No suelo tener problemas para encontrar un tema sobre el que escribir aquí. Total, la mayoría de cosas que se pueden leer aquí son (mis) tonterías. Y será por tonterías.
Así, hoy podría hablar de que nuevamente he puesto mi granito de arena para que haya una ingeniera más (¡enhorabuena Cris!)… o de surrealistas conversaciones en tribunales de proyectos; podría hablar de partidos de voley en la playa, con una red que aguanta mal los tirones (tarea imposible encontrar un gancho después de que, al grito de ¡cling! saltase a la arena para mimetizarse con ella para siempre…)
Podría hablar de una ciudad que empieza a vivir su Semana Grande… que como siempre, no lo será tanto, me temo… podría hablar de mi calle cortada, saturada, por culpa de las corridas de toros… o de las casetas con aire andaluz (sic) que como cada año crecen aquí al lado… (pero como ciudadano tolerante que soy, entiendo que sólo es una semana, que son las fiestas, que hay gente a la que le gusta, y me jodo y me aguanto…)
Podría hablar de la ilusión que hace volver a ver el Capitol abierto, con colas, encendido… aunque «sólo» sea teatro, y más que una ilusión sea un espejismo que acabará en unos días…
Podría hablar de llamadas que van, vienen, desde aeropuertos, hacia hoteles…
Podría hablar de lo bien que me lo paso viendo episodios de Futurama en versión original, parando la imagen a voluntad, para poder leer letreros, señales y detalles que generalmente pasan desapercibidos…
Pero al final, todas estas cosas han quedado ahogadas por lo que parece ser la noticia del día. Ha muerto Carmina Ordóñez. Fíjense ustedes. Si alguien me puede resolver la duda que me escriba, y así me entero de qué meritos ha hecho la señora esta para que la noticia haya ocupado la cabecera de algún telediario hoy….
El colmo ha sido la cena, con mi madre viendo en la tele programas de A tu lado está el corazón de verano día a día con salsa rosa por encima. Lamentable. En todas las cadenas había señores de brillante calvicie apellidados Matamoros (o Matamagrebíes, que es más políticamente correcto…) echando mierda sobre la muerte de una persona con todos los vicios asociados a las personas que reciben dinero sin haber trabajado en su puta vida, salvo ejercitando la bisectriz… En todas las cadenas había lágrimas, frases lapidarias («Ha sido un golpe muy seco, muy de dolor»), homenajes, tristeza.
Perdón por la salida de mi moderado tono habitual en mi próxima frase, pero… la televisión es una puta mierda. Es una lacra social, generadora de analfabetos funcionales, de televidentes confortablemente indiferentes ante toda la basura que les escupen a la cara, de pseudosentimientos, de pseudodiversión, de bazofia. Es triste, pero cuando parece que se toca fondo, siempre queda alguien dispuesto a escarbar.
Pero la gente es pseudofeliz así. Allá ellos… a ellos dedico con todo mi cariño la foto de hoy…
Para mí, televisión significa esa caja plateada por donde salen las películas de mi dvd. Nada más. Y de hecho, para desquitarme, he estado viendo una película, que me habían recomendado varias veces, la última hoy por teléfono. Y he hecho caso. Y he hecho bien.
Cleopatra es una película argentina. Eso quiere decir que da igual el argumento, porque sea lo que sea es fácil que se convierta en una historia humana, tierna, con frases para recordar, con miradas para no olvidar, con escenas para ver una y otra vez.
Y asi ha sido. Deliciosa película. Como me habían prometido, me voy a ir a la cama con una sonrisa…
Y me voy a a ir enseguida, que ya se está haciendo tarde….
Una hora menos en Canarias. Claro.
Seguiremos informando.
PD: Ahora tengo tres opciones: hacer lo que debo, hacer lo que quiero… o no hacer nada y sentarme a pensar…