Escuchando: A secret place (Yann Tiersen)
Ha sido un fin de semana completito, con concierto, sesión de Mazingert Z, muchas cañas, rabas, reuniones con amigos, cumpleaños, y una reconfortante visita al teatro.
Fue el viernes cuando Javi me recomendó el espectáculo. Esa misma tarde compramos las entradas, y el sábado por la noche pudimos comprobar cómo la familia Chaplin lleva aún el arte en las venas. El Oratorio de Aurelia fue una evasión en forma de sueños, acrobacias, títeres, mundos muy personales y del revés. Fantástico, hermoso, original, sorprendente, emocionante, fue un espectáculo del que salimos desbordantemente satisfechos.
Tendremos que prestar más antención (aún) al programa del Palacio de Festivales (donde siguen expuestas mis fotos, por cierto), para que una joya como la de ayer no se nos vuelva a pasar desapercibida. Y es que por el mismo precio de una cerveza y un par de copas, o de una entrada de cine con sus palomitas y bebida, uno tiene la posibilidad de entrar en mundos realmente mágicos. No es un mal canje.
De momento, el próximo domingo volveremos a visitar otro teatro, para que nos expliquen, sin películas, en qué consiste El Método Grönholm.
Seguiremos informando.