Recomendando lecturas: El secreto de mi éxito

Escuchando: Success (Interpol)

El secreto de mi éxito

Una recomendación rápida para las lecturas veraniegas que comienzan: El secreto de mi éxito, de Jaime Rubio Hancock. Se trata de una novela editada por Libro de Notas, que se puede conseguir en papel, en formato electrónico para Kindle en Amazon, o directamente en EPUB y PDF en descarga gratuita, aunque agradecen donaciones. Después de leerlo, costará no hacerlas. Se trata de un libro que trata con un humor muy ácido una historia que, desgraciadamente, comienza a ser más cercana a la vida real que a la ficción. La sinopsis dice así:

En este siglo XXI devorado por la crisis económica, los monstruos y los villanos más terribles tienen forma de empresarios con corbata y sus armas se llaman ERE y regulación de empleo. El protagonista de esta novela de Jaime Rubio es prácticamente el último hombre vivo, la persona que ha quedado en pie en una empresa en la que todos los demás se han marchado, el encargado de cerrar la puerta y apagar la luz cuando todo haya terminado. Atrapado entre los muros de una oficina vacía y en proceso de descomposición, nuestro héroe espera que venga el jefe a firmarle su finiquito mientras aguanta como puede el abandono de su novia, el regreso a casa de sus padres y sus propias alucinaciones. Si Kafka hubiese escrito El proceso en 2012 y tuviese un poco más de sentido del humor, posiblemente le habría salido una novela muy parecida a El secreto de mi éxito.

Me lo he leído, literalmente, en un par de sentadas. Muy divertido y crítico a la vez, con un tono muy coloquial (en ocasiones me ha chirriado un poco la puntuación, eso sí). Lo dicho: que sea por falta de lecturas.

Seguiremos informando.

Era blanca y se llamaba Beltza

Escuchando: To the dogs or whoever (Josh Ritter)

Beltza

Cuando era niño, mi madre tenía miedo de los perros. Como era de esperar, fue contagioso y durante mi infancia huí de compañías caninas. Con los años he recuperado un poco la cordura, aunque sigo siendo un poco Frasier en mi relación con los canes.

La vida, que se gasta una ironía fina, fina, hizo que cuando me mudé a compartir casa y algo más, entre los extras estuviera una perrita de visita los primeros días. O por usar el diminutivo con el que se la conocía: perrina. Acostumbrada a vivir en el pueblo, por logística a veces tenía que venir a pasar unos días a una ciudad que la aturdía. Y ahí comenzamos a conocernos.

Se llamaba Beltza, que en euskera quiere decir negro. Era blanca, claro. Pero eso es otra historia. Cuando la conocí ya era mayor, y me hicieron el resumen de sus anécdotas de juventud. Eso sí, seguía teniendo la agilidad suficiente para demostrar a los urbanitas algunos de sus mejores trucos. El de hacer pis sin parar de andar levantando las dos patas traseras siempre fue el más celebrado durante sus paseos por la Alameda.

De vez en cuando iba yo a su casa, otras veces venía a la nuestra. Siempre fue un modelo de educación, y puedo contar con los dedos de una mano las veces que la oí ladrar. Y con ella descubrí que sí, que hace mucha ilusión que te reciban así cuando llegas a casa. O que los perros son más coherentes y previsibles que muchas personas. También que no le gustaban las bolitas amarillas de su comida, y que era capaz de escupirlas. Una a una.

Y así pasamos los días, ganándonos respetos y confianzas mutuamente. Entendiendo yo cuándo ella quería que le abriese el balcón, haciendo ver ella el miedo que tenía a las tormentas enroscándose a mis pies. Hasta mi madre acabó reconociendo que le caía bien.

Pero los años también pasaron, y comenzaron a notarse. Se perdieron sentidos y se ganaron incontinencias. Las escaleras se subían hacía arriba y se rodaban hacia abajo. Y ya a última hora acabó por huir de la compañía, por desconocer horarios, por ladrar sin acordarse muy bien de cómo se hacía. Por andar sin saber muy bien hacia dónde, por pararse sin saber muy bien por qué.

Hace unos días que nos dejó, y si existe algún cielo para perros espero que tenga una larga playa como la que tanto recorrió jugando. Y es que, quién me lo iba a decir a mí, yo también la echaré de menos. Claro que sí.

Hasta siempre, Beltza…

Probando Layar Creator: tarjetas con vida

Escuchando: Virtuality (Rush)

Lo que aparece sobre estas líneas es una prueba rápida de las posibilidades de Layar Creator, la nueva plataforma que ha lanzado Layar para generar contenido de realidad aumentada asociado a material impreso. No es una prueba de laboratorio: si alguien tiene alguna de mis tarjetas, puede hacer el experimento.

La tecnología no es nueva, son cosas que ya se podían hacer, aunque de manera más laboriosa, usando las herramientas para desarrolladores que proporciona Layar. Ahora, sin embargo, con Layar Creator es todo mucho más fácil: desde una interfaz web muy sencilla se pueden generar campañas con páginas (imágenes a reconocer desde el móvil) en minutos.

Acceder a estas campañas desde el móvil es aún más simple: basta con arrancar la aplicación gratuita Layar (para iOS y Android), apuntar directamente a la página, tarjeta o cartel en cuestión, y listo: la imagen se reconoce y se ofrece al usuario la acción programada, dibujada en la pantalla directamente sobre el objeto al que estamos apuntando, como se puede apreciar en el vídeo. Además, no hace falta seleccionar previamente ninguna capa de contenidos (como ocurre con las capas de Layar geoposicionadas, que hay que seleccionar antes). Directamente busca y encuentra, sin preocuparnos de nada más,

Hasta aquí todo muy bonito. Porque lo es. Sin embargo, todo este entorno tiene algunas limitaciones. La primera, que las acciones están limitadas a unas pocas, las más habituales, pero sin posibilidad de ampliarlas: mandar un correo, abrir una web, publicar en redes sociales, reproducir un fichero de audio o un vídeo (de YouTube o un fichero que tengamos alojado en un servidor)… La única personalización que se permite consiste en cambiar el botón por defecto por una imagen que proporcionemos (es lo que he hecho en el vídeo, para la tarjeta más grande). Con todo, cubre los usos más básicos que se puedan necesitar en una campaña de Realidad Aumentada de este tipo.

Otra limitación viene dada por la rigidez de los parámetros que se nos pide para crear un botón. Sólo se admiten vídeos de Youtube, o en formato MP4 con unas características muy concretas y alojado en un servidor externo, por ejemplo; además, el video no se ejectuará diectamente sobre el objeto a no ser que el terminal móvil sea especialmente potente… de no ser así, se mostrará un fotograma o icono que al ser pulsar lo abrirá a pantalla completa (como se ve en mi ejemplo); más: el botón de Enviar Correo no incluye un campo para predefinir el destinatario (entiendo que eso es un fallo a corregir); las acciones relacionadas con redes sociales son muy básicas, etcétera.

Y una última limitación viene de la mano de una de sus ventajas: al no limitar la búsqueda al contenido de una capa, busca en toda su base de datos de imágenes. Así que o nuestra imagen de referencia es muy singular, o acabaremos teniendo problemas de coincidencias múltiples. A mí ya me ha ocurrido, y eso que acaban de abrir la plataforma. En caso de que ocurra, se presenta al usuario un listado de las campañas que puede estar buscando, para que elija la correcta.

En resumen: para poder tener más libertad y fiabilidad seguirá siendo necesario recurrir al entorno para desarrolladores que ya existía (donde este tipo de contenido se denomina Layar Vision). Eso sí, se añade un paso más: hay que seleccionar una capa concreta antes de ponernos a apuntar con la cámara, pero se controla más el contenido y las acciones asociadas al mismo (elementos en 3D, votaciones, etc..)

¿Y todo esto es gratis? Sí, de momento. A partir del 1 de agosto seguirá siendo gratuito crear campañas, pero incluirán publicidad. Si queremos evitarlo, habrá que pagar 15€ por cada página (por cada imagen que forme parte de una campaña). El pago será unico (no es ninguna cuota), y existirán bonos de 100 páginas a 999€. Seguirá siendo interesante, pero sólo para usos más concretos y comerciales.

Para los desarrolladores, Layar Vision tendrá unas tarifas similares, aunque se deja caer en la web que para usos educativos, artísticos y no comerciales se podrá contactar con ellos, «a ver qué se puede hacer…«

Las campañas creadas antes del 1 de agosto no tendrán publicidad una vez pasada esa fecha. Habrá que aprovechar para experimentar, entonces.

Se trata en definitiva de un gran avance por parte de Layar, que acercará más la tecnología de Realidad Aumentada a los usuarios. Usar una campaña generada con Layar Creator es realmente divertido y fácil. Y además en la misma aplicación seguimos teniendo acceso a todas las capas geoposicionadas desarrolladas hasta la fecha, que siguen manteniendo su vigencia: hay situaciones en las que son mucho más adecuadas.

Es más, con un poco de ingenio se puede conjugar todo: otro de mis experimentos ha consistido en añadir un detalle a una de mis capas geoposicionadas. Ahora, si desde Layar apuntamos a una tarjeta de usuario del servicio de alquiler de bicis de Santander, cargará automáticamente la capa de Realidad Aumentada donde tengo geoposicionadas todas las estaciones de préstamo, su estado (bicicletas y bornetas disponibles), así como el resto de aparcabicis de la ciudad. Muy útil ahora que llega el buen tiempo.

Lo dicho. Seguiremos experimentando.

Piko Piko: el gusanito

Piko Piko

Hoy voy a hablar de otro juego infalible e imprescindible. Con él, además, comencé a descubrir la cantidad de juegos modernos que estaban apareciendo, aunque las jugueterías al uso siguiesen vendiendo lo de siempre. Ah, y también fue el primer juego que compré que estaba creado por un señor alemán llamado Reiner Knizia. Todo un personaje, doctor en matemáticas y diseñador de juegos profesional, que está detrás de muchos grandes éxitos actuales.

Por todo eso, y por lo divertido que es, hoy voy a hablar de los gusanitos. Prepáranse a jugar al Piko Piko.

Piko Piko

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