Mejor ven con una silla para hacer cola

Escuchando: No mistake (Siwel)

Esta tarde, mientras iba a la Filmoteca he pasado por sitios por los que paso muchas veces, pero hoy, por alguna razón, me iba acordando de anécdotas y de días en los que pasé por algunas esquinas, por algunos bares, por algunas plazas… Y he caído en detalles, me he dado cuenta de causalidades, de casualidades en las que nunca me había detenido. Es curioso ver las cosas de otra forma, después de cuatro o cinco años, al más puro estilo murciélago

Y me doy cuenta cuando los cambios de color son más suaves, más graduales, menos frecuentes…

Por supuesto, señor de barba fumando en su ventana, película, y vuelta a casa, disfrutando de un paseo a una temperatura a la que, por fin, se podía respirar a gusto…

En este regreso he hecho una parada. El guardia de seguridad y las chicas de información de Tantín son muy amables… pero desgraciadamente, no me han dado muy buenas noticias sobre el concierto de Marlango de la semana que viene. De hecho, una de las frases que me han dicho es la que he puesto como título de este mensaje. No todo está perdido, pero va a estar jodida la cosa…

Nunca pensé que diría esto, pero… mierda de conciertos gratuitos…

Seguiremos informando…

Permanezcan en sintonía

Escuchando: Too Darn Hot (Ella Fitzgerald)

¿Quién dijo que el buen tiempo había acabado? Vale, puede que yo… pero no, hoy hemos cambiado las tormentas por un espectacular y caluroso día de sol. Hace tanto sol que no me apetece hacer nada, sólo esperar a que atardezca para acercarme un rato a la Filmoteca…

Y mientras tanto, sigo haciendo algún que otro ajuste en este weblog. Ahora tiene una nueva opción, lo tienen ustedes a la izquierda (la izquierda es la del tenedor, ¿no?), ese enlace que pone «subscribe». Si le dais, podéis introducir vuestra dirección de correo, para que cada vez que un servidor escriba algo aquí, os llegue un mail con un aviso, el título de lo que he escrito y unas líneas del texto, para que os piquéis, me visitéis y lo leáis entero…

Además es un proceso reversible, ¿eh? Si por alguna extraña razón os queréis dar de baja, y que no os lleguen más avisos, ponéis vuestra dirección, pero en lugar de subscribe, le dais a unsubscribe, y listo. Pero vamos, tampoco veo razón para darse de baja… je je…

Pues nada, voy a ver si meriendo unos cubitos de hielo o algo así, mientras sigo meditando sobre aquel capítulo de Barrio Sésamo, el de «cerca», y «lejos»

Seguiremos informando…

Para que no se duerman mis bolsillos

Escuchando: Una tarde de sol (Manolo García)

Si en julio me dio por un nombre típico donde los haya, Robert Smith, en septiembre me toca hacer lo mismo pero en producto nacional. Hoy se ha puesto a la venta el nuevo disco de Don Manolo. Manolo García. Hoy se ha editado «Para que no se duerman mis sentidos».

Me apetecía tenerlo. Me encantan sus dos discos anteriores, y creo que estoy del humor adecuado para sumergirme en su nueva colección de canciones, de frases sugerentes, de recuerdos propios y ajenos. Además, viene con un dvd con vídeos y paranoias suyas, así que no me ha costado mucho hoy dejarme caer por tiendas de discos a ver si me hacía con él…

Y así, esta tarde, mientras compraba piezas para recomponer ordenadores, hacía algunas fotos curiosas -que acabarán dentro de un rato en estas páginas-, y escuchaba el grandes éxitos de The Cure (elección de mi iPod, que pese a lo que digan algunos, NO tiene voluntad propia), me dediqué también a preguntar en tiendas de discos…

Hay una tienda nueva, en el centro, en ¿Kúo? ¿Cúo? ¿Quo? Bueno, ahi. Pero desde fuera no parecía que tuvieran el disco, además de que a las 5 y 20 de la tarde seguían sin abrir… (unido al cartel de la puerta, se busca dependiente, me hizo desistir de esperar…)

Me fui a la que otrora fue mi tienda de discos favorita, esa que tiene nombre de superhéroe. Curioso. La tía, con un corte de pelo bastante más agresivo de lo habitual y bailando cual posesa o poseída, tenía puesta la música (no lo reconocí, bastante rayante) tan alta, pero tan alta, tan tan alta, que apenas podía hablar con ella a pesar de tenerla a un palmo de mis rotundas narices. No hizo ningún amago de bajar el volumen (de la música, no de mi nariz), así que a duras penas me enteré de que el disco se les había acabado por la mañana, que volviese a preguntar mañana. Salí de allí con la sensación de haber hablado con alguien que estaba perdiendo el puntillo de la cordura.

Al final acabé pasando por Tipo, y estuvo bien porque tenían el disco, y a un precio razonable, pero mal porque me salió muy caro. Y es que no debí acercarme al estante de los dvds musicales. No debí haber posado los ojos en la zona de la D. pero claro, una vez que descubrí que tenían el doble DVD de Dream Theater, con la reedición remasterizada en sonido surround de sus directos, no lo iba a dejar allí. No. Claro que no.

Lo gracioso es que cuando salía de la tienda, relamiéndome pensando en la sesión musical que me iba a pegar viendo esos conciertos, me dije: Roberto, Alto. Recapacita. Vuelve a la realidad. NO TIENES DVD. O sea, sí lo tienes, pero está en poder de los incompetentes del servicio técnico de JVC, que llevan semana y media para hacerme el p#*@$ presupuesto. Hoy se han llevado la primera llamada, a ver qué pasa con ello. SIgo esperando.

Bueno, en el ordenador he visto que los directos de Dream Theater prometen. así que los dejaré para cuando los pueda disfrutar en condiciones. Y me dediqué al disco de Manolo García. En concreto, a coger el disco, meterlo en el ordenador, comprimirlo y pasarlo al iPod, que tenía que salir pitando a arreglar ordenadores. Y allí fui. Y allí arreglé. Y luego estuve enseñando a mi sobrino a jugar con mi Palm. Y luego estuve concretando planes para el fin de semana. Y luego me quise ir a casa. Y luego me volví a sentar al ver la que estaba cayendo. Y luego paró.

Y después llegué a casa, cené, y me puse a escrbir aquí mientras me sumergía en los versos, en la increíble riqueza musical del universo privado del Señor García. Por lo que llevo escuchado hasta ahora, ha sido una compra inmejorable…

Te busco entre la gente de las plazas.
Te busco en las calles de ciudades que ya no recuerdas.
Te busco en el perfume de mujeres que pasan, en los silencios que crecen cuando ellas no hablan,
Te guardo una tarde de sol por si la quieres. Ese es un tesoro que nadie podrá arrebatarte.
Te guardo una mirada risueña que nada pretende.
Te guardo en un bolsillo el calor de mi piel por si vinieses.

Seguiremos informando…

¿En qué quedamos?

Escuchando: The Shadow (Pendragon)

Nada más empezar a leer el periódico de hoy, me encuentro con la primera perla, en el artículo sobre los efectos de la granizada del domingo:

«Aunque no se produzcan con gran frecuencia, fenómenos como el vivido el domingo son frecuentes en esta época de final del verano, se explicó desde el Instituto Nacional de Meteorología»

Entonces… ¿es o no es frecuente? Me lo expliquen….

Seguiremos (¿des?)informando…

Me compraré un rotulador

Escuchando: Indeleble (Los Petersellers)

Hoy, después de grabar un dvd, le he puesto el nombre con mi rotulador. Con mi rotulador indeleble.

Y creo que nunca lo había pensado, pero es la leche lo del rotulador este. Porque me lo compré a la vez que mi primera grabadora de cds. Y desde entonces ha llovido mucho (sobre todo si contamos estos dos últimos días). Vamos, que no sé ni cuántos años hace de aquello. Para que os hagáis una idea, hablo de una grabadora de CDs, a 4x (20 minutos en grabar cada disco), en la que me dejé 55,000 de las antiguas pesetas (ahora casi las regalan con cuatro tapas de Danonino)

Desde entonces he cambiado de ordenador dos o tres veces, pasé a una grabadora externa, y hace poco a otra, pero de DVDs. Pero en todos y cada uno de los discos que he grabado en estos años, he puesto el título con el mismo rotulador. A veces no escribe demasiado bien y tengo que repasar las letras un par de veces, pero ahí sigue. Staedler sí que sabe.

En fin, como reflexión es una chorrada, lo sé, pero me sirve también de homenaje a ellos. Porque para mí ya es imposible separar la palabra «indeleble» de la frase «me compraré un rotulador», y acordarme de esos cuatro personajes de cómic encima del escenario. Los Petersellers.

Seguiremos informando…

PD: A todo esto, aquella primera grabadora también sigue funcionando todavía.

En los vértices del tiempo

Escuchando: Love Is Blindness (Trespassers William)

Hoy me he encontrado por la calle con gente abrigada. Profundamente abrigada. Abrigos y chaquetones dignos del mismísimo invierno. Vale que llueva, vale que el tiempo nos atormente… pero… sigue siendo Septiembre y hace bastante calor… Pero hay gente que decide que ya no es verano, da carpetazo y da igual lo que diga el termómetro: hemos cambiado de temporada. Hoy ya no hace bueno; y mañana, Navidad.

Algo parecido ocurre en Junio. En cuanto empieza a ver buen tiempo, la calle se convierte en una mezcla de personas con tiempo libre y atuendo veraniego, y de personas ocupadas que se niegan a reconocer que haga calor, que salga el sol, y mezclan trabajo o libros con jerseys, chaquetas y botas.

Al final, la temperatura, la estación y el clima son sensaciones subjetivas…

Yo, de momento, sigo en camiseta. Con paraguas, pero en camiseta…

Seguiremos informando…

K’s choice

Escuchando: Nowhere to go (Friends of Dean Martinez)

Ayer por la noche, a eso de las cinco de la mañana volvía a casa después de unas cuantas horas de lugares y situaciones comunes, y el cielo se iluminaba continuamente, en silencio, avisando de una inminente tormenta que, aunque aún estaba lejos, ya se dejaba notar…

Pero sí que debía de estar lejos, porque hasta hoy por la tarde no se ha acercado…

Es difícil resistirse a citar una vez más la canción de los Dire Straits. Aquí nunca llueve, solo diluvia. El ruido de la lluvia a traves de la persiana de mi habitación, junto a un trueno contínuo que lleva ronroneando más de una hora, compiten con el disco que estoy escuchando toda la tarde, como si fuese música para ascensores, pero sin ascensor. Y es una lucha peculiar, tromba de agua frente a sonidos hipnóticos con reminiscencias desérticas. Siempre me han gustado los contrastes…

Y así voy dejando pasar la tarde. Una tarde de domingo en la que si me llega un correo, es spam, y si me suena el móvil es que se han equivocado de número (no, no soy Lorena, lo siento). Como me siga creciendo el aburrimiento, a este paso voy acabar pidiendo información sobre esas fantásticas hipotecas o esos maravillosos medicamentos que tantas veces se empeñan en anunciarme, o dando conversación a alguien que no pregunta por mí.

Lo peor es que este domingo casero, gris y lento es el preludio de una semana que se prevé sin alicientes, aburrida, y demasiado ocupada con tareas por las que no me apetece preocuparme. Y de mientras voy pensando si el próximo fin de semana me voy con mis amigos a las fiestas de un pueblo, basadas en la ingesta y pringue de alcohol, o me quedo en Santander solo solísimo, pero descansando…

En fin… creo que dedicaré un rato a empezar un nuevo libro, que tengo unos cuantos esperándome. Kafka puede ser una buena elección…

Seguiremos informando…