Todo está tranquilo el día de Año Nuevo

Escuchando: Quiero beber hasta perder el control (Fito & Fitipaldis)

Mi plan de Nochevieja: cenar con la familia, comer las uvas, y salir hacia una preciosa casa rural en el medio de la nada, para celebrar el inicio del año con unos amigos.

Llegada a la casa: ya nos estaban esperando, velas, buen rollo, risas, primeros brindis. Monto mi dvd en el equipo de música, y le doy al play para que suene mi recopilación musical grabada expresamente para la ocasión. Que parece que gustó.

Una pena que se noten los años, y la falta de costumbre. Mi recuerdo de la fiesta se hace borroso con el paso de las horas, y a eso de las cinco y media de la mañana, Roberto dejó de existir para el resto del mundo, de una forma bastante lamentable que no hay manera literaria de dignificar. Dejémoslo ahí. Estas cosas pasan. Ni mis amigos berreando Jesucristo García hasta el límite de sus fuerzas (por lo que parece) fueron capaces de hacerme reaccionar.

En cualquier caso, me lo pasé genial hasta mi caída; la fiesta fue todo un éxito, un éxito internacional con muchos idiomas y acento extremeño.

El día de Año Nuevo ha sido tranquilo. Yo he dormido más horas de las que suelo dormir un día normal, con lo que me ha dado tiempo a recuperarme de mis excesos, dentro de lo que cabe. Hemos sido unos cuantos los que hemos decidido que la mejor manera de pasar el día de hoy era quedarse en la casa, apartados del mundanal mundo, comiendo tranquilamente, y siesteando con mantita y chimenea, mientras fuera diluviaba. Eso sí que es vida.

En fin. Intentaremos llevar el 2006 con un poco más de dignidad que anoche. Insisto: estas cosas pasan.

Seguiremos informando.

PD: Me han asignado un propósito para este año que empieza. Ser más cariñoso. No puedo prometer nada, se hará lo que se pueda.

Pues vale…

Escuchando: El hombre que casi conoció a Michi Panero (Nacho Vegas)

Último día del año. Soy bastante dado a mirar hacia atrás en días como hoy. Y no sé exactamente qué pensar de este año con rima fácil que termina.

Creo que no ha sido un buen año, en general. Lo ha salvado un otoño sin desperdicio, pero vuelve la sensación de estar atrapado en el mismo punto; y además pocas veces recuerdo un resumen anual con tantas catástrofes, humanas, naturales, e incluso personales… alguna ha habido sí. Y si te hice daño, aún lo siento. Y si me lo hiciste, aún duele la herida, cuando cambia el tiempo. Pero no hay remedio para lo irremediable. Mirar para atrás es sinónimo de tener que mirar hacia adelante, ahora.

No sé muy bien qué esperar de 2006. Paso de trazar esos grandes planes que no voy a seguir. Paso de buenos propósitos que no van a durar ni diez días. Paso de preocuparme. 2006 serán, sólo, 365 días, únicos. En nuestra mano está que sean días grises y aburridos, o días a recordar con sonrisas.

Fracasé una vez,
fracasé diez mil,
y aún así alzo mi copa hacia el cielo…

Que tengan todos ustedes un fantástico cambio de año, rodeénse de buena gente y sean felices: son mis planes para esta noche… ¡gracias por estar ahí!

Seguiremos informando. Un año más.

Quiromántico

Escuchando: Morado (Sr. Chinarro)

Eres atractiva y casi nunca para mí,
como un billete de quinientos.
Necesitas cambio, alguna compra, otro color,
como un billete de quinientos.

Yo hoy he hecho cambios. He ido a un concierto con un disco lleno de fotos, y me he vuelto con otro lleno de canciones. También he saludado a un montón de gente. Siempre nos vemos los mismos donde siempre, pero a veces los mismos somos más.

Qué cosas.

Una banda de paraninfos

Escuchando: Canción de palacio #7 (Nacho Vegas)

Y si hay un fuego aprenderé a arder.
Y si empiezo a arder aprenderé a apagarme.
Y vivo así en mi palacio de papel…

Un concierto de Nacho Vegas podrá ser muchas cosas, pero nunca normal: sus idas de pinza son monumentales, siempre. Me gustó, hubo problemas de sonido, pero me gustó. Iba predispuesto… El repertorio estuvo bien, incluso tocaron al norte del norte. Y no faltó esa canción que de las veces que la he escuchado en directo, ya es 25 y medio.

Apurando el año, hoy otro concierto: Sr. Chinarro. A ver qué tal. Eso sí, para compensar la carga melancólico-musical, esta tarde he estado de compras… tenía que comprar mi regalo para un amigo invisible, y había ido a una tienda con una vaga idea de lo que quería… he encontrado algo tan friki y tan perfecto para esa persona, que no he podido evitar soltar una carcajada.

Lo he comprado, y me he vuelto a casa riendo.

Seguiremos regalando.

Al menos estoy en mi insano juicio

Escuchando: I’m gonna make you love me (The Jayhawks)

Y así van pasando estos últimos días del año, entre sorteos frikis para amigos invisibles, y recopilaciones de música para fiestas de fin de año. Que luego no les gustará, pero vaya pedazo de disco que me estoy currando, para todos los gustos, edades y nacionalidades, oiga.

Poco más que contar. Ayer de concierto, muy bonito muy tranquilo, muy sentado, muy lluvioso. Perfecto para disfrutar. Y, ¿por qué no?, para echarte de menos.

Y hoy más: Nacho Vegas. Tengo ganas…

Seguiremos informando desde Norteña.

¡Ay madre, que es el coche de Fernando Alonso!

Escuchando: Corpus Christi Carol (Jeff Buckley)

– ¡Ya se le oye por el tejado!
– ¡Están llamando a la puerta!
– ¡Eso ha sonado en la ventana!

La verdad es que fue divertido, pero para otro año, deberíamos ensayar todos el mismo guión para no volver loco a mi sobrino. Claro, que a esas alturas estaba ya tan nervioso y tan tenso, que le daba todo igual.

En mi casa es tradición darnos los regalos en Nochebuena. Es cuando nos juntamos todos a cenar, esa noche y en la comida de Año Nuevo. Y claro, ninguno queremos renunciar a ver la cara de Héctor cuando descubre el salón lleno de paquetes envueltos en papeles de colores. Una cara de ilusión digna de foto.

Una lástima que cada año nos cueste un poco más seguir siendo niños.

Seguiremos informando.

¿Se puede pedir una república a los Reyes?

Escuchando: Everybody is a fucking liar (The Posies)

Estimados responsables de comunicación en la Zarzuela. En estas fechas tan entrañables, espero que esta misiva que yo, humilde ciudadano les hace llegar, acabe en manos de las personas adecuadas, ya que desconozco la identidad de los profesionales encargados de realizar las postales navidañas de sus jefes, los Reyes. Los de España, no los de Oriente. Digo.

He contemplado con sumo pesar la imagen con la que la Familia Real nos felicita las fiestas este año. Sí, con pesar porque al tratarse de un evidente montaje fotográfico, entiendo que nuestros afables representantes no han tenido ni un sólo segundo para reunirse y posar ante el fotógrafo. Por ello, habrán tenido que recurrir a realizar esta farsa y cumplir así, como buenamente han podido, con su compromiso ante nosotros los españoles.

No les culpo, tiene que ser muy duro eso de ser rey, príncipe, o infanta. Todo el día ahí, que si recepciones, reuniones, leer los discursos que les preparan, soportar el stress de tener que salir hoy en televisión, con el desparpajo, naturalidad y dicción acostumbrados… son muchas cosas. Como para encima ponerse a reunir a toda la tropa real sólo por figurar. No, no, para esto están los profesionales del retoque digital.

Aunque precisamente de eso quería yo hablarles. Imagino que con las prisas, no habrán podido encontrar a alguien competente que se hubiese leído una guía rápida de Photoshop. Porque, entre usted y yo, el resultado, así, visto en grande, es una gran chapuza. Se lo perdonamos por el afecto que les tenemos a los Reyes, sus jefes, el resto de los españoles, que si no… si no, sería para mosquearse. Viniendo de otras personas, uno podría pensar que nos quieren tomar el pelo, con bromas pagadas de nuestro bolsillo.

En cualquier caso, para años venideros les insto a que guarden mi dirección en su agenda. No soy la persona más monárquica de este reino, pero el dinero lo puede arreglar todo, y puedo asegurarle de que mis habilidades retocando y trucando fotografías, aunque modestas, están a años luz del burdo intento de este año.

Si quieren, incluso, puedo poner a Forrest Gump. Anda que no sería gracioso.

Sin nada más que añadir, se despide este humilde ciudadano que les paga el sueldo.

Roberto.