Supongo que mucha gente el pasado sábado se llevo una maravillosa sorpresa. Otros muchos ya sabíamos que un concierto de Morgan es un acierto seguro. Están cerrando su gira y su directo sigue siendo espectacular: una banda engrasada al milímetro, que se divierte sobre el escenario, y con la voz de una Nina que es de otro planeta y emociona por mucho que uno ya se lo espere. Y lo esperábamos. Era nuestro séptimo concierto suyo. Después de ser padres por segunda (y múltiple vez) fueron sus canciones las que nos hicieron planear una primera escapada musical para verlos en Donosti. El primer concierto post-pandemia también fue suyo. Los hemos visto en teatros, en salas pequeñas, en salas medianas, en el Wizink (en formato de lujo), en festivales, compartiendo cartel (con Quique), teloneando (a Fito)… y siempre apetece una más.
Echaremos de menos los discursos atropellados y nerviosos de Nina, sus siempre sinceros agradecimientos, su repertorio que crece y crece. Si los errores nos alejan de casa, sus canciones nos acercan siempre al hogar.
Seguiremos informando.
PD: Lo único negativo de la noche, que han agotado el vinilo exclusivo que sólo vendían en sus conciertos con la grabación del Wizink junto la Golden Family. ¡Quiero una segunda edición! Tenednos informados a los que nos hemos quedado con las ganas en esta recta final de la gira (y que conste que me alegro un montón del éxito de ventas).