¿Autoayuda?

Escuchando: Autoayuda (Nacho Vegas)

Hay que tomarse con buen humor y paciencia las semanas en las que todo parece nacer torcido. Ayer, paseando por la librería de un centro comercial de Santander (como no me gusta señalar con el dedo, omitiré que se trataba de El Corte Inglés) me encontré con una peculiar sección de Autoayuda. Curioso, más aún por los libros que aparecen bajo el letrero: Roma, Florencia, El Barroco

Cosas veredes…

PD: Barroco tú.

Nos hemos quedado en blanco

Escuchando: All is white (Emilie Simon)

Si los bancos no impusiesen horarios ridículos para el pago de recibos, hoy no habría salido de casa tan pronto. Y habría perdido la oportunidad de fotografiar la espectacular granizada que ha caído esta mañana en Santander (amenizada con una violenta tormenta).

Seguiremos informando.

Mis 12 meses, mis 12 fotografías (V)

Escuchando: Un año más (Mecano)

Como en los años anteriores, hoy es día de repasar el archivo y publicar un resumen fotográfico de lo que ha dado de sí este 2008 que ya termina, segundo más, segundo menos. Venciendo la inevitable tentación de poner doce fotos suyas, aquí va la selección de este año:

Enero: Somo. Las playas no son sólo para el verano
Febrero: Córdoba.
Marzo: Lara, la preciosa niña de mis amigos Carlos y Patri.
Abril: Nuestra pequeña consola casera.
Mayo: Tielve, Asturias.
Junio: Estambul.
Julio: The Gift en las fiestas de Santander.
Agosto: Por fin veo en directo a Love Of lesbian, y por partida doble.
Septiembre: Salamanca.
Octubre: Días de lluvia por Santander
Noviembre: Visita a Madrid, exposición sobre Star Wars incluida.
Diciembre: Toulouse.

2008 deja un mundo con guerras, bombas, crisis, hambre… un panorama poco optimista. El año que estamos a punto de estrenar podrá ser mejor o peor: todo dependerá de lo que hagamos con cada uno de sus días. Aprovéchenlos.

Feliz 2009. Seguiremos informando.

Desconectando de Internet en 5, 4, 3, 2, 1…

Escuchando: Santa’s coming over (Low)

Un brindis con amigos a los que hace tiempo que no veo, una cena con toda la familia, la cara de mi sobrino (el mayor, el pequeño no se enterará de mucho aún) al ver sus regalos…

Por detalles como esos, ya merece la pena esto de la Navidad. Sean moderadamente buenos, disfruten de la noche.

Seguiremos informando.

Crónica de un día histórico para Santander

Escuchando: A Great Day For Freedom (Pink Floyd)

Pensaba que no se iba a avisar, que se retiraría por la noche. Pero no. Anoche lo leí en la prensa (y no sólo en la local), hoy era el día esperado. A las nueve y media de la mañana se iba a proceder a quitar la estatua de Franco que presidía nuestra Plaza del Ayuntamiento, en Santander. Todo un acontecimiento. Se trata además de la última estatua ecuestre (parece que sin caballo hay una en Melilla) que queda en las calles de este país. Y como bien puntualiza Fito, es una efigie un tanto hipócrita, ya que el caballo tiene una pata levantada, y eso debería significar que el homenajeado ha muerto en batalla. Cuando se plantó la estatua, ni había muerto Franco ni lo haría posteriormente por otra causa que no fuese la edad.

Llevo años soñando con hacer la foto de ese momento: la estatua volando sobre la plaza, suspendida de una grúa. Así que esta mañana no me lo he pensado dos veces: he cogido los bártulos y me he plantado en la plaza a primera hora. Y allí he estado hasta las dos de la tarde, una pequeña paliza que ha merecido la pena. Obviamente, como se puede observar sobre estas líneas, he conseguido la foto que buscaba. Me he vuelto a casa satisfecho.

La mañana, de todas formas, ha dado bastante de sí. Aquí va mi pequeña crónica de lo que ha sido un día histórico (no exagero) para esta pequeña ciudad.

A las nueve y media pasadas llegaba al ayuntamiento. Lo primero que vi fue una grúa enorme… pero aparcada a un lado de la plaza. Pegado a la estatua había un pequeño camión con un brazo de grúa más pequeño. Comenzaba a llover, así que me refugié en un portal a ver cómo se iban desarrollando los acontecimientos.

Por suerte, los operarios de la grúa grande buscaron cobijo en el mismo portal, y así me pude enterar de la logística de la operación. Había opiniones encontradas sobre si la estatua pesaba cinco u ocho (toneladas, entiendo). Si su peso se acercaba más a la cifra menor, el camión podría levantarla. Si no podía con ella, habría que utilizar la grúa grande. Pero como la plaza tiene un subterráneo debajo, no podían plantarla cerca de la estatua, sino a partir del segundo carril de la calle que pasa por delante del ayuntamiento, y habría que cortar totalmente el tráfico en esa zona. Eso, en esta ciudad, habría supuesto el caos. Así que todos esperaban que el camión fuese capaz de cumplir con su cometido.

Elegí un buen portal, sin duda. A los pocos minutos aparecieron unos periodistas de La Sexta, y entrevistaron al paisano que tenía yo al lado. Por sus respuestas y por lo que comentaba la gente, debía de ser un acérrimo y famoso defensor del dictador (por aquí abundan). El hecho de que las televisiones nacionales andasen al acecho ya hacía sospechar que la retirada de la estatua iba a tener buena repercusión en los medios.

Gran parte de las oficinas y ventanas de la zona estaban tomadas por curiosos, cámaras de televisión y fotógrafos. Por ejemplo, el balcón de la sede del PRC (Partido Regionalista de Cantabria, que gobierna la región en coalición con el PSOE) era un hervidero. Por allí andaba el fotógrafo de El Diario Montañés, entre otros.

Seguía lloviendo, pero me acordé de que en la mochila llevaba mi remedio casero para estos casos. Una bolsa de plástico con un agujero del tamaño adecuado, y una goma elástica hicieron el milagro, y salí de mi refugio para darme un garbeo con calma por la plaza y sus alrededores. A pesar de la lluvia, la afluencia de gente era más que notable.

Las cámaras no eran las únicas que estaban encendidas, también los ánimos: me encontré con un pequeño tumulto de gente, y al adentrarme un poco en él descubrí a dos hombres discutiendo acaloradamente, defendiendo sus posiciones respecto al dictador. Fútbol, religión, política… hay temas de los que no merece la pena discutir porque nadie va a cambiar de opinión razonadamente; pero este país -y esta ciudad- es así.

No sé cuántas fotos se habrán disparado esta mañana. Miles, sin duda. Profesionales, aficionados con cámaras réflex, curiosos con máquinas compactas, de carrete, desechables… y muchos, muchos móviles. Me sorprendió ver a muchos abueletes haciendo fotos con ellos. Las viejas causas sirven para acercarles a las nuevas tecnologías.

Había parado ya de llover, y yo me había hecho fuerte en una zona cercana a la salida del parking subterráneo, al lado de un aparcamiento para motos. Mientras, los operarios (que seguro que nunca habían trabajado con tanto público) se afanaban en separar las patas del caballo de su pedestal. No fue tarea fácil, y les llevó toda la mañana. Franco se resistía a abandonar la plaza. Yo aprovecha los ratos muertos para retransmitir en mi twitter (y automáticamente en facebook) algunos de los mejores momentos.

A media mañana, un chico aparcó su moto a mi lado, se apeó, y se puso a observar el panorama. Al cabo de un rato, oí cómo se le acercaba un hombre y le preguntaba si podía prestarle la moto un momento. Petición suficientemente curiosa como para despertar mi interés. Lo que pretendía el sujeto era acercar la moto a la valla que protegía la zona de obras, para subirse en ella y saltarla. Por otros sitios es que le iba a ver la policía, añadió. Obviamente, el propietario de la moto le dijo que no, y el hombre desapareció.

Pero lo volvimos a ver. Se buscó la vida, lo consiguió, y apareció subido a la estatua, para desplegar una bandera de la Falange. Tuvo sus cinco minutos de gloria, antes de que la policía lo sacase de allí. Y entonces tuvo más minutos de gloria, ya que las televisiones y fotógrafos lo asaltaron y roderaron.

Para redondear la anécdota, una de las policías que había bajado a este sujeto de la estatua se puso a hablar por su móvil por allí cerca. No pude evitar escuchar cómo contaba que habían sacado a una persona de la estatua portando una bandera de la República. Sic.

Se hacía tarde, y aquello avanzaba, pero poco. El cansancio iba dejando su huella, y me empezaba a plantear si estar en la calle parado toda una fría mañana merecía la pena. Pero finalmente, a eso de las dos menos cuarto, los operarios se bajaron del pedestal, la grúa del camión comenzó a tirar… y Franco voló. Se escucharon algunos aplausos desde donde yo estaba. Disparé todo lo que pude para inmortalizar el momento, y corrí a a la plaza para ver cómo estaba el ambiente por allí. Animado, muy animado.

Con la estatua ya fuera de su pedestal, disparé las últimas fotos, buscando un hueco por donde echar un vistazo a lo que ocurría detrás de las vallas que protegían el recinto.

Satisfecho del resultado (en general, ha sido una mañana de lo más divertida y bizarra), y con la sensación de haber asistido a un momento histórico para nuestra ciudad, me encaminé hacia casa. A los pocos minutos, una llamada de mi hermana me informó de que acababa de salir por la televisión, al pasar por detrás de una reportera. Ni me enteré. Con tantas cámaras, raro es que no haya salido en más.

La plaza de nuestro ayuntamiento será, a partir de hoy, muy distinta. Seguiremos informando.

No es tan difícil

Escuchando: Dinosaur Act (Low)

Hacer fotografía de conciertos es complicado, pero no tanto. Con un equipo relativamente sencillo, paciencia y mucha práctica se pueden conseguir buenos resultados. Estos días ando cubriendo el festival CuVa cámara en mano. El escenario tiene una iluminación interesante, por lo que los resultados que se obtienen son bastante llamativos.

Por eso, no acabo de entender cómo un medio supuestamente serio, y profesional, se atreve a publicar una fotografía infame, que no hay por donde coger, y de la que lo único bueno que se puede decir es que, al menos, no es muy grande. Cualquier móvil hoy en día puede hacer cosas mejores en manos del más inepto. Y el caso es que me pareció ver a un fotógrafo con un buen objetivo trabajando para ese periódico. De verdad que me gustaría que alguien me explicase cómo esto ha llegado a publicarse. Lamentable.

Me voy a la última jornada del festival. Seguiremos fotografiando.

Instantánea

Escuchando: El ojo espejo (Maga)

Como soy un caprichoso, acabo de abrir un fotoblog. Esto es, otro blog, pero con menos palabras y cediendo el protagonismo a mis fotografías. No me atrevo a decir que publicaré una por día, pero lo intentaré: es mi intención. De momento ya tiene algunas de estos últimos días.

El objetivo real detrás de esta nueva aventura no es exhibir mis imágenes -que también- sino forzarme a coger la cámara más a menudo. Últimamente he estado metido en la rutina de disparar muchas fotos en un evento (boda, concierto, reportaje, lo que sea), pasarme horas editándolas, y dejar aparcado el equipo hasta el siguiente sarao. Quiero volver a la costumbre de tener una cámara siempre a mano, pararme a fotografiar si algo me llama la atención, o esforzarme en buscar un motivo curioso dentro de lo cotidiano. De eso va Instantánea.

Espero que les guste, seguiremos fotografiando.

PD: En la parte técnica no me he complicado mucho. He usado el gestor de fotoblogs Pixelpost, y la fantástica plantilla Dark Matter que he descubierto gracias a Inocuo. Un retoque por aquí, otro por acá, y listo.

Viajando a otros mundos aún más pequeños

Escuchando: Por qué evadirse a otros mundos aún más pequeños (Manta Ray)

Esta tarde he estado jugando un rato con el último trasto que he añadido al equipo fotográfico, una tontería que entra más dentro del campo del bricolaje que de la alta tecnología, pero que tiene su aquel. De momento, aquí queda esta imagen, protagonizada por un pequeño viajero. Digo pequeño, y digo bien: para hacerse una idea de la escala, lo que aparece a la derecha no son piedras, sino minúsculos cristales de sal común.

En cuanto tenga un rato preparo una explicación un poco más detallada acerca del material y método que he utilizado. Prometido.

Seguiremos informando.

PD: Todo bien por aquí, aunque escriba menos.