Ya sé cómo voy a celebrar mi cumpleaños

Escuchando: Carry On Wayward Son (Kansas)

Los viejos rockeros nunca mueren. Mentira. Vaya si lo hacen. Y como Kansas son rockeros, pero también un rato viejos, mejor no esperar a otra gira para verlos. Desde el 74 dando guerra, he crecido escuchando su música. Hay vida más allá del Dust in the Wind, y Kansas ha grabado en estos años auténticas joyas del Rock, así, con mayúsculas.

Y pese al paso de los años, siguen sacando discos más que notables, manteniendo la formación casi intacta, y sonando tan bien como siempre.

Va a merecer la pena, seguro.

Seguiremos informando…

Interesante reflexión

Escuchando: You not me (Dream Theater)

Leído en Escolar.net:

Otros están de acuerdo en que se equiparen derechos y obligaciones entre parejas homos y heteros pero defienden que se respete el santo nombre y se llame a esa cosa cualquier cosa menos matrimonio. Para los filólogos aristotélicos, los que creen que el nombre es arquetipo de la cosa, habría que recordarles que la igualdad es o no es. «Matrimonio» viene de madre, pero «patrimonio» viene de padre y la etimología no fue excusa para no cambiar la ley franquista que impedía abrir cuentas corrientes a las mujeres sin permiso del padre o el marido. Dentro de unos cuantos años, su postura será tan obscena como si alguien hubiese defendido en Sudáfrica hacer una «ley de negros» en lugar de equiparar a todos los humanos con los mismos derechos sin distinguir por el color de la piel.

Tetris Cabrón

Escuchando: Vermillion (Mercury Rev)

Lo he visto en Microsiervos, y era demasiado tentador para no probarlo. Bastet, o Bastard Tetris. O Tetris Cabrón, entre nosotros. Un Tetris para Linux (y como MacOS X es primo hermano, también vale), en modo consola, sencillo, cutre, normalito… pero…

Pero es un cabrón. El ordenador calcula siempre la PEOR pieza, la que nos viene como el culo, la que no sabemos dónde leches meter. No es un cabrón, es una auténtico hijo de puta.

Y me encanta. Claro.

Seguiremos jugando.

Dicen que el que canta su mal espanta

Escuchando: Prefiero el trapecio (Manolo García)

Dos horas y cuarto sin respiro; un repertorio magníficamente elegido, donde los nuevos temas sonaron potentes, no se echó en falta ningún clásico, y hubo un par de guiños al Último; nueve músicos acompañando a Manolo García, que consiguieron llevar al directo todos los matices de sus discos, y más (A San Fernando sonó como si fuese el manual de la perfecta versión en directo); un escenario con tres pantallas de vídeo, mostrando su universo privado, y la imaginativa decoración marca de la casa; globos de caballitos de mar para comenzar a despedirse; un espíritu de fiesta que acabó con Manolo tirándose encima del público, para desesperación de los de seguridad, que corrieron a rescatarle; un gran, gran concierto.

Y además conseguí colar mi cámara pequeña. El problema es que esa cámara es de todo menos pequeña, así que no las tenía todas conmigo. Pero entré sin problemas, y me pude colocar bastante cerca del escenario, así que esta vez me he llevado de recuerdo, además de la habitual camiseta, una buena colección de fotos

Seguiremos informando.