¿Pero qué ha pasado aquí?

Escuchando: The Emperor’s New Clothes (Bill Bruford’s Earthworks)

Dos años con el mismo diseño era mucho, ya. Esta semana me vino la inspiración, y después de pegarme un par de tardes con ella, éste es el resultado…

Quedan algunos flecos aún por terminar (la imagen de la portada no va a ser siempre la misma, será una elegida al azar de Ojo Espejo, por ejemplo), pero como soy un impaciente de mierda, quería dejar el nuevo diseño listo antes de irme. Espero que les guste. La página se ha quedado con lo básico, con lo justo, con lo imprescindible. Para qué más.

Seguiremos informando, a la vuelta. ¿Irme? ¿vuelta? Ah, sí, que no lo había dicho: mañana me voy a pasar este pequeño puente en algún lugar perdido de nuestra región… albergue, rutas, paseos, paintball… y fotos, que tengo un par de juguetitos nuevos para la cámara que habrá que probar.

Así que sí, efectivamente: ¡hasta la vuelta!

Lleno, por favor

Escuchando: Liquid dreams (Liquid Tension Experiment)

Esta noche era la entrega de premios de un concurso de fotografía al que me había presentado, pero en el que tenía puestas muy pocas esperanzas… especialmente después de ver el nivel de los competidores. El merecido primer premio se lo ha llevado una fotografía buenísima, obra de alguien a quien conocí en un curso. Otro premio se lo ha llevado otro fotógrafo cuyo nombre me suena del palmarés de otros concursos. Aún me queda camino para jugar en primera división; todo se andará.

Lo peor de la noche: la agresiva manera con la que nos hicimos de una mesa. Lo mejor: el concierto que amenizó la ceremonia, tres guitarras que sonaban muy, muy bien. Al final no me enteré de cómo se llamaban, pero mentalmente yo les llamaba la banda de Chris Peterson. Es que era igual. Mención especial a la canción compuesta expresamente para el evento. ¿Qué es la vida, sino un concurso de fotografía?

Hemos terminado comiendo algo en una de las cervecerías más míticas de Santander, la Cruz Blanca, aunque cuesta reconocerla. Es la misma, pero no es igual. El lavado de cara le ha dado un aire mucho más moderno, la verdad es que está genial. Y lo mejor de todo: ¡cañeros en las mesas! Mmmmm, cerveza…. ¡lleno, por favor!

Seguiremos informando.

Conciertos y lugares

Escuchando: Entre el Ebro y Peñavieja (Cahórnega)

Antes de nada: feliz Día del Libro… lean, lean, lean.

Éste está siendo para mí un fin de semana más musical que literario. Llevo un par de días yendo a conciertos, generalmente en sitios insospechados, diferentes, o directamente inadecuados.

El viernes, por ejemplo, acabé en un concierto en una de mis librerías preferidas, con motivo de la celebración (anticipada) del Día del Libro. Paquito y el Serbio Malo. Musicalmente no es que me parecieran nada del otro mundo, pero fue muy divertido, y original… sobre todo por lo pintoresco del lugar.

Después de eso me fui a otros dos conciertos, rock en el auditorio de un conservatorio.

Primero tocaron Los Hermosos Vencidos. No había tenido el placer de verlos hasta ahora, y me gustaron, mucho. Un poco divos, pero se lo pueden permitir: se nota que tienen muchas, muchas, muchas horas encima de escenarios. Sonaron perfectos y se recrearon en todas las poses y tópicos del rock. Contundentes, y muy efectivos. Una pena que todos sus esfuerzos cayeran bajo el escenario donde no había nadie: el público sentado siempre es algo que no pega en este tipo de conciertos.

Y lo mismo les pasó a la gente de Lula, el nuevo grupo de la cantante de Los Romeos. El concierto estuvo muy bien, incluso una persona se levantó a bailar: Juan de Pablos, el de Flor de Pasión (muy simpático, hablamos con él, el 19 de mayo estará pinchando en Santoña)

El concierto de Lula acabó en… entrevista. Qué gente más maja.

Y ayer, cambio de estilo: concierto de folk, pero a lo grande: presentación del disco de Cahórnega, uno de los grupos a los que estuve viendo la semana pasada en aquel festival.

De su concierto no tengo fotos, porque parece que falló la comunicación: supuestamente, el grupo me iba a permitir estar por allí con la cámara, pero me topé con las inflexibles azafatas, acomodadoras, o lo que sean, de la sala (el teatro de Tantín), y no hubo manera. Así que nada, me olvidé de la cámara y disfruté de la música (paso de llevar la cámara grande, y estar escondido en la butaca robando fotos: las cosas o se hacen bien o no se hacen)

¿El concierto? Genial. El sonido de la sala era muy bueno, y el ambiente muy festivo… incluso la gente se levantaba de sus butacas a bailar (hasta que llegaban las amigas acomodadoras a impedirlo, claro)

Y lo mejor: el momento en que, por sorpresa, desde la parte de atrás del teatro entró una banda de gaiteros asturianos, que recorrieron la sala hasta situarse bajo el escenario para acompañar a Cahórnega. Impresionante, sin duda.

Una noche especial, que terminó con los gaiteros en la calle, entre el tráfico, mientras el público los rodeaba y los aplaudía. Eso sí, siempre acompañados de las acomodadoras, nuestras amigas, para que despejásemos la zona. Un encanto, fueron la única pega de la noche…

He subido a Peñavieja, y no he visto la frontera,
Qué si gaita Asturiana, qué si Cántabra o Gallega…

Seguiremos informando

Cuento sin principio #16

Escuchando: Help me warm this frozen heart (Piano Magic)

Cansado de intentar hacerse oír, se quedó escuchando una conversación que no entendía, y acabó colgando el auricular, en silencio. Nadie se dio cuenta.

Se acercó al rincón, y recogió su corazón; lo levantó y limpió lo mejor que supo las huellas de palabras afiladas. Entornando los ojos, apenas se apreciaban las marcas.

Decidió dejar de entornarlos.