La ganadora fue la II

Escuchando: Hidden camera show (Tom McRae)

¿Hacía dónde salimos corriendo tras la comilona de ayer? A Los Corrales de Buelna, a la entrega de premios del concurso de fotografía, claro.

En mi línea: a pesar de haberlo leído un par de veces en el periódico, no me acordaba de dónde era el acto… ¿un teatro? ¿el Ayuntamiento? ¿la Casa de Cultura? Ni idea.

Lo descubrimos con el tiempo justo, y cuando por fin lo encontramos, bajamos las escaleras hacia la sala en cuestión, y escuchamos…

«Tercer premio, para Fulanito» (aplausos)

(ah, vale, menos mal, aún van por el tercero, justo a tiempo)

«Cuarto premio para Menganito» (aplausos)

(¡mierda!)

[Roberto se acerca sigilosamente a los repartidores de premios, y disimuladamente, y por la bajo, dice: psss…. pssss, aquí, que yo soy el primero]

«Primer premio para Roberto Ortiz» (aplausos)

Y así, tomé posesión del trofeo (veáse la foto) y de un sobrecito, y me invitaron a posar junto al resto de premiados… en mi caso luciendo mis mejores galas después de un día resacoso de excursión, camiseta de Kukuxumusu incluida. Lo dicho, en mi línea.

Allí tenían expuestas las más de doscientas fotografías presentadas al concurso, y lo que más me gustó fue comprobar que había mucho, mucho nivel. Había imágenes muy buenas, la que se llevó el segundo premio me pareció buenísima. Pero no seré yo quien discuta el fallo del jurado.

Tras la entrega de premios, una sesión de cañitas y charlas, vuelta a casa y fin de fiesta. Estuvo bien.

Seguiremos informando.

PD: Y sí, la foto ganadora fue la II

Aquí comando Alfa llamando a comando Beta

Escuchando: A Forest (The Cure)

Nueva excursión, ayer… estuvimos por la zona de Ucieda, dando paseos por parajes boscosos en los que el otoño aún no hace más que asomarse tímidamente. Una pena, habrá que volver en unas semanas.

Yo no tenía mi día más inspirado ni para patear ni para hacer fotos: la noche del viernes fue una de esas en las que se queda para tomar una cervecita, y se acaba… se acaba como se acaba… Y así andaba yo el sábado.

En cualquier caso unas cuantas fotos sí que cayeron (incluyendo una incomparable sesión al siempre expresivo byfed) y además estrené algo que mi hombro derecho me agradeció profundamente: mi nueva mochila para la cámara. Qué diferencia, la bolsa para el hombro que tengo está bien para un rato, pero no para pasar todo e día con ella colgada. Mucho mejor ahora…

Tras las caminatas, como siempre, tocó reponer fuerzas. O cogerlas para el próximo mes, porque el festín carnívoro que nos metimos entre pecho y espalda (incluso yo, resaca menguante) fue antológico. Alguno debe de estar aún haciendo la digestión.

Y después de la comida, los chupitos de orujo y la sobremesa, de nuevo a los coches, para ir corriendo a…. bueno, eso ya lo contaré en otro mensaje…

Seguiremos informando.

PD: Lo de tener unos walkie talkies cuando se viaja en dos coches, o se divide la expedición, da mucho juego. Mucho, mucho.

Que no es poco

Escuchando: House of the rising Sun (Toto)

Truco para fotógrafos perezosos: en lugar de despertarse temprano para sacar fotos al amanecer, esperar a que amanezca a la hora en la que uno se levanta normalmente.

Hoy, por ejemplo.

¿Cuál habrá sido la afortunada?

Escuchando: Winners (K’s Choice)

Vaya mañanita curiosa que llevo. Desde hace cosa de una hora y pico casi no me consigo quitar la sonrisa; desde que me han llamado por teléfono para comunicarme que me he llevado el primer premio (en modalidad de fotografía individual) del concurso de las Guerras Cántabras.

😀

No me han sabido decir cuál de las cuatro que presenté ha sido la afortundada, mañana en la entrega de premios me enteraré. A mí la que más me gusta es la borrosa sin cabeza, pero he oído opiniones para todos los gustos… ¿qué os parece a vosotros? ¿cuál creéis que habrá sido la afortunda? (en grande aquí: I, II, III, IV)

La respuesta, mañana…

En fin. Creo que ya he alimentado mi ego bastante por hoy. Así da gusto empezar el día… o continuarlo, más bien; lo he empezado sacando más fotos. Pero de ésas hablaré en otro momento…

Seguiremos fotografiando.

Os dije que era mejor invitar a la Letizia

Escuchando: Into the lens (Yes)

Infanta. A ver. Que no. Que eso no es el parasol del descapotable. Es la pantalla. Estas cámaras son en formato digital y tal. Y si Sony presenta en Sonimag una cámara cuya principal ventaja frente a las réflex, es que se puede encuadrar usando cómodamente la pantalla, queda muy feo que les haga el ídem, por mucha Infanta que se sea, y por muy gracioso que sea mirar a Iñaki por al agujerín.

Digo.

Fuente: El Diario Montañés

Las cosas de la memoria

Escuchando: Strange Deja Vu (Dream Theater)

Hace un año partía solo, con mis nubes, hacia una isla, pensando en ti…

Eso de borrar los recuerdos, así, de un plumazo, de un día para otro, sólo pasa en las películas. Una lástima.

Y es que la memoria tiene sus cosas. Tengo amigos de toda la vida, y a veces no me acuerdo de su cumpleaños, a pesar de tenerlo apuntado en mil sitios.

Del tuyo no me olvido, en cambio. Mierda de memoria selectiva.

Una cosita más…

Escuchando: Hyperballad (Björk)

Agárrense los machos. Apple convoca a los medios para una presentación de «algo» el día 12 de Octubre… se admiten apuestas.

Teniendo en cuenta que la mitad de sus distribuidores están sin existencias de ordenadores, es más que probable que nos encontremos con algún nuevo y sorprendente equipo….

O también es posible que se materialicen los rumores de un iPod que reproduzca vídeo…

Quién sabe, son los magos del golpe de efecto.

En cualquier caso, y para ir ganando tiempo: ¡Yo lo quiero! ¡Quiero comprarme uno!

Seguiremos informando.

Fuente: faq-mac

Piedras

Escuchando: Thick as a brick (Jethro Tull)

La conoció y se enamoró de sus ojos verdes. Tendrás el más hermoso de los hogares, le prometió él. Y partió.

Una semana más tarde, ella recibió un pesado paquete. Al abrirlo, encontró una piedra y una breve nota: te enviaré una piedra, la mejor, de cada una de las ciudades que visite, construye con ellas tu hogar, te quiero.

Cada semana, un nuevo paquete, una nueva caja, una nueva piedra, una nueva nota: te quiero, volveré.

Por fin, él pudo regresar a su tierra. Habían pasado muchas semanas, y en cada uno de sus días soñó con contemplar el hogar que había ayudado a construir.

Al llegar, no encontró más que unas piedras pobremente apiladas. Las ventanas sin cristales y las paredes derruidas gritaban que allí no vivía nadie, que las últimas de sus piedras habían servido para destruir en lugar de construir.

Ella vivía en un chalet adosado a otra vida.

Resignado, eligió la mejor de sus piedras y se alejó para construir con ella su propio hogar.