Activando la máquina del tiempo

Escuchando: The Killing Moon (Echo & The Bunnymen)

¿En qué año estamos? Con fines de semana como éste, uno pierde la cuenta.

Primer salto temporal: llevo unas semanas digitalizando antiguas diapositivas de cuando era niño. Hoy he terminado, he impreso a papel casi un centener, y he metido todas ellas en un dvd con música setentera. Será mi regalo para el día de la madre, una pena que no vaya a estar cuando la mía lo vea… aunque casi mejor, no sea que mis hermanos intenten matarme por la ocurrencia. Vaya pintas que teníamos todos…

Segundo salto temporal: esta noche, por fin, el concierto de Varsovia. Volveremos durante dos horas a los años ochenta, con las canciones de la banda, y con versiones de Bowie, Echo & The Bunnymen, Joy Division… Estuve ayer un rato en los ensayos, y va a ser muy especial, hay mucho mimo de por medio, mucho trabajo (ensayos, proyecciones…) mucha ilusión por parte de todos (conocí a dos de los invitados, Luis Auserón -Radio Futura- e Igor Paskual -Loquillo y los Trogloditas-, encantados de participar en esta pequeña fiesta.

Tercer salto: especial. Mañana será 1999.

En fin, revisaré el condensador de fluzo. Sea cual sea, parece un buen año.

Seguiremos informando.

Mascarilla: manual de instrucciones

Escuchando: Apocalypse Please (Muse)

Ahora que parece llegar el fin del mundo en forma de pandemia porcina (porca suerte), habrá que echar mano del buen humor (negro) para hacer más llevadero el trance. Ayer vi la fotografía que encabeza estas líneas en una noticia relacionada con la enfermedad, y hoy no había podido volver a encontrarla. Afortunadamente, la han reutilizado para otro artículo, así que la he tomado prestada. ¿Por qué? Porque me ha hecho muchísima gracia esa señora de la izquierda, en primerísimo plano, forrada como si estuviese rodeada de mil virus malignos… pero con la mascarilla dejando al aire la nariz. Que una cosa es protegerse, y otra ahogarse, coñe, dónde vamos a parar.

En fin: feliz apocalipsis. Seguiremos informando.

Varsovia: más fotografías promocionales

Hace unas semanas me acerqué al cine a ver Cerezos en flor, una bonita y triste película alemana ambientada en gran parte en Japón. Leyendo el dossier de la película, me llamó la atención un párrafo de una entrevista a la directora:

Es muy divertido ver que la ficción y la realidad están regidas por el mismo pulso. Es entonces cuando ocurren las cosas más maravillosas. Por ejemplo, en el Mar Báltico queríamos que el tiempo fuera malo para que encajara con el estado emocional de los dolientes. Queríamos cielos grises, mares embravecidos, ese tiempo que suele hacer en el Mar Báltico. Pero cuando llegamos allí nos encontramos con cielos azules, y un aire casi veraniego. Había gente desnuda y en bikini por todas partes. Así que reaccionamos a estas condiciones inesperadas enviando a nuestros dolientes a la playa, vestidos de negros. Y al final fue una decisión mucho más acertada.

Cuando leía esas líneas me acordaba de una situación parecida: la sesión de fotografías que hice al grupo Varsovia para promocionar el concierto que tendrá lugar esta semana en Santander.

[OE]Ya tenía antecedentes fotografiando a esta banda: después de un par de décadas alejados del escenario, había hecho algunas fotos para anunciar su regreso a la actividad en el festival CuVa del pasado diciembre, donde también los capturé en acción.

Ahora se trataba de conseguir una serie de imágenes a usar en cartelería y promoción para un concierto muy especial: en el teatro CASYC de Santander, este jueves recordarán sus grandes temas, presentarán algunos nuevos, y se rodearán de un puñado de amigos (gente de Danza Invisible, Radio Futura, Loquillo y Los Trogloditas, Miss Cafeína…) para redondear así una noche muy ochentera. Plan recomendado para el jueves, sobra decirlo.

Para las fotografías, había algunas ideas en mente ya: aprovechando el pésimo tiempo de comienzos de primavera, teníamos intención de acercarnos a alguna playa desierta, con nubes amenazadoras, ambiente frío… Los componentes del grupo, de negro y en un plano muy abierto era la imagen ideal que queríamos para el cartel.

Al final pasó como en la película de la que hablaba de antes: cuadrar agendas fue complicado, y cuando conseguimos juntarnos todos el mismo día, hacía sol. Mucho. Decidimos ir a una playa más alejada de Santander, para huir un poco de los extras indeseados, pero fue imposible: a pesar del frío, el sol había animado a todo el mundo a acercarse a la playa, y era poco menos que imposible conseguir ese día la fotografía que queríamos.

Hubo cambio de planes: si no teníamos nubes, al menos buscaríamos la soledad; nos dirigimos a la casa de uno de los componentes del grupo, en una zona de Santander que conserva aún su espíritu rural. Allí, tras investigar un poco por sus terrenos, acabamos al borde del mar, en una pequeña cala -esta vez sí- desierta. Aprovechamos para hacer algunas fotografías utilizando como motivo complementario unos cables de audio que les había pedido (para guiar la mirada del primer plano hasta el grupo al fondo) y después buscamos algún escenario más, para dar variedad a la sesión. Suelo ser bastante patoso andando entre piedras y rocas, más aún con la cámara en la mano, pero he de reconocer que finalmente encontramos un rincón perfecto.

No fueron las fotos que queríamos hacer al salir de casa, pero dadas las condiciones del día, el resultado fue más que satisfactorio. De hecho, creo que las imágenes tienen ese aire ochentero (la referencia a El mar no cesa de Héroes del Silencio es inevitable) que viene que ni pintado para la ocasión.

Al final, una sesión curiosa y divertida, unas fotos para el recuerdo y un cartel para la noche del jueves.

Seguiremos fotografiando.

Feliz día de la fotografía estenopeica

Escuchando: The Camera Eye (Rush)

Hoy es el día mundial de la fotografía estenopeica, de las cámaras «sin lente» o pinhole. Esto es, de las cámaras más sencillas y primitivas, aquellas que en lugar de objetivo tienen tan sólo un minúsculo agujero. El año pasado por estas fechas me quedé con las ganas de experimentar un poco, y hoy me ha pillado por sorpresa (no me acordaba de que se celebra el último domingo de abril). Eso sí, he sabido reaccionar: hace unos días me compré un kit en una juguetería para construir una de estas cámaras, y hoy he estado un rato montándola y probándola. Seguramente no salga ninguna de las fotos de prueba, ya veremos al revelar. Pero lo que es indudable es que ha sido muy divertido construir una cámara, aunque sea así de rudimentaria.

Si sale alguna foto, le dedicaré un articulillo al tema…

Seguiremos informando.

Esta mañana, desde la bahía…

Escuchando: Sittin’ on the dock of the bay (Otis Redding)

Sí, hay días que las vistas desde la bahía de Santander son para llenar la tarjeta de la cámara. Hoy tenemos un tiempo radiante, que invita al paseo. Creo que lo haré, de librería en librería. Ya hice alguna compra para celebrar el Día del Libro, pero llegaron por anticipado. Curiosearé por si cae alguno más hoy…

Seguiremos leyendo.

PD: Por supuesto, felicidades a todos los libros, Jordis y Jorges.

Kowasa: libros de fotografía

Hoy, Día del Libro, es el momento ideal para recuperar una de las historias que tenía pendiente dejar caer por aquí. En mi visita a Barcelona del mes pasado la vena consumista estuvo bastante moderada, pero sí que pasé (un buen rato, además) por una librería que me había recomendado Borf hace tiempo.

Kowasa es una librería especializada en fotografía. Venden mucho por Internet, por lo que parece, pero sobra decir que entrar en su establecimiento de Barcelona es toda una experiencia. En la planta baja no caben más libros: estanterías desde el suelo hasta el techo con todo lo que un fotógrafo de librería de provincias pueda soñar. La primera planta tiene más libros, sala de exposición y sus oficinas.

[OE]Me pasé allí media mañana pero podría haber estado una semana curioseando. Aparte de libros sobre cualquier fotógrafo conocido o desconocido (para mí), tienen abundante material técnico, incluso ordenado por modelos de cámara, algo que no había visto nunca.

Tengo aún unos cuantos libros de fotografía pendientes de leer, o de terminar, así que fui sensato. Ahora que tengo localizada la tienda, ya sé dónde volver a buscar… y tampoco era plan de sumar kilos a la maleta, que no tenía intención de facturar…

Tampoco salí de allí con las manos vacías, claro: me llevé un libro (había varios sobre el tema) dedicado a la fotografía de bodas, me llamó la atención porque lo enfocaba de manera moderna y original. En breve me meteré con él, que este verano tengo al menos una boda a la vista que me pasaré cámara en mano. Ya he hecho unos cuantos reportajes (creo que con bastante éxito, modestia aparte, aunque ayudaba el que casi siempre los protagonistas buscasen algo distinto), pero nunca está de más coger ideas nuevas con las que practicar…

Cuando vuelva a Barcelona, repetiré la visita a Kowasa. Y dejaré siempre a mano su página web. Muy recomendable…

Seguiremos fotografiando.

Con orden y sin concierto

Escuchando: Sex is not the enemy (Garbage)

Curioso revuelo el que ha llevado una noticia de Cantabria a los titulares nacionales. El asunto es sencillo: una institución que recibe una subvención del gobierno regional incumple uno de los principales requisitos para beneficiarse de ella, ergo esa ayuda se elimina. De cajón, ¿no?

Pues no: desde hace unos días no se oyen más que vestudiras rasgadas. La institución es un colegio. Un colegio privado, del Opus, para más señas. La subvención es el concierto que tiene desde hace años, mediante el cual recibe fondos del gobierno a cambio de ofrecer educación gratuita (que al final nunca es tal: siempre hay cuotas semi-voluntarias, semi-obligatorias por actividades extraescolares, donativos o desgaste de patios).

El requisito que se incumple es bien sencillo: no discriminar por razones de sexo. Y como resulta que en ese colegio sólo admiten niños, a los que enseñan sólo profesores varones (las niñas van a un colegio anexo, otro, bien separaditas) no sé muy bien a qué viene tanta discusión.

Nuestro presidente, Revilluca, muchas veces habla más de lo que debe, o donde no debe. Pero en este caso, su carácter campechano ha servido para que lo deje más que claro, transparente: «Si tienen interés en que haya concierto, acogerse a esta condición que exigimos no creo que sea tanto problema, salvo que sea una cuestión ideológica rara«.

Es un ejercicio curioso leer los comentarios a las noticias relacionadas con el asunto: cacicada, cruzada contra el Opus, limitación de libertades… ¿pero estamos locos o qué? Cada cual que lleve a sus niños al colegio donde quiera… para que aprendan. Si lo que se quiere no es eso, sino adoctrinarlos, entonces tendrá que pagarlo de su bolsillo. El dinero del estado tiene que servir para que todo el mundo tenga acceso a una educación, no para financiar sectas por encima de las reglas del juego.

Que conste en acta que quien escribe estas líneas fue a un colegio privado, religioso y concertado. Y durante toda la EGB, sólo fui a clase con niños. En BUP el colegio se hizo mixto, cuendo teníamos una edad muy mala para esos sustos. Una educación diferenciada por sexos puede ser interesante para ciertas ideologías que no comparto, pero no me parece nada sano. En absoluto, y al contrario: creo que es el germen de comportamientos sexistas y machistas. Esos niños tendrán profesoras y compañeras en la Universidad. Y posiblemente, una jefa en la empresa en la que trabajen en el futuro. No creemos traumas innecesarios desde la infancia. O bien, si hay padres que quieren hacerlo, insisto, que se paguen ellos el capricho.

El colegio Torrevelo recurrirá la decisión, y piensa usar todos los recursos legales que estén a su alcance para recuperar su concierto, y además que se lo concedan también al colegio de niñas. Interesante, veremos a ver si el sentido común se mantiene, o alguien da su brazo a torcer.

Seguiremos informando.

Legalización

Escuchando: Easy (We Are Standard)

Aún quedan unas horas, por si hay algún usuario de Mac interesado. Ayer compré un paquete de aplicaciones, a precio de oferta, en la página web de MacHeist. Si nos quedamos sólo en las cifras, es muy tentador: pagué unos 30€ por una serie de programas que en teoría, y sumando el precio de cada uno de ellos por separado, tienen un valor total cercano a los 1000$. No está mal.

En realidad, sólo por hacerme con la licencia de alguno de ellos ya me merecía la pena, así que creo que ha sido una buena inversión. Y más después de probar alguno de los programas del pack. Todavía no los he investigado todos, pero prometen, son una buena recopilación de software para Mac de desarrolladores independientes.

Además, el 25% de los ingresos se dedican a causas benéficas. Precisamente, durante estos días en MacHeist han ido poniéndose retos (en forma de cifra recaudada para donar) que una vez alcanzados servían para desbloquear aplicaciones a los que hubiésemos comprado el paquete. Si no se llegan a lograr esos objetivos me habría quedado sin alguno de los programas, pero todo ha salido bien. Por eso, en las horas que quedan hasta que cierren la venta, no hay riesgo: uno se lo lleva todo, 14 aplicaciones, y dos más si lo cuenta vía twitter.

Haciendo un repaso rápido, el paquete incluye un gestor de ventas en eBay (con plantillas para crear las páginas, y cosas así), un par de editores gráficos (uno de ellos, Picturesque, lo tenía en una de sus primeras versiones, muy recomendable para aplicar de forma rápida algunos efectos muy 2.0), una aplicación sobre recetas de cocina, un gestor de fotos y capturas de pantalla, una aplicación para tener más control sobre los datos almacenados en los iPhone e iPod Touch, un programa de animación en 3D, una aplicación con la que gestionar y configurar todo tipo de grabaciones de audio en un Mac, un programa para convertir el ordenador en un estudio de realización de TV, un lector de feeds muy vistoso al más puro estilo Mac, una aplicación para gestionar tareas y proyectos, un editor web que promete (Espresso, aún está un poco verde, pero sus desarrolladores son los mismos que han publicado CSSEdit, canela fina, por lo que le voy a seguir la pista de cerca, prometen ser una buena alternativa a Coda, por ejemplo), y un par de juegos… uno de ellos, World of Goo, tiene una pinta estupendísima y un aire a los Lemmings que gustará a los más veteranos.

Como decía antes, a todo esto se podrá sumar, twitter mediante, un juego más (con pinta de violento, aún no lo he instalado) y Delicious Library 2, una base de datos muy visual con la que organizar las colecciones de discos, libros, películas y lo que se tercie… usando incluso la cámara integrada del ordenador como lector de código de barras. Realmente hace honor a su nombre, y es una delicia usarlo, uno de esos programas que hacen que ser usuario de Mac sea otra cosa. Ya sólo por legalizar mi licencia de esta aplicación, doy por bien invertido el gasto.

Lo dicho: por si hay algún interesado más, que sepa que quedan, ahora mismo, 18 horas antes de que termine la oferta. Merece la pena, al menos como usuario. Otro asunto sería investigar si los desarrolladores se ven realmente recompensados por todo esto. Imagino que reciban una tarifa plana por todas las licencias que pueda vender MacHeist… y llevan unas 72,000. Ahí es nada.

Seguiremos informando.

PD: Ah, y en cualquier caso, cualquier que pase por la página de MacHeist puede llevarse gratis, de recuerdo, EventBox: una pequeña aplicación con la que acceder de forma conjunta a la información de varias redes sociales (facebook, twitter, flickr) y canales RSS (Google Reader incluido). Parece útil.