Tres años, ya

Teo

Cómo pasa el tiempo. Nuestro (ya no tan) pequeño Teo ha dejado de ser un bebé grande para convertirse en un niño que hoy cumple años, y éste último la verdad es que no se lo hemos puesto fácil. Después de dos años con papá y mamá, tocó enfrentarse al cole. Poco después, le destronaron en casa dos pequeñas criaturitas que poco a poco le van ganando espacio y tiempo. Hemos dejado atrás chupetes y pañales. En verano ha cambiado el colegio por un campus en otro centro con nuevos amigos y profesores. Y con tanto cambio, sigue alternando sus sonrisas radiantes con sus incansables pataletas, como corresponde a su edad.

Es una lástima que papá y mamá muchas veces no estemos a la altura. Están siendo meses absolutamente agotadores, compaginar a Teo con los dos mellizos es un agujero negro de energía y casi siempre estamos demasiado cansados para lidiar con la rabieta de turno. Además, a la fuerza intentamos hacerle mayor de lo que es, y cuesta aceptar que nos equivocamos riñéndole por no portarse como un adulto. Deberíamos ser nosotros un poco más niños, más a menudo. Pero el tiempo, las fuerzas y la paciencia no son infinitas, desgraciadamente.

Da igual. Nos desespera varias veces al día, pero nos lo comeríamos a besos otras tantas más. Tenemos un hijo que, aparte de guapo a rabiar, está como un roble, es divertido, alegre, cantarín, bailarín y muy charlatán. Es imposible aburrirse cuando está cerca, y sus ocurrencias darían para un libro. Promete además ser un perfecto hermano mayor, el papel que le ha tocado en nuestra pequeña casa de locos. Hoy toca celebrar sus tres años con nosotros. También los tres años que llevamos ejerciendo de padres, intentando hacerlo lo mejor posible mientras vemos cómo el tiempo pasa volando.

¡Muchas felicidades, Teo!

 

De vuelta a la rutina

Thomas

Quedan clausuradas otras navidades. Después de elecciones, loterías, noches buenas, comilonas, cambio de año, quedadas con amigos que vuelven a casa, compras, clima inusual, incendios malditos, encargos, más comilonas, cabalgatas, noches de Reyes y reuniones posteriores para compartir regalos, creo que ya está todo hecho, un año más.

Ya están prácticamente quitados (casi) todos los adornos navideños de casa, y tenemos el salón que parece que nos ha explotado una juguetería. Lo normal. Vivir estos días con el pequeño Teo los convierte en algo un poco más especial, aunque se entere sólo de la fiesta a medias. Eso sí, nos ha salido el chiquillo adicto al roscón. No cabe duda de que lleva nuestros genes.

Y ahora, toca volver a la normalidad. O a lo que sea que hacemos habitualmente.

Seguiremos informando.

 

Un poco de Instagram para cerrar el año

#2015bestnine

Sé que lo tradicional es que publique aquí mi resumen del año en 12 fotografías, una por mes. Pero esta vez he tenido el ordenador reparando, me ha llegado ayer, y estoy todavía reorganizando la librería de fotos. Lo haré, pero hoy no me da tiempo.

Así que para compensar, vamos con una alternativa: las fotos que más han gustado en mi cuenta de Instagram. Gracias a la herramienta de 2015bestnine, he generado este mosaico de resumen. Y está claro quién es el protagonista, aunque lo mantengamos en un discreto anonimato. No se ha llevado fotos ni nada en este 2015.

El año que termina nos ha dejado un poco de todo, pero en general me quedo con la idea de que lo bueno ha sido muy bueno, y lo malo se nos ha pasado enseguida con la siguiente carcajada del pequeño Teo. No le pido nada más al nuevo año que más de lo mismo.

Que tengáis todos una muy buena entrada en 2016. Es un año que promete.

¡Feliz año nuevo!