Festival lesbiano

Escuchando: Marlene, la vecina del ártico (Love of Lesbian)

Este fin de semana lo he dedicado a conocer el festival Sonorama, en Aranda de Duero. Siempre me habían hablado muy bien de él, un festival pequeño, amable y de andar por casa. Habrá sido mala suerte, pero el caso es que me he vuelto con la impresión de que la organización ha fallado más de lo aceptable. Una lástima, aunque es algo que no empaña los grandes momentos de esos dos días de música (tres en realidad, pero nos perdimos el primero).

Aquí dejo algunos de los mejores recuerdos de la escapada. Uno de ellos, sin duda, fue el concierto de The Gift: el último, decían, de una gira de cuatro años. No fallaron, montaron la habitual fiesta (los he visto cuatro veces en un año exacto), gustaron, sorprendieron, y dejaron ganas de más. Habrá que esperar a que vuelvan con su próximo disco.

Otro momento memorable fue, claro está, el concierto de Love of Lesbian, desgañitándome y botando en todas sus canciones junto a mi vecina del ártico. Ellos eran el principal motivo para acercarnos hasta el festival, así que no puedo, ni quiero, ser objetivo. La semana que viene podré volver a disfrutar de su desquiciado directo en Santander (gratis, no se lo pierdan), pero el sábado fue la primera vez que los veía, y eso, créanme, no se olvida.

Mucho comida, buena música, un eclipse de luna, un frío con el que ni volaban los grajos, caras conocidas… ha sido un gran fin de semana, un buen plan con mejor compañía.

Seguiremos informando.

Lo siento por los que se marcharon demasiado pronto

Escuchando: Años 80 (Los Piratas)

Ayer por la noche estuve en el Santander Play Festival, que resultó ser un evento amable, muy divertido y del que salí con una sonrisa de oreja a oreja. Me perdí el primero de los conciertos (El Guisante Mágico) pero llegué a tiempo para el concierto de Iván Ferreiro. Su directo me gustó más que su último disco, pero al final me dejó algo frío. Tras un descanso amenizado por una pequeña sesión del amigo Patrullero, fue el turno de Quique González y su banda, La Aristocracia del Barrio. Conciertazo. Sólo había tenido ocasión de ver a Quique en directo minimalista y acústico, pero en eléctrico y con banda se sale. Su último disco es de lo mejorcito que he escuchado en mucho tiempo, y en directo juega con las canciones, las retuerce y las ofrece al público con una energía que ya quisieran muchas bandas extranjeras consagradas. Bravo por él.

Durante los conciertos de Quique e Iván, muchos esperábamos algún cameo, alguna aparición por sorpresa de uno en el escenario del otro, como ha pasado ya alguna vez… pero no fue el caso. Sus conciertos no tuvieron sorpresa añadida, y tras los bises de Quique, gran parte del (tampoco muy numeroso) público decidió irse a casa. Quedaba aún fiesta: el directo de los cántabros Esterotypo, y las sesiones a cargo de Jesús Ordovás y Mendetz. Sin embargo, muchos optaron por marcharse.

Grave error. Se perdieron lo mejor de la noche. Pero con diferencia.

No era ningún secreto que -raro que es uno- mi principal motivo para asistir al Play Festival era disfrutar del directo, a lo grande, de Estereotypo. Ya comenté en su día cuánto me gusta su música. Fue una lástima que se quedase tan poca gente a su concierto, pero para los que estábamos a pie de escenario aquello fue una fiesta. Energía a raudales, ritmo endiablado, poses, simpatía, actitud, buen sonido y grandes canciones. Ya estaba pensando que me parecía el mejor directo de la noche, cuando de repente apareció por sorpresa (de todos) Iván Ferreiro de nuevo sobre el escenario. Campechano y divertido, se unió a la fiesta de Estereotypo y juntos se marcaron una improvisada, festiva y genial versión de la mítica «Años 80» de Los Piratas. Todos los que se marcharon antes de tiempo se merecieron perdérselo, por no quedarse a animar a nuestros paisanos.

No tengo fotos del momento, porque estaba demasiado ocupado saltando y cantando. A este festival decidí ir sin pases de prensa ni cámaras grandes, pero me consta que unos cuantos amigos que andaban pululando por el escenario tendrán buenas instantáneas de esa pequeña gran sorpresa.

Después de Estereotypo, eso sí, me retiré dejando sobre el escenario a un Jesús Ordovás con pinta de perdido, acompañado de Patrullero, llenando de buena música un Palacio de los Deportes poco poblado, pero con ganas de fiesta.

Qué grandes, Estereotypo. A ver si podemos verlos en el Sonorama. Seguiremos informando.

Actualización: Gracias a Bruno, aquí tenemos un vídeo del tema completo con Iván Ferreiro… ¡Gracias!

Una vez más, un regalo

Escuchando: Music (The Gift)

El miércoles fue uno de esos días en los que todo sale mal, todo se tuerce; lo pasé perdiendo el tiempo que no tenía en tonterías. Después de un día así, lo que pide el cuerpo es una buena forma de desconectar, de volver a cargar las pilas.

Fue fácil, muy fácil.

Tengo la impresión de que estoy enganchado a la música de los portugueses The Gift. No sólo a sus canciones: también a sus directos. En Santander hemos podido verlos tres veces en menos de un año, y no he faltado a ninguna de las citas. Me consta que no soy el único con esta adicción.

Imposible no meterse en sus conciertos, no corear sus canciones, no dejar de saltar. Un directo elegante como pocos, que no deja a nadie indiferente. Esta vez, además, en pleno centro de Santander, en la Plaza Porticada. Un lujo, un auténtico lujo. Como su discografía en vinilo, que vendieron (¡y cómo!) tras el concierto.

Como no creo que vuelvan por Santander en una buena temporada, el próximo concierto lo difrutaré en el Sonorama. Estoy seguro de que volverá a ser un regalo.

Seguiremos informando.

PD: Sólo hice un puñado de fotos del concierto antes de guardar la cámara, pero Sonia sigue igual de fotogénica.

Una fiesta electro-funky

Escuchando: Electro Funky Party (Estereotypo)

Hace ya varias semanas que tengo en mente dedicarles una líneas, y no quiero procrastinarlo más. Es el momento de recomendar un disco. De vez en cuando, en el panorama musical cántabro aparece una banda que me llama la atención. Ahora mismo ese lugar lo ocupan, sin lugar a dudas, Estereotypo.

Los conocí un día mientras estaba pinchando. Se acercaron y nos regalaron una maqueta con cuatro temas, para que los escuchásemos y pusiéramos alguno si nos parecía que sonaba bien. Y lo hicimos: ¡cómo sonaba aquello!

Después los he visto un par de veces en directo: espectaculares. Una máquina de ritmos ante la que es imposible quedarse quieto. Energía pura sobre el escenario, actitud y diversión. Por eso me dio rabia que la presentación de su primer disco coincidiese con el concierto de Tequila y me lo perdí. Enmendé la falta a los pocos días comprando su compacto, que se ha convertido en uno de mis favoritos de este verano.

No puedo hacer otra cosa que recomendarlo. Escuchen cómo suena en su MySpace. Si este disco lo saca alguna pandilla de británicos, estaría en boca de todo el mundo. Pero no, son paisanos, aunque espero que cada vez tengan más ocasiones de asombrar con su directo fuera de nuestra región. Con suerte, quizás toquen hasta en el Sonorama.

De momento, la semana que viene estarán con la cabeza bien alta tocando en el modesto pero interesante Santander Play Festival. Habrá que bailar, será inevitable.

Seguiremos informando.

Una tortuga que optó por creerse lo justo para no convertirse en nada

Escuchando: la marea (Vetusta Morla)

Su disco ha sido uno de los pocos que me ha enganchado últimamente, hasta escucharlo sin parar una y otra vez. Ayer visitaron Santander, dentro de la programación de la UIMP. Gratis y en un teatro pudimos disfrutar del directo de Vetusta Morla.

Uno podría pensar que presentando su primer disco se trata de unos novatos, pero llevan nueve años haciendo tablas en directo, puliendo unas canciones con las que redondear un repertorio corto pero sin fisuras: su concierto no tuvo ni un segundo de relleno.

Si el disco suena bien, el directo es otro nivel. Batería y percusión, dos guitarras, bajo y voz se mezclan con un sonido limpio y contundente. El de ayer fue un recital espectacular, luchando además con la habitual desventaja de tener al auditorio sentado. Por mi parte, cuando comenzó a sonar La cuadratura del círculo no pude más, y acabé pegando brincos en el pasillo. Un par de canciones después, cerraron la noche con el público al completo en pie, bailando y cantando. Bravo por ellos: no sé si su carrera seguirá manteniendo el listón a esta altura, pero ahora mismo es uno de los grupos más interesantes que pululan por el panorama nacional; sin trampa ni cartón.

La marea me dejó arenas de plata
que pondré en el reloj
del tiempo que no pasa.
La marea me dejó islas inundadas
donde atrapar con mi red
una historia de piratas.

La marea me dejó
la piel cuarteada,
la miel en los labios,
las piernas enterradas…

Esta noche van a tocar un Rock & Roll en la plaza del pueblo

Escuchando: ¡Salta! (Tequila)

Este sábado ha tenido un súbito cambio de planes. La idea original era terminarlo en el concierto de Estereotypo (una magnífica banda local con mucho futuro) en Santander, presentando su primer disco. Un plan fantástico. Pero, por difícil que pueda parecer, ha salido un plan mejor. Me han hecho una oferta que no he podido rechazar. ¡Gracias!

Tequila vuelve a los escenarios, este año protagonizarán una gira por todo lo grande, llenarán estadios y congregarán multitudes. Y yo disfrutaré de sus míticas canciones esta noche, en Bilbao, en pequeño comité: en un concierto para poco más de un centenar de personas, ensayo general de la gira.

Hoy abandonaré los 31 (mañana me toca soplar velas) saltando. Todo un lujo.

Seguiremos informando.

Por fin seré lesbiano

Escuchando: La niña imantada (Love of Lesbian)

Parece que se ha terminado de concretar el primer plan para este inminente verano. Esta vez toca huir de festivales mastodónticos y masificados, con luchas de carteles y ofertas que están llegando a extremos grotescos. Ante los grandes males, pequeños y humildes remedios: este año toca visita a un festival más recogido.

En concreto, el próximo agosto estaré en el Sonorama. Una entrada de precio muy razonable (50 euros, con disco de Jet Lag de regalo), que incluye acampada (aunque tiraremos de albergue) , un cartel con mucho artista nacional y un par de reclamos extranjeros, y detalles más que llamativos (almuerzo en las bodegas, por ejemplo).

Y lo mejor de todo: por fin podré ver en directo a mis admirados Love of Lesbian; y en compañía -ahí es nada- de mi niña imantada y de mi vecina del Ártico. Que se prepare Aranda.

No será la única fiesta lesbiana del verano: según su MySpace, su siguiente concierto será en Santander, el 28 de agosto. Habrá que enterarse dónde. Seguro que va hasta mi cuñado Fernando.

Seguiremos informando.

No vino el rey, tampoco me importó

Escuchando: Dulce introducción al caos (Extremoduro)

Ha sido un fin de semana bastante festivo en Santander. Ayer, el fútbol -que es así- sacó a la población a las calles, a celebrar éxitos a los que el Racing nos tiene poco acostumbrados. Siento bastante apatía por el tema, rancio que es uno, pero en cualquier caso enhorabuena a los premiados. Aunque, eso sí, uno ya duda de su memoria: ¿no había cambiado nuestro Ayuntamiento sus ordenanzas hace no mucho para prohibir el asalto a las fuentes incluso en caso de celebraciones deportivas? Un día, es un día, supongo…

Personalmente, me quedo con otro éxito: el del sábado, con tintes musicales. Se hace raro que un grupo elija nuestra ciudad para comenzar su gira, y más cuando se trata de un regreso bastante esperado. Y sin embargo, es lo que ha hecho Extremoduro. Su vuelta a los escenarios viene además precedida de un tema, adelanto de su nuevo disco, que no sólo suena bien, suena muy bien. Canción, que junto con el resto de sus -ya, sin duda- himnos, consiguió que la expectación para el concierto fuese enorme: todas las entradas agotadas días antes, con el consiguiente llenazo absoluto el sábado.

Cerca de nueve mil personas en el Palacio de Deportes es algo digno de ver. Pocos han conseguido llenar así, y Extremoduro se añade a la lista de forma contundente. Por una vez, Santander sale de su letargo y pereza habitual ante citas musicales distintas a las propuestas por las radiofórmulas o los programas de televisión de moda. Esperanzador.

El concierto estuvo muy bien: más de dos horas de rock sucio, sudoroso, de empujones y bailes, de frases políticamente incorrectas, de calor, de estribillos memorables. Si hay que ponerle un par de pegas al grupo, es fácil encontrarlas: que Robe no se despiste con las letras, y que Uoho -a la guitarra- intente terminar los conciertos de una forma más digna; o que al menos parezca que sabe guardar la verticalidad. Detalles que no empañaron un concierto francamente divertido. Hubo otras cosas que sí me lo empañaron un poco: es lamentable que haya gente cafre con tan poca educación como para arrancar un asiento y exhibirlo como trofeo, o para ensañarse con las paredes. A gente así deberían pillarla con las manos en el desaguisado, y hacérselo pagar bien caro. Gentuza.

En fin: larga vida a Extremoduro (o lo que duren, a este ritmo), y viva el Racing, que es lo que toca hoy.

Seguiremos informando.

He grabado una cinta

Escuchando: The Wombats (Le’s dance to Joy Division)

Hasta que tenga tiempo de grabar una sesión con calma y en condiciones (mi Podomatic anda cubierto de telarañas) he encontrado una solución intermedia: grabar una cinta con algunas canciones. Bueno, más o menos.

En una versión modernizada (pero igualmente cuidadosa) de mi tocayo, he preparado una pequeña recopilación de canciones que me rondan por la cabeza estos días, y que casi seguro sonarán mañana viernes en mi sesión del Metropole

Es sencillo y divertido esto de Muxtape. Le falta el toque añejo de separar los temas en cara A y cara B, pero me gusta, aún así. Tanto como esta colección de reliquias en forma de casettes (de donde he tomado prestada la imagen que encabeza estas líneas). Cuántos recuerdos.

Seguiremos escuchando.