Con orden y sin concierto

Escuchando: Sex is not the enemy (Garbage)

Curioso revuelo el que ha llevado una noticia de Cantabria a los titulares nacionales. El asunto es sencillo: una institución que recibe una subvención del gobierno regional incumple uno de los principales requisitos para beneficiarse de ella, ergo esa ayuda se elimina. De cajón, ¿no?

Pues no: desde hace unos días no se oyen más que vestudiras rasgadas. La institución es un colegio. Un colegio privado, del Opus, para más señas. La subvención es el concierto que tiene desde hace años, mediante el cual recibe fondos del gobierno a cambio de ofrecer educación gratuita (que al final nunca es tal: siempre hay cuotas semi-voluntarias, semi-obligatorias por actividades extraescolares, donativos o desgaste de patios).

El requisito que se incumple es bien sencillo: no discriminar por razones de sexo. Y como resulta que en ese colegio sólo admiten niños, a los que enseñan sólo profesores varones (las niñas van a un colegio anexo, otro, bien separaditas) no sé muy bien a qué viene tanta discusión.

Nuestro presidente, Revilluca, muchas veces habla más de lo que debe, o donde no debe. Pero en este caso, su carácter campechano ha servido para que lo deje más que claro, transparente: «Si tienen interés en que haya concierto, acogerse a esta condición que exigimos no creo que sea tanto problema, salvo que sea una cuestión ideológica rara«.

Es un ejercicio curioso leer los comentarios a las noticias relacionadas con el asunto: cacicada, cruzada contra el Opus, limitación de libertades… ¿pero estamos locos o qué? Cada cual que lleve a sus niños al colegio donde quiera… para que aprendan. Si lo que se quiere no es eso, sino adoctrinarlos, entonces tendrá que pagarlo de su bolsillo. El dinero del estado tiene que servir para que todo el mundo tenga acceso a una educación, no para financiar sectas por encima de las reglas del juego.

Que conste en acta que quien escribe estas líneas fue a un colegio privado, religioso y concertado. Y durante toda la EGB, sólo fui a clase con niños. En BUP el colegio se hizo mixto, cuendo teníamos una edad muy mala para esos sustos. Una educación diferenciada por sexos puede ser interesante para ciertas ideologías que no comparto, pero no me parece nada sano. En absoluto, y al contrario: creo que es el germen de comportamientos sexistas y machistas. Esos niños tendrán profesoras y compañeras en la Universidad. Y posiblemente, una jefa en la empresa en la que trabajen en el futuro. No creemos traumas innecesarios desde la infancia. O bien, si hay padres que quieren hacerlo, insisto, que se paguen ellos el capricho.

El colegio Torrevelo recurrirá la decisión, y piensa usar todos los recursos legales que estén a su alcance para recuperar su concierto, y además que se lo concedan también al colegio de niñas. Interesante, veremos a ver si el sentido común se mantiene, o alguien da su brazo a torcer.

Seguiremos informando.