Piensa en verde(Tanned Tin #2)

Escuchando: Crank Heart (Xiu Xiu)

Versión corta (para los que escuchan los 40 Principales y Cadena Dial)
Ayer estuve otra vez en el festival de música rara. Seguiremos informando.

Versión larga (para los musicalmente inquietos)
Segunda jornada del Tanned Tin, ya metidos en harina, una noche maratoniana con 7 conciertos. Empezamos igual que ayer: llenando el buche con una buena ración de empanada para no molestar con gruñidos estomacales durante los recitales. Y regada con una cañita, claro. Al llegar al teatro, acto reflejo, pedimos una cerveza. Y justo después nos damos cuenta de que la música ya estaba sonando. Bueno, suponíamos que era Tara Jane O’Neil, que venía en plan artista invitada, así que nos lo tomamos con calma. Después nos enteramos de que en realidad el que estaba tocando era Darren Haynes, y sólo pudimos ver la última canción de su concierto. Es igual, volvimos a salir y nos tomamos otra cervecita.

Ahí va el resumen de lo que dio de si la segunda jornada, desde las 8:30 hasta las 3:30. Que se dice pronto, pero se acaba tarde…

Darren Haynes

Como decía antes, sólo vimos la última canción de su actuación. Entramos corriendo y nos encontramos a un tipo extraño, sentado con una guitarra minúscula, y cantando con una voz de lo mas particular. Curioso. Puede que el resto del concierto estuviese bien. Quién sabe. No me dio tiempo ni siquiera a sacarle una foto, pero sale hoy en el periódico, donde dicen que siempre toca con los ojos cerrados. Así que no pudo darse cuenta de que hicimos novillos.

Tara Jane O’Neil

Agarrados una vez más a una botella verde, nos perdimos la primera canción de su concierto. Y teniendo en cuenta que sólo cantó cuatro, luego supo a poco. Tara a la guitarra y voz, acompañada de una teclista, dejó caer unas pocas canciones, con tranquilidad pero poderío, y con una voz que sabia transmitir emoción. Poco más dio de si este concierto extra del cartel. Salimos de nuevo al decanso, donde creo recordar que empecé a moderar mi consumo cervecil.

Grupo Salvaje

Curiosos. Rock fronterizo español, cantado en inglés. Sonaban como si con cada tema aspirasen a crear la banda sonora de una película de Tarantino. Sin embargo, esperaba algo más de un grupo con cuatro guitarristas sobre el escenario. No fueron malos, pero tampoco lo más destacable de la noche.

Nacho Vegas & Fernando Alfaro

A Nacho sí le conocía, a Fernando no. Una vez más, entré con el concierto ya empezado. Estaban los dos sobre el escenario, donde interpretaron un par de canciones juntos, la segunda una adaptación de Nacho de lo que no dejaba de ser una canción religiosa. Bonita, pero no sé si pintaba mucho allí.

Después, dos canciones de Nacho en solitario, con tanta delicadeza que hacían levitar, y que dejaron el teatro lleno de palabras, de ideas, de sueños, flotando como globos cerca del techo. Magnífico narrador de historias.

Finalmente, Fernando Alfaro hizo lo propio con otros dos temas que no conocía, menos oníricos, más agresivos, pero igualmente disfrutables. Con un Nacho que salió atropelladamente al escenario para hacerle los coros en los dos últimas frases, se despidieron del respetable.

Xiu Xiu

¿Sabéis cuál es el icono éste del messenger, de una carita con los ojos abiertos de par en par? Así me (nos) dejaron Xiu Xiu.

Había oído discos suyos, y no me convencían. Electrónica ruidosa en la que me perdía buscando una melodía. Raro. No sé, no me entraron a la primera y no tuve tiempo de escucharlo mucho más.

Ahora, qué pedazo de concierto. Por los 40 minutos que estuvieron encima del escenario de Tantín, merecía la pena pagar los 30 euros del festival, o el doble o el triple. Sus dos primeras canciones me dejaron literalmente pegado a la butaca y con la boca abierta, perguntándome cómo dos personas podían hacer que algo sonase tan brutalmente provocativo.

Composición de lugar: Xiu Xiu son una pareja de músicos, él canta y toca la guitarra (y también una cosa que sonaba a guitarra, pero que no tengo ni la más remota idea de lo que era). Ella estaba a los mandos de la electrónica, de la percusión, y de un montón de cachivaches que se aglutinaban en muy poco espacio. De hecho, los dos componentes del grupo estaban muy juntos en el centro del escenario, casi sin ocupar sitio, pero escupiendo desde allí toda su genialidad sonora.

En fin. Difícil explicar con palabras cómo sonaba aquello. Era exactamente lo que esperaba encontrarme en un festival como éste: música totalmente inclasificable, experimental, provocadora, potente, sorprendente. Una delicia. Y qué voz. El cantante llenaba él solo todo el teatro, y si se ponía, las cuatro manzanas colindantes. Y se cuidaba para hacerlo: ya al principio de la noche nos sorpendió en la barra cuando le pidió al camarero un vaso de agua caliente, y luego vimos que sobre el escenario no dejaba de meterse tazas y tazas de té.

Distintos. Geniales. Creo que la siguiente conversación a la salida de su concierto, es un buen resumen:

– ¿Xiu Xiu son ingleses o americanos?
– Americanos. Pero podrían ser marcianos.

The American Analog Set

Como cambiaron el orden del cartel, pensábamos que se trataba de The Decemberists. Es igual, había escuchado tan rápido los discos de ambos grupos, que tampoco me acordaba de cúal era cuál.

Después de Xiu Xiu cualquier grupo iba a parecer soso y convencional. Sin embargo, The American Analog Set nos devolvieron a la realidad de un rock tranquilo, elegante, con un sonido perfecto, y con toques de sonido jazz a golpe de vibráfono. Fantástico batería, lo mejor del grupo para mi gusto. Y lo peor, el vibrafonista, que debería entender que si no toca todo el rato durante todas las canciones, es mucho más digno retirarse fuera del escenario que quedarse allí en medio presa de algo que se podria clasificar como mezcla de ataque epiléptico y moonwalker michaeljakcsoniano. Me ponía nervioso verlo.

Acercándose al final de su actuación tocaron Kindness of Strangers, una canción que en la pasada por sus discos me había llamado la atención inmediatemente, una de esas joyas en bruto que se quedan para siempre en la memoria. Y en directo, sonaba perfecta.

Una pena que acabaran alargando excesivamente su último tema con una coda instrumental muy repetitiva. Eran ya pasadas las dos de la mañana y la cabezadita era una tentación.

The Decemberists

Con algunas bajas entre el público, nos dispusimos a ver qué nos ofrecía el útimo concierto, el que pensábamos que iba a ser de The American Analog Set, pero resultó ser de The Decemberists.

En su primera visita a España, The Decemberists demostraron ser una banda de pop enérgico y vitalista, muy divertidos sobre el escenario, muy compenetrados, muy frescos. Pusieron la que hasta la fecha ha sido la única contribución optimista al festival. Con el jet lag a cuestas, y con un último tema que fue un dardo envenenado a Bush, pusieron el broche final a esta segunda jornada.

Jornada que estuvo marcada por el llenazo absoluto, por el buen ambiente, por público de lo más variopinto. Y por la cerveza.

Y hoy más.

Seguiremos informando.

Que empiece el espectáculo…(Tanned Tin #1)

Escuchando: The Kindness of Strangers (The American Analog Set)

Esta mañana lo escribí, pero tuve un percance y se me borró el mensaje. Así que ahora, justo después de haber roto una promesa, retomo la tarea de hablar del inicio del Tanned Tin.

Ayer fue el primer día de festival. Antes de meternos allí, estuvimos comiendo algo en el Río de la Pila, para que luego el estómago no se quejase por las horas de conciertos ni por las cervezas de los descansos. Como curiosidad, descubrí que ha cerrado uno de los bares más míticos e insalubres de Santander: el Bar Pepe. Otro trozo de historia colectiva y alcohólica que desaparece.

¿Estómago lleno? Bien, al concierto. Allí, caras conocidas, caras desconocidas, muy buen ambiente (como a los toreros, me gustan las alternativas) y a eso de las nueve, aviso de que empieza la cosa. Aquí va un breve resumen de lo que dio de sí la noche…

Shannon Wright

Seguro que acaba siendo el concierto más potente de todo el festival. Directo, crudo, enérgico, con rabia, como un puñetazo en el estómago. Shannon, sólo con su rompedora voz y su guitarra, y con el resto de la banda consistiendo única y exclusivamente de un batería, logró montar tal bulla sobre el escenario que el cartel de Tanned Tin se descolgó de la pared.

Rabia ciega, además, porque si nosotros no la veíamos la cara, dudo que ella pudiese ver algo con esos pelos… (y cuando se veía algo, era una boca enorme…)

Salvo un tema en el que se sentó a los teclados, su concierto fue una impresionante descarga de adrenalina que nos dejó con la boca (las nuestras de tamaño normal) abierta. Magnífico arranque del festival.

Thalia Zedek

Había escuchado algún disco suyo. Y me parecían preciosos, aunque tristes a intimistas. Sobre el escenario, al ver la formación (batería, violín, y ella misma a la guitarra y a la voz) y al escuchar los primeros temas, la comparación fue inevitable. Para mi, guitarra, batería y violín son siempre una referencia a los geniales, tristes y peligrosos Dirty Three. Y sí que redordaba a su sonido.

Sin embargo, el concierto fue potente, consiguió crear una atmósfera muy agradable, con un sonido perfecto, que nos hizo disfrutar a todos, dejarnos envolver en nuestras butacas. Se me pasó volando.

El clima de música intimista se volvío clímax al final, cuando terminaron grabando y superponiendo loops de guitarra, violín e incluso trompeta. Demoledor. Genial. Demasiado breve.

Migala

He de reconocer que iba predispuesto a que me gustasen. Su último disco, La increíble aventura, me parece uno de los más soprendentes y cuidados de los editados en nuestro país últimamente. Capas y capas de arreglos preciosistas para arropar composiciones que tocan todos los palos, y salen airosas del lance.

Sin embargo, para mi fue la decepción de la noche. Entiéndase, no fue un mal concierto, pero fue excesivamente frío para mi gusto. Los seis músicos sobre el escenario no alcanzaron a transmitir la textura cálida y virtuosa de sus grabaciones. Una pantalla gigante proyectaba imágenes relacionadas con lo que se iba escuchando. Pero quizás se les fue la mano, ya que dejaron todo el dinamismo de su concierto a esas proyecciones. Los músicos, todos sentados, o escondidos en la penumbra, no me consiguieron transmitir nada especial.

Un concierto interesante, pero poco más. No deberían haber sido cabeza de cartel de este primer día. Habría preferido mil veces un concierto más largo de cualquiera de las dos anteriores.

En cualquier caso, la valoración global de la noche fue muy positiva. Dejó con ganas de más. Sin problema, ayer fue sólo el aperitivo. Hoy disfrutaremos de siete conciertos y mañana de otros seis. Ya os contaré, y dejaré caer por aquí alguna foto, si puedo (ayer, en el segundo concierto, tras pedirme el carnet de prensa, me hicieron guardar la cámara, y eso que era la pequeña… lo cual no impidió que sacase alguna mas de tapadillo…)

Anoche se me hacía extraño pensar que estaba en Santander. Cuesta entender que un festival como éste, totalmente independiente y experimental, con relavancia nacional (e internacional) tenga lugar en una ciudad como la nuestra, donde sigue habiendo personas para las cuales la música en directo no es cultura, y debería ser desterrada a las afueras, como poco.

Seguiremos disfrutando…

Reelecciones

Escuchando: Another brick in the wall (part II) (Pink Floyd)

Dicen que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen. Va a ser que es verdad.

Hoy los fabricantes de armas estarán que tiran cohetes.

Pero yo no lo voy a celebrar… ¿quién me mandaría a mí ser pacifista?

Al menos, seguro que nos encontramos con un tercer documental de Michael Moore. Pero ni por esas.

Seguiremos informando.

Instrucciones para dar cuerda a un reloj

Escuchando: Instrucciones para dar cuerda a un reloj (Migala)

«Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente un reloj, que los cumplas muy felices, y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo, pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de a atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se te rompa. Te regalan su marca y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.»

Mañana es día. Comienza el Tanned Tin. Shannon Wright. Thalia Zedek. Y Migala. Qué grandes, Migala.

Seguiremos informando.

Long have I desired to lookupon the Kings of old, my kin

Escuchando: Master of the Universe (Sergio Makaroff)

Yo aquí sentando, perdiendo el tiempo, haciendo fotos a mis muñequitos, y mientras tanto miles de personas eligen al próximo Presidente del Mundo, al siguiente Máster del Universo. Algo que nos afectará a todos, pero donde sólo unos pocos elegidos pueden votar. Como si fuera la SGAE.

Y es triste que esas escenas iniciales del último documental del señor Moore tengan todas las papeletas para repetirse. Precisamente eso, papeletas, se han perdido ya a miles en Florida. Parece mentira que sean los amos del mundo, pero que se pongan a poner en práctica esa democracia de la que se sienten tan orgullosos, que se les hincha el pecho cada vez que hablan de ella y sólo les falta la S de Supermán, y resulte luego que todo tiene tufillo, o pestazo, a tongo.

En cualquier caso, hay una cosa de su democracia que reconozco también en la nuestra. Y en otras muchas. Esa sensación de elección bipolar, bipartidista o bicolor. Esa impresión de que sólo se puede votar al peor o al menos malo.

Veremos cómo acaba este circo, el circo más peligroso del mundo.

Seguiremos informando.

PD: ¿Quién dijo que el hombre invisible no existe? Pues sí, soy yo. Yo mismo. Aquí, miradme. Eo. Hola. Ah, coño. Que no me veis.

In the cold November rain

Escuchando: Apart (The Cure)

Noviembre, como si fuese una canción de Guns N’Roses, ha comenzado con lluvia. Su primer día ha sido casero, festivo, con comida familiar, con sobredosis gastronómica, con huesos de santo, con buñuelos, con un sobrino adicto a Futurama, con fotos.

Y por la tarde me he puesto a hacer algo que debería haber hecho mucho antes: poner un poco (sólo un poco) de orden en mi habitación…

Lo bueno de ponerse a ordenar la montaña de papeles que se ha acumulado encima de la mesa es que reencuentras cosas que ya habías olvidado.

Lo malo de ponerse a ordenar la montaña de papeles que se ha acumulado encima de la mesa es que reencuentras cosas que ya habías olvidado.

Entre hacer un hueco a las cámaras, moviendo pelis de sitio, entre cambiar trastos de un lado para otro y volver a dejarlos donde estaban, he ido redescubriendo planos de ciudades visitadas, entradas de conciertos bien disfrutados, impersonales recibos del banco personalizados, escandalosas facturas de teléfono con las que pagué palabras que se llevó el viento, sobres en blanco, sobres blancos, sobres usados, entradas de inconclusas visitas a museos, entradas en general (nunca se sabe cuando me puede volver a hacer falta una entrada usada para la torre Eiffel…)

Recuerdos de días que ya había olvidado…

Y muchos recuerdos de otros días, en los que un trozo de papel es innecesario, porque será difícil que olvide.

Y entre una cosa y otra, he acabado llenando una papelera.

Ojalá olvidar fuese tan fácil como tirar un papel.

Menos mal que olvidar no es tan fácil como tirar un papel.

Seguiremos informando.

And ever be my last

Escuchando: Contradictions (Bang Gang)

Yo no sé si le pasará a todo el mundo; a mí sí. Acostumbrado a llevar una permanente banda sonora fuera o dentro de mi cabeza, hay canciones que acaban asociadas a momentos, a personas, a recuerdos, a situaciones… y dejan de ser una colección de notas de 4 minutos de duración, para convertirse en parte de uno mismo.

Así, American Pie ya siempre comenzará en una galaxia muy muy lejana. The Flying Pickets grabaron el Only You de Yazoo a capella en su estudio, y unos que yo me sé lo hicieron con un casette a las 3 de la mañana, en una casa de Barruelo, con la letra garabateada en el papel de una caja de galletas. Holding out for a hero no tiene nada que ver con anuncions de pulpos, sino con montruos verdes y con salas en las que hay niños que van por primera vez al cine y adultos que lo hacen por última. In The Sun de Joseph Arthur es esa canción maravillosa que descurí en un anuncio de perfume y que no he intentado ni conseguido sacarme de encima. So Long Marianne es una canción de Leonard Cohen, aunque yo me quedo con la versión de James, que sigue siendo la mejor forma de saludar a quien sólo puedo de ver de cuando en cuando. Creep de Radiohead siempre me recordará a meteduras de pata. Plug-in Baby de Muse, a buenos momentos, risas y sonrisas que se pierden. Done with Bonaparte es una canción de Mark Knopfler que se disfruta mejor con un apagón y coreada por miles de gargantas. Después de muchos meses, caí en que la canción de aquella fiesta revival en Praga era Beds are Burning, de Midnight Oil. El The end de los Doors significa que llega la hora del cierre, y hay que salir del Mercurio, en Malasaña.

Y así, tantas y tantas.

Hooked on a feelin’

Escuchando: When I’m done, this night will fear me (Piano Magic)

Me pasan por delante de los ojos, un momento, un segundo, unas décimas, se me quedan en la retina, en la memoria. Cierro los ojos y aún puedo ver su brillo. Pero desaparecen. Y habrá más, pero serán igual de fugaces. Algún día sacaré una foto a un rayo. Será mío. Algún día haré muchas cosas. Y serán mías. Pero no será hoy. Mañana tampoco; es fiesta.

No sé por qué hago algunas cosas que termino haciendo, qué es lo que me empuja, qué pretendo conseguir, sabiendo, sin ninguna duda, que lo único que voy a lograr es sentirme peor.

Pensamientos de una noche de tormenta.

(All we are is) Dust in the lens

Escuchando: Against the fade (Naked Raven)

Ayer por la tarde por fin salí al espacio exterior (a mi casa) con la cámara nueva. En realidad quería haberme pasado toda la tarde probándola, pero entre una cosa (amenaza de lluvia) y otra (compra de un filtro para proteger la lente) cuando me puse manos a la obra ya estaba atardeciendo.

Tampoco voy a decir que hice las fotos de mi vida, porque no es verdad. No iba buscando hacer fotos para la historia, sino sólo (empezar a) aprender a manejar lo que tenía entre manos. No es sencillo. En cualquier caso, fue una buena ocasión para ver hasta donde puede llegar esta Nikon en condiciones de poca luz: aunque llevaba el trípode en la mcohila, no me hizo falta para poder tirar algunas fotos prácticamente de noche, a pulso.

Y eso sí, es una gozada hacer fotos de paisajes con los 10mm más de angular que me da este objetivo frente a mi cámara compacta.

Sin embargo, la tarde tuvo dos aspectos negativos. El primero, que la tarjeta de memoria que me vino con la cámara definitivamente no es de fiar. Cuando llevaba 5 o 6 fotos, desaparecieron. Por la noche, de vuelta en casa, y utilizando medidas drásticas, pude recuperarlas, así como hacer chequeos, borrados de bajo nivel y formateos de la tarjeta que espero que hayan solucionado todos los problemas…

El otro aspecto negativo me preocupó más. Y es que al ponerme a pasar las fotos al ordenador, me encontré con lo que más temía. Dos manchas perfectamente apreciables en muchas fotos, señal de la presencia de polvo en el sensor. No se veían en todas las imágenes, pero cuando coincidía esa zona con un trozo de cielo o un color uniforme, destrozaban la captura. Hice la prueba para detectarlo sin dudas (foto a una superficie blanca, desenfocando), y no había dos, sino tres manchas. Mierda.

Manual en mano, leí que la limpieza del sensor la tiene que hacer el servicio técnico, aunque (a pesar de no recomendarlo) tambien se puede ser autosuficiente: la cámara permite levantar el espejo para dejar el sensor al aire (un filtro que lleva delante, en realidad) e intentar limpiarlo con un soplador. Me pudo la curiosidad, y a pesar de no tener otra cosa con que soplar que no fuese la boca, acordándome del precio de la cámara y con miedo de cargarme algo, lo intenté con todo el cuidado del que fui capaz, volví a poner el objetivo a toda prisa y… solucionado. Comprobación con la foto en blanco de rigor: limpio. Crisis superada. Uff.

Así que nada. Voy a ver si sigo trasteando con ella, que me parece que esta noche voy a experimentar con los retratos. Toca sesión de visionado de video matrimonial y posterior cena en un chino, o esos parecían ser los planes propuestos ayer por la noche, noche de halloweens fuera de lugar, cajeros ahumados, y porteros amistosos.

Seguiremos informando.

PD #1: No se pierdan, si lo tienen a mano, el suplemento dominical del periódico de hoy. En él, Carlos Herrera dedica su página a un personaje único, inimitable, irrepetible, que es tan parte de Barcelona como La Sagrada Familia. El Pinocho, o Juanito, y su puesto en el Mercado de la Boquería, donde se pueden degustar los más sabroso platos, a elegir (por el Pinocho, no por el cliente). Visita obligada. No se arrpentirán. Y no podrán olvidarle.

PD #2: Gracias por la visita… a pesar de todo.