Que se te va a caer…

Escuchando: Crash (Primitives)

Ya me parecía a mí que ese ruido de cristales era un poco raro, por mucho que se oiga sonido de obras en la fachada del edificio. Algún Manolo o Benito ha venido de desayunar hoy con las manos manchadas de mantequilla…

Seguiremos informando.

Salamandras, reflejos, balanzas de papel y fotografías

Escuchando: Balanza de papel (Salamandra)

Después de unas semanas, por fin tengo listas las fotografías del concierto en el que Salamandra presentaron su nuevo disco, Reflejo. Que sirvan como recuerdo de una gran noche…

Seguiremos informando.

PD: Sobre Animoto, la web que he utilizado para crear el pase de diapositivas que encabeza este texto, ya hablaré con más calma en otra ocasión…

33: con gaitas y a lo loco

Escuchando: Cumpleaños Feliz (Parchís)

Pues sí: hoy he añadido un año más al historial y me he plantado en los 33, ahí es nada. Aunque ayer ya hubo celebración, hoy he seguido con ella… Después de trabajar un poco (no deja de ser lunes, oiga), cualquier excusa me ha valido para distraerme. Por ejemplo: una banda de gaiteros asturianos debajo de casa, inaugurando estatua y festejos… la Alameda de Oviedo, una de mis zonas preferidas de Santander, cumple 175 años y durante unos días habrá todo tipo de actos para conmemorarlo. No es que sea mi barrio, es que siempre lo ha sido, por lo que los recuerdos que tengo asociados a esta Alameda son incontables. Por eso, esta mañana me he mezclado con la multitud (¡mundo viejuno!), entre lluvia, señoras con bolsas en la cabeza, y riñas de paraguas (que no veo, que no me quiero mojar, etc..) y he sacado algunas fotos de recuerdo.

Por la tarde, celebración familiar, hemos preparado merienda en casa y he compartido protagonismo con el pequeño de mis sobrinos. Me han regalado un poco de todo: para poner, para leer, para ver, para jugar… y también para viajar: añado un festival más a los planes veraniegos, esta vez a la sombra de un castillo y coreando las canciones de Love of Lesbian, por ejemplo. Regalazo.

En fin, es hora de ir apagando el ordenador, y de descansar para coger con energía el resto de la semana. Este año viene cargado de días y no se van a disfrutar solos…

Seguiremos informando.

PD: Gracias a todos los que me habéis felicitado… en persona, por teléfono, por mensaje corto, por correo, y también usando ese chivato llamado Facebook 🙂

¡Feliz aniversario, Tetris!

Escuchando: Melodía del Tetris ((Tetris))

Hoy se cumplen 25 años del lanzamiento del juego Tetris, todo un clásico, y uno de mis favoritos e imprescindibles, de siempre. Contra todo pronóstico (meteorológico) no me pasaré la tarde echando alguna partidilla al Tetris en nuestra consola casera, sino vagueando en la playa: hay que aprovechar estos regalos del tiempo.

Queda aplazada la partida para esta noche. Felicidades, Tetris, y a seguir gozando de tan buena salud…

Seguiremos jugando.

PD: De regalo, unas cuantas curiosidades sobre el juego, cortesía de Microsiervos.

José Hierro: una escultura en negativo

Desde hace unos meses, Santander cuenta con una escultura dedicada al poeta José Hierro. Obra de la artista santanderina Gema Soldevilla, está formada por una serie de láminas de acero troqueladas, que al ser observadas frontalmente forman un retrato del escritor.

La imagen que se obtiene se vislumbra más que observarse. Se puede adivinar su rostro, pero de una forma un tanto extraña… un día, visitando la galería de David Goitia, uno de mis contactos en flickr, descubrí el porqué: lo que nos ofrece la escultura es un ingenioso negativo del retrato. Hace unos días pasé por delante con la cámara en la mano, e hice alguna fotografía para jugar con ella en casa. Aquí dejo el proceso que he seguido para desvelar el retrato en positivo.

En primer lugar, partimos de la fotografía de la escultura tal y como se ve a simple vista:

Se observa claramente el contorno de la cabeza, pero los rasgos aparecen muy oscuros y poco reconocibles. Si se trata de un negativo, tan sólo hay que invertir la imagen (con cualquier programa de edición fotográfica) para obtener el siguiente resultado:

¿Curioso, verdad? Vamos a mejorar un poco el método, para invertir sólo la escultura y dejar el resto de la imagen inalterada. Para ello, seleccionamos el recuadro correspondiente, y lo copiamos en nueva capa independiente. De hecho, yo lo he copiado dos veces, en dos capas distintas, ocultando una de ellas; luego veremos por qué.

Invirtiendo ahora los colores de la nueva capa que mantenemos visible, se obtiene algo parecido a esto:

Ahora entra en juego esa capa que había ocultado. La voy a utilizar como referencia para igualar los colores que he conseguido al invertir, con los colores originales de la escultura. Un proceso muy sencillo con el que conseguimos un resultado mucho más realista:

Por último, esas zonas de la cara que aparecen en negro, deberían ser más claras (hemos invertido también el paisaje que se ve a través de los huecos de la escultura), por lo que los seleccionamos para ajustar su color, tono, intensidad… hasta dejarlos a nuestro gusto. El resultado final podría ser algo así:

Sin duda, se trata de una escultura muy original…

Seguiremos fotografiando.

Viaje a la Alcarria

Escuchando: Las casas de verano e invierno (Templeton)

Este fin de semana, un poco más largo por ser festivo ayer lunes en Santander, lo he pasado fuera. El destino fue lo de menos en el plan, ya que el objetivo era desde el principio quedar con una amiga de Madrid, así como huir de un Santander con aires de desembarco normando, plagado de policía, militares, aviones, y con más reyes de los que suelo tolerar. Fotogénico quizás, pero demasiado bullicioso y derrochador para los tiempos que corren, y para mi gusto.

El albergue perdido en medio de la nada, en un pueblecito de Guadalajara, demostró tener unos accesos terribles, pero un entorno privilegiado, a orillas del pantano de Entrepeñas. Grandiosas, las vistas. Pasear y perderse por algunos pueblos de la provincia fue igualmente agradable, sobre todo cuando lo hacíamos por la sombra. Terminamos el periplo por Guadalajara en casa de unos amigos, en una visita que supo a poco. ¡Gracias por la hospitalidad!

Con todo, creo que lo mejor de la escapada ha sido la parada que hicimos en el viaje de vuelta. Descubrimos el pueblo de Sepúlveda, en Segovia, un rincón muy bonito, con un parque natural (las hoces del río Duratón) que merece la pena visitar. Por falta de tiempo sólo pudimos pegarnos una caminata de unos 4 kilómetros a orillas del río, pero fue suficiente para decidirnos a volver algún día con más calma… y para abrir el apetito: el lechazo asado al horno de leña con el que repusimos fuerzas es sin duda, otra razón de peso para acercarse por allí.

De vuelta en Santander, oxigenados, mineralizados y vitaminizados, sigue el buen tiempo. Habrá que aprovecharlo mientras dure. Bienvenido, junio. Seguiremos informando.