versión 2.1 o superior), por menos de 5€ puede tener un intervalómetro que funcionará con un montón de cámaras de distintas marcas. Un chollo, vamos.

Seguiremos fotografiando.

Una bahía de cine

Tenía por ahí guardadas unas fotos de finales de agosto, de uno de esos escasos días soleados que tuvo el verano, en los que pasear por la bahía de Santander es todo un espectáculo. Había salido de casa con el teleobjetivo con idea de captar algunos robados callejeros, y probar con ellos un procesado de tipo «fotograma de película«, al estilo de las magníficas imágenes de Loomax, uno de los fotógrafos más conocidos y admirados en flickr.

Obviamente, él tiene la técnica más que perfeccionada, y yo sólo he dedicado un rato a hacer un procesado rápido usando Aperture, así que si omitimos las prescindibles comparaciones, estoy contento del resultado.

Básicamente, he usado un balance de blancos cálido, con un tinte tirando a verdoso. He reducido la saturación general, aumentando ligeramente la de verdes y amarillos; he iluminado los tonos más oscuros y he aplicado por encima un ligero toque de sepia. Agitando todo lo anterior, y ajustando niveles para dejarlo con un histograma más o menos equilibrado (tirando a subexpuesto), el resultado ha sido el que se puede ver en estas imágenes.

He guardado los ajustes para tenerlos a mano, para futuros experimentos. No es un efecto para aplicar a todas las fotografías, pero en algunos casos puede dar un toque bastante efectista.

¿Qué pensáis vosotros? ¿Conocíais a Loomax?

Seguiremos fotografiando.