Espejos frente a frente

Escuchando: Universos infinitos (Love of Lesbian)

Ahora dicen que hay muchos más universos
infinitos
como el nuestro,
dime si no es para volverse loco,
¿no te sientes más pequeño?

Dos espejos frente a frente crearán
cien mil caras que observar.
Puedo que alguno de ellos sea el real,
lo tendré que investigar…

Fotografía inédita rescatada para la ocasión, una imagen tomada en uno de nuestros habituales momentos de madurez y seriedad (correteando como chiquillos por un laberinto de espejos en el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia), y que me viene que ni pintada para la ocasión: mis idolatrados Love Of Lesbian volverán a Santander, y hay que difundir la noticia. Será el 11 de diciembre, en la sala BNS. Recomendados. Mucho. No defraudan. Fiesta asegurada.

Por si alguien aún no los conoce, dejo aquí de regalo su último y precioso videoclip, la historia del Amante Guisante que cuentan en su canción Te Hiero Mucho.

Seguiremos informando.

Vetusta Meyers

Escuchando: Luces de neón (Lori Meyers)

El segundo y último día del festival de Santander dejó mejor recuerdo que el primero. Al menos los grupos sí tocaron y cantaron de verdad, sin trampa ni cartón. Toda una mejora. Aquí va una pequeña crónica salpicada de fotos hechas con mi cámara de emergencia, a la que se le pueden pedir favores pero no milagros.

La tarde comenzó al sol, con la primera sesión de los djs del día: Ramón & Cajal. Llegar a la campa de la Magdalena y verlos pinchando en su pequeño altar con una foto enmarcada de la familia Monster, y vinilos de Tennessee y el Boom 3, fue de lo mejorcito de toda la noche. Su selección musical, sobra decirlo, divertidísima.

El primer concierto de la jornada fue el de Lori Meyers. Gran comienzo: sonaron muy bien, estuvieron muy cercanos, y terminaron invitando al escenario a sus amigos de Vetusta Morla. Primeros ataques de histeria del día entre el público. Sólo salieron a hacer unas percusiones (todos, eso sí, escenario super-poblado), pero estuvo muy bien el detalle. La cosa comenzaba bien.

Después, turno del grupo cántabro Band Dessiné. No los conocía, pero sonaron bastante bien. He de reconocer que aproveché la mayor parte de su tiempo para labores logísticas (hamburguesa fuera del recinto, visita a los baños, etc.) por lo que tampoco puedo ser muy objetivo. Me llamó la atención, por cierto, la imagen de su baterista proyectada sobre la parte de atrás del escenario.

Después llegaron los Charlatans. Tienen grandes temas, y recordaba un buen concierto suyo en el Summer Festival de hace unos años (el festival de este fin de semana ha sido un deja vú de directos pasados). Sin embargo, ayer los encontré sobre el escenario un tanto desganados, a medio fuelle. Su cantante se movía a cámara lenta y sólo el final instrumental de su concierto me dejó buen recuerdo. Pse.

Nueva sesión de Ramón & Cajal, con la que nos pegamos unos bailoteos a pie de escenario, y fin de fiesta con el concierto más esperado por muchos: Vetusta Morla. Para mí era la cuarta vez que los iba a ver, y la anterior (en Galicia) me habían acabado saturando un poco. Ver tres veces el mismo directo con muy pocas variaciones y tirando de los mismos recursos para cerrar, me acabó aburriendo un poco. Es cierto que luego metido en harina sus canciones suenan muy potentes en concierto, pero ayer iba con cierto recelo. No era así para otra mucha gente: fueron con diferencia el grupo con mayor tirón y la expectación era palpable.

Qué curioso resulta ahora echar la vista atrás: hace un año tocaron en el teatro del Paraninfo de Las Llamas, con el mismo disco bajo el brazo, y apenas consiguieron llenar una sala pequeña. De hecho, el respetable estuvo pegado a sus butacas hasta que en los bises nos levantamos cuatro a dar unos saltos. Para salto el que han dado ellos este año.

Me sorprendieron, ayer. Gratamente, además. Cambiaron el repertorio, incluyeron más temas nuevos, alguna rareza, y evitaron recrearse en los coros del público de Sharabbey Road, recurso que a fuerza de repetir se les ha terminado por ir de las manos. En lugar de hacer cantar el público (que lo hizo de todas formas) invitaron a corear con ellos a Lori Meyers: favor devuelto, y un gran momento de la noche.

Cerraron con el que me parece su tema más potente: La cuadratura del círculo (y no la cuadrícula, como gritaba algún fan que oía campanas), que en directo suena fantástica. Pocos fueron los que no botaron con ella. En resumen: dieron un gran concierto. Fueron los grandes triunfadores del festival, quién se lo iba a decir hace un año.

Ha sido un festival de andar por casa, interesante, con grandes momentos y otros para olvidar. La organización ha estado lastrada por errores de festival primerizo (hay que gestionar mejor las pulseras, las acreditaciones, hay que poner más baños, hay que ofrecer más variedad para comer, y las papeleras son necesarias, aunque las use poca gente) pero si salen las cuentas (que habrá que verlo) y el año que viene se mantiene la oferta, repetiré. Los 20 euros de la entrada (que es un regalo, a ese precio) han estado bien invertidos.

Seguiremos informando.

Un festival lleno de trucos

Escuchando: Think outside the box (Estereotypo)

Ayer comenzó el festival Santander Amstel Music, la propuesta más independiente (y no lo es tanto) del ayuntamiento para las fiestas de nuestra Semana Grande. Fue una primera jornada llena de trucos. Los cuatro grupos que actuaron tuvieron una componente bailable más que acusada, por lo que llevar alguna base o detalle grabado fue lo habitual. Aunque a alguno se le fue la mano.

Comenzaron Cycle. Me los había perdido en Bilbao, pero aquí repitieron el show (y la China también el vestido: estoy seguro de que después de cenar no le volvía a entrar, de ceñido que era). Bases grabadas y remezcladas por David Kano, el nuevo cantante dándolo todo (aunque las del primer disco no me convencieron) y la China montando su numerito, poniendo morritos y moviendo el cucu. Estuvo bien.

Después vinieron los paisanos de Estereotypo, en un escenario pequeño que se les quedaba ídem. Algunas bases grabadas también (sólo son 3, pero sin trucos ya suenan como 10), sus grandes canciones de siempre, algunas nuevas y mucha actitud sobre el escenario, cuidando los detalles al máximo. Muy grandes, los mejores y los más auténticos de la noche.

Luego salió Fangoria al escenario grande. Buen momento para comer algo, aunque elegimos mal: los bocadillos recién descongelados marca Knorr (leáse a lo Chiquito, y húyase de ellos) sólo estaban un punto por encima de puta mierda. El puesto de Tele Pizza o los chiringuitos del exterior del recinto serán hoy mejor opción.

Sobre Fangoria: no me gustan demasiado, sólo algún tema suelto. Montaron mucho espectáculo, con un escenario en varios niveles, bailarines… y un corista con voz muy parecida a la de Alaska, que cantaba por ella mientras la diva iba medio ahogada y hacía lo que podía. De lejos daba el pego, pero me dijeron que de cerca era un pelín vergonzoso. El momento más animado de su concierto fue cuando cantaron Mil campanas, de la época de Alaska. Tiene que joder (hizo un comentario al respecto) llevar no sé cuantos discos como Fangoria, y que la gente sólo se anime de verdad con las reliquias.

Después de un poco de música a cargo de los DJs de la noche, llegó el momento más esperado (por mí), el concierto de los franceses Rinocerose. Guardaba un gratísimo recuerdo de cuando actuaron en el Santander Summer Festival hace unos años, y ahora venían presentando un disco nuevo que suena francamente bien. Eso sí, iba avisado: alguien con mucho criterio nos había dicho que en el FIB llevaron mucho, mucho, mucho grabado. Se me hacía difícil de creer, pero efectivamente, en Santander fue evidente. Desde primera fila, y por mucha ilusión que se le pusiera, aquello no se sostenía: coros y gritos de los solistas que sonaban cuando no movían la boca, baterías sonando por encima de una base grabada, acordes de guitarra sin mover los dedos…

Vale que algo hicieron, que algo tocaban, y que no todas las voces estaban grabadas… pero los trucos fueron tantos y tan evidentes que resultó un concierto muy decepcionante. Llegó un momento en que no nos creíamos nada. Bu.

Fue el final de la noche, con anécdota surrealista incluida: cuando íbamos con unos amigos hacia su coche, un chaval que estaba cerca de la playa bebiendo nos preguntó (a cuatro individuos con las manos en los bolsillos) una frase que haremos nuestra a partir de ahora:

Oye, ¿no tendréis un hielo?

En fin. Hoy más. Seguiremos informando.

Depedro, a la magia

Escuchando: Como el viento (Depedro)

Esta mañanita te has vestido de felicidad,
como todos los días, desde que te veo caminar.
Siempre luchando entre toda esta mediocridad.
Siempre aguantando a los que te quieren pisar.

Sólo contigo.
Solo soy feliz si yo te miro,
basta tu aliento para que me sienta como el viento,
como el viento que mece mi cuerpo.

Ayer por la noche, un pequeño lujo, gratis y en el centro de Santander: concierto de Depedro. Jairo Zavala y sus músicos presentaron sobre el escenario las canciones que han gestado junto a miembros de Calexico, y que forman parte de uno de un disco precioso e imprescindible.

Hubo gente, aunque no tanta como la que se acercó a ver a los siguientes en subirse al escenario. No eran los de verdad, pero a la gente le daba igual. Creo que hasta les pidieron autógrafos. Ver para creer.

Seguiremos festejando.

En Bilbo y en directo

Escuchando: Every you, every me (Placebo)

El fin de semana ha sido largo, y muy musical… como era de esperar, habiendo festival de por medio. Tres días de conciertos en el monte Kobeta, en Bilbao, dan para mucho, aunque se vaya a un ritmo bastante relajado: los conciertos de primera hora de la tarde nos los perdimos por cuestiones de horario o por cambiarlos por paseos, pintxos y compras por el Casco.

El jueves llegamos al concierto de Editors (muy buenos, como siempre, y con temas nuevos… una pena verlos siempre de dia -tres veces llevo ya- ) y comprobamos lo fácil es que meterse en una maraña de 18.000 personas fuera de tu ciudad y encontrarse una cara conocida cada media hora.

La noche terminó con el concierto de Depeche Mode, espectáculo asegurado. Quizás me gustó más el directo que vi de su gira anterior (tampoco se puede comparar un concierto al viejo estilo con una actuación en un macro-festival) pero las canciones nuevas sonaron mejor que en el disco, y los clásicos lucieron como siempre. David Gahan, su líder, acababa de pasar por quirófano hace poco, pero lo dio todo. Demasiado, quizás: parece que acabó con un desgarro en un gemelo y suspendió el concierto previsto en Sevilla para el domingo.

El viernes llegamos al festival con los últimos acordes de Supergrass, justo a tiempo para abochornarnos con el lamentable espectáculo que dieron Babyshambles. Si el cantante no se beneficiase a Kate Moss, no les corearía ni el tato. Vale, ha compuesto algunos singles muy pegadizos, pero en directo… en directo es de vergüenza ajena. Fatal. Para pegarles bofetadas y no parar.

Las comparaciones son odiosas, y el conciertazo que se marcaron justo después Dave Matthews Band fue de órdago. Virtuosismo, buen sonido, grandes canciones y mucha garra en el escenario. Un concierto redondo, de lo mejorcito del fin de semana. Después, Chris Cornell (el que fuera líder de Soundgarden y Audioslave) se marcó un recital un tanto desconcertante (versión de Jacko incluida) que me dejó bastante frío. Y vino bien la calma con la que me lo tomé para disfrutar del siguiente: Kaiser Chiefs.

A los Kaiser los descubrí en directo como teloneros de U2, y con el tiempo justo se lucieron de lo lindo. En la gira de su segundo disco, en cambio, me aburrieron a la cuarta canción. El viernes, en Bilbao, me volvieron a encantar. Supongo que el ánimo, el momento y el lugar desde donde se vea un concierto influye mucho en el efecto que nos produce la música, pero el caso es que no paramos de botar y gritar todos y cada uno de los hits que se marcaron. Conciertazo, divertidísimo, con un cantante que ha perdido la mitad de sus kilos, haciendo el hooligan (se metió una buena galleta, de hecho) y un repertorio muy bien elegido. Bravo por ellos.

Jane’s Addiction sonaron perfectos, aunue no les sigo mucho y no son de mi estilo. Los vi a lo lejos, mientras cenaba. Eso sí, tocaron a un volumen brutal que pasó factura a los siguientes: Echo & The Bunnymen parecían interpretar música de ascensor en comparación. Qué grande y qué elegantes son. Con The Killing Moon y la luna brillando enfrente del escenario dimos por cerrada la segunda jornada.

El sábado aprovechamos el día para hacer compras (quedarse en casa de un amigo muy cerca de fnac, y con una tienda de juegos de mesa enfrente del portal era demasiado tentador) y pegarnos un homenaje en La Taberna de los Mundos. Al festival llegamos cuando tocaba esa verbena multicultural llamada Asian Dub Foundation. Siempre montan un barullo divertidísimo, y es imposible no botar con Fortress Europe.

Después tocaron Primal Scream. Para mi gusto se recrean demasiado en su imagen de macarras y malotes y se olvidan de otros detalles menores. De sonar en condiciones, o de cantar medianamente bien, por ejemplo. Mira que tienen temazos, y cómo se empeñan en ensuciarlos con desgana de estrellas de rock’n’roll. Sonaron, objetivamente, como el culo, pero hubo gente a la que les apasionó y otros (mi caso) a los que nos dejó indiferentes. O yo había bebido muy poco, o ellos mucho. Las dos cosas, posiblemente.

El festival tuvo después su punto álgido. Placebo son de otro planeta, por lo menos. No voy a gastar palabras intentando describirlo. Aquello fue inmenso. Las canciones de su nuevo disco ya encandilaron al público, y cuando tiraron de clásicos aquello se caía. Toda una experiencia.

Después de reponer fuerzas (había que probar los talos, por la cosa de integrarse) y de pegar unos botes en la carpa pop, dimos por cerrado el festival. Era la primera vez que iba a este de Bilbao, y la experiencia ha resultado muy gratificante. Da gusto, además, ver cómo un ayuntamiento se involucra tanto en el asunto. Metro abierto toda la noche, autobuses-lanzadera a tutiplén… Ya podían aprender otros, y no miro a nadie.

El próximo festival lo juego en casa. No creo que supere esto, pero por Rinçerose ya merecerá la pena.

Seguiremos informando.

Plan para hoy: los sonidos del universo

Escuchando: Wrong (Depeche Mode)

En un rato salgo hacia Bilbao, a disfrutar de la primera jornada de su festival. Los horarios mandan, y llegaremos un poco tarde, con un poco suerte a tiempo de disfrutar de algunas canciones de Editors (¿será la tercera vez que los vea de día?), pero no importa: el concierto de la noche lo veré enterito: Depeche Mode. Hace tres años ya que los ví en San Sebastián, ahora andan presentando disco nuevo, aunque espero que el repertorio venga bien surtidito también de clásicos.

El resto del festival no se va a quedar atrás. Veré por primera vez a Placebo, conoceré en directo a Dave Matthews, y repetiré con mucho gusto en las apariciones de Echo & The Bunnymen, Primal Scream, Kaiser Chiefs, Asian Dub Foundation

Sí, comienza un fin de semana cargadito de música. Habrá que disfrutarlo.

Seguiremos informando.

PD: La fotografía de arriba es del concierto de Depeche Mode de 2006. Sacada con mi cámara de emergencia, la única que llevaré a este festival. A veces, disfrutar de unos cuantos conciertos sin una mochila que pesa un par de kilos a la espalda, se agradece…

Extraña recomendación para los amantes del vinilo

Escuchando: Astronomía razonable (El Último De La Fila)

Sí, es extraña la recomendación que voy a hacer, lo reconozco. Si son aficionados a los discos en vinilo, pásense por Drope.

Para la gente de Santander, esto no necesita mucha más explicación, creo. Para los de fuera y los despistados: Drope es una tienda de discos que tenemos por aquí, desde hace mil años. Yo siempre la he conocido. En otras épocas llegaron a tener tres establecimientos en la ciudad. Y se trata del sitio idóneo para aquella gente a la que le guste pagar el doble por lo mismo. En estos tiempos que corren, seguir vendiendo los discos compactos a 24 euros podría generar un interesante debate sobre la ganancia de los intermediarios, y sobre la frontera entre libre comercio y estafa al consumidor. Pero bueno, allá ellos. Lo extraño es que sigan con el negocio abierto, aunque últimamente sus escaparates se acercan más al aspecto de una juguetería que al de una tienda de discos.

¿Y por qué recomiendo entonces la visita a un local al que, evidentemente, tengo cierta ojeriza? Pues muy sencillo: cierran una de sus dos tiendas, la de la calle Vargas (y no me da ninguna pena, claro). Estos días andan de liquidación y, entre otras ofertas, se están deshaciendo de su cargamento de vinilos, los venden a tres euros cada uno. Son discos nuevos (sin usar, quiero decir; el más moderno debe de ser de principios de los años 90) y por ese precio bien merece pasarse a mirar.

Ojo, la cantidad de morralla que tienen sus estanterías es descomunal. No sé yo si serán capaces de dar salida a esa ingente cantidad de discos de tonadilleras y artistas de canción ligera. Lo dudo. Pero entre tanto bodrio, uno acaba encontrando alguna joya. Yo ya pasé por allí y volví a casa con discos de Kylie, Paula Abdul, Lisa Stansfield, Simple Minds, Mike & The Mechanics, Mastretta, El Último De La Fila… y eso que me contuve en la sección de bandas sonoras, que sí que está bien surtidita.

Avisados quedan. Creo que la tienda seguirá abierta hasta finales de junio, así que si pasan cerca, entren a curiosear. Por una vez, venden algo a un precio interesante.

Seguiremos informando.

Nos ha dejado un gigante

Escuchando: Lucha de gigantes (Antonio Vega)

Últimamente su salud parecía precaria, y a pesar de ello nadie quería que llegase este día. Hoy, a medida que la noticia se iba extendiendo, todos nos sentíamos un poco más tristes. Hay genios que deberían vivir para siempre.

Lucha de gigantes
convierte
el aire en gas natural,
un duelo salvaje
advierte
lo cerca que ando de entrar
en un mundo descomunal,
siento mi fragilidad.

Gracias por tus canciones, descansa en paz.

Todos los raros fuimos al concierto

Escuchando: Club de fans de John Boy (Love of Lesbian)

Y tanto os daba ocho como ochenta
a los fanáticos de John Boy.
Frente al estadio ya cantábais sus temas.
Primeras filas, vuestra obsesión…
[…]
La luz se desmayó,
¿con cuál van a empezar?
A ti te daba igual.
Dijiste: «acertará».

El fin de semana pasado (que yo alargué y terminé ayer) estuve en el Festival do Norte, en Vilagarcía de Arousa. Cualquier excusa es buena para acercarse a tierras gallegas, pero en este caso además la razón era de peso: el concierto de Love of Lesbian en ese festival se había convertido en una cita marcada desde hacía meses en nuestro calendario.

Era la tercera vez que los veía sobre el escenario, y la primera desde que editaran su fantástico nuevo disco. El festival tuvo momentos memorables (Standstill, Havalina, y alguno más que nos perdimos por prudencia y salud) pero de una forma totalmente subjetiva me quedo con el concierto de los lesbianos como clímax musical del fin de semana.

Se marcaron un directo sorprendente: pensaba que se iban a centrar en los temas de 1999 (y asi empezaron, con Allí donde solíamos gritar), pero nada más lejos: hubo mucho cuento chino, y más de una maniobra de escapismo.

Love of Lesbian, en mi opinión, se encuentran en un momento muy dulce de su carrera. Tiene que ser realmente reconfortante tocar los temas de su primer disco en castellano, y provocar ese entusiasmo entre el público (con Mi personulidad, por ejemplo, o al final con Houston tenemos un poema). Tiene que serlo tocar los temas de su disco anterior y provocar el mismo entusiasmo, o más (La niña imantada, Me amo, Noches reversibles y alguna más que me dejaré en el tintero, seguro). Y sobre todo, tiene que ser todo un orgullo interpretar las canciones de un disco recién lanzado, y provocar una catarsis colectiva. Así fue con 1999, con John Boy (¡temazo!), con Miau (¡desfase!) y sobre todo con el final del concierto, un cierre como sólo los lesbianos saben hacer, memorable.

Sólo tenían 50 minutos para demasiadas canciones, pero se las ingeniaron para que diese mucho de sí: cuando sólo quedaba tiempo para una canción más, y ya en pleno apogeo de disfraces (hubo gafas luminosas, careta de gato y traje espacial, bastante moderados) sonaron los acordes de Houston. Bueno, se me ocurrían mejores formas de terminar, pero era lo suficientemente festiva como para no dejar de botar. Alargaron al tema hasta convertirlo en el Ritmo de la noche (sí, ese ritmo de la noche), y enlazarlo con un poco de Shiwa, que terminamos coreando todos. Ya sin tiempo, dieron las gracias y decidieron lanzarse a la piscina: se bajaron del escenario y se mezclaron con el público mientras desmontaban sus instrumentos del escenario y sonaba, enlatado y a todo volumen, el tema Algunas plantas, lo más bailable de su nuevo disco.

En fin: creo que Santi Balmes, su cantante, no llegó a pisar el suelo y fue de mano en mano desde el escenario hasta el final del recinto del festival. Nos vimos en medio de una marea de botes, saltos y canturreos cuando pasó a nuestro lado -sobre nosotros, más bien- y lo perdimos de vista…. al final de la canción, un enorme aplauso: se lo habían ganado.

Y ahora ya soy otro fan de John Boy.

Seguiremos informando.

PD: Un par de videos para acompañar estas líneas… el primero, el final de su concierto, que alguien logró capturar. Nosotros estábamos donde Santi reaparece en la parte de chunga, chunga, chunga… El segundo video es el clip de Allí donde solíamos gritar, que acaban de publicar hoy: un repaso en imágenes a la relación que narran las letras de su nuevo disco.

El retorno del hombre feo

Escuchando: Always together (Sergio Makaroff)

Poniendo la otra mejilla: aquí dejo otra foto de Sergio Makaroff en concierto, perteneciente a su nueva visita a Santander, hace unos días. Con unas cuantas canciones nuevas componiendo un repertorio, como siempre, sencillo y simpático. Gran concierto, una lástima que el número de gatos apenas superase los cuatro. Estuvo interesante también su telonero, Pablo Moro. El disco suyo que nos llevamos de recuerdo, eso sí, no le hace justicia. Comercialote, trillado, y con una colaboración del mismísimo Melendi. En directo, sólo guitarra y voz, sonó mucho más interesante y maduro.

La foto, como decía, ahí queda. Para el recuerdo, y para quien la quiera, si la quiere bien.

Seguiremos informando.