Escuchando: Flight attendant (Josh Rouse)
No volver a mirar esa esquina cada vez que paso por enfrente. No va a estar allí, esperando para cruzar, como la última vez. Se fue.
Escuchando: Flight attendant (Josh Rouse)
No volver a mirar esa esquina cada vez que paso por enfrente. No va a estar allí, esperando para cruzar, como la última vez. Se fue.
Escuchando: Louie Louie (Iggy Pop)
Después de la película de esta noche, inevitable…
La cerveza es mía; no fumo y no me gusta el café…
Seguiremos informando…
Escuchando: You can leave your hat on (Joe Cocker)
El sueño de mucha gente es que le den un papel en una película. A mí ayer en la Filmoteca -cortos surrealistas entre llamadas sin respuesta- me dieron muchos; y es que parece que le cogieron el gusto a eso de poner y regalar papelitos y carteles…
A los ya habituales, como el de prohibido introducir comida y envoltorios ruidosos (eso va por ustedes, señores, tráiganse los caramelos pelaos), se añadieron algunos más: la sustitución de una película por otra, el aviso de que la proyección iba a ser en 16mm… o incluso un aviso de última hora que decía: Los cortometrajes «Rain» y «El vampiro» se intentarán dar más adelante ya que las copias que están en nuestro poder son improyectables por el mal estado en que se encuentran las mismas. Pues vaya. Alguna coma no habría estado de más. Y en cualquier caso, eso de dar una película es demasiado coloquial para un aviso de una Filmoteca, ¿no?
Y por cierto. Señora. En el interior de la sala, la temperatura es agradable. Nada que ver con el frío del exterior. Se está a gusto, no hay riesgo de coger un resfriado, no hay corrientes traicioneras. Por eso, y porque queda un tanto ridículo -a pesar de que en una noche de cine surrealista se le pueda permitir-, la próxima vez, hágame caso: quítese el sombrero.
Seguiremos informando…
PD: Gracias Jaime, por adelantarme la noticia. Qué fuerte. Cada vez estoy más contento de haber sido tan precavido.
Escuchando: I want everything (Luna)
Ayer tenía pensado acercarme por la noche a la Filmoteca a ver cosas surrealistas (aparte de las que me pasan de vez en cuando, digo), pero una llamada de última hora me hizo cambiar de idea…
Oye, pásate por el Doménico, que hemos quedado allí, se presenta un corto y lo organiza la madre de no-sé-quién….
No me enteré de quién era no-sé-quién, pero me acerqué hasta el sitio ese… para los que no lo conozcan, es uno de los café-teatros más chulos de Santander… bueno, vale, también es el único…
Una vez allí descubrí de qué iba la cosa: la madre de un amigo presentaba un corto del que era directora, guionista, intérprete, compositora… (además de que había alguna otra cara conocida entre el reparto…) así que acabé sentado en la mejor mesa del local, abarrotado de gente, con una pinta de cerveza y algún que otro canapé. Ya iría a la Filmoteca otro día…
Tras una breve presentación, se procedió a la proyección del corto, Algunos menos iguales. Proyección accidentada, desgraciadamente: el proyector dejaba bastante que desear (era mejor verlo por alguna de las televisiones planas que hay por el local que en la pantalla grande) y lo que es peor, la proyección se detuvo dos veces. Ley de Murphy y todas esas cosas, pero vamos… que con tanto corte, el corto se hizo un largo…
Me habría gustado verlo del tirón, porque así, a saltos, perdió un poco de chispa… Lo que más me gustó del corto: las reflexiones finales, con una fotografía muy bonita, y frases y melodías que se van repitiendo a lo largo del mismo, como hilos conductores de las historias que se van presentando…
En cualquier caso, lo mejor fue el ambientillo de la presentación, con esa divertidísima sesión de preguntas tras la proyección («Mamá, que no…») y las posteriores charlas y divagaciones con amiguetes y la autora, que se prolongaron hasta algunas horas después en una cafetería cercana, hablando de lo humano y de lo divino… en especial de lo primero.
Una noche diferente.
Seguiremos informando…
Escuchando: Electric Life (Mojo Project)
Lo que ven ustedes en la imagen es una prenda diseñada por un tal Philip Worthington. Y si no lo he entendido mal, la cosa funciona así: uno se pone eso, si se atreve, y sale a dar una vuelta por esos mundos de Dios. Y mientras nos sintamos a gusto, pues nada, a disfrutar de la vida…
Ahora, ¿qué pasa si algo nos turba? Si nos empezamos a sentir incómodos por la razón que sea, se empieza a erizar la cresta, cargándose de electricidad estática. Y cuanto más incómodos, más punkies, oiga.
Y ya si alguien nos toca… ¡zas! descarga de 100,000 voltios (¿cien? ¿cien mil? ¿cien mil no son muchos?) para el atacante.
En la página de tan original visionario podemos encontrar hasta un par de vídeos recreando un situaciones en las que la prenda podría ser útil: un bar o un callejón oscuro…
En fin. Cosas veredes, amigo Sancho…
Fuente: Gizmodo
Seguiremos informando…
PD: Vale, como avance técnico-científico puede ser una tontería, sí. Pero imagínense a un servidor vestido de esa guisa, en un concierto de, pongamos, David Bisbal. Ahí, entre fans histéricas… Ave Maríaaaa¡ZAS! (una), cuando serás míaaa¡ZAS! (dos)….
Escuchando: Where is the line (Björk)
El PC más bonito… suele ser un Apple. Y me explico…
Esta vez ha sido Telefónica, pero es una práctica bastante habitual en publicidad. Cuando se prepara un anuncio para televisión, para una revista, para una web, para un folleto de publicidad de una mueblería… siempre que haga falta poner un PC, hay muchas posibilidades de que lo que aparezca finalmente sea un Apple. Eso sí, retocando un poco con Photoshop para hacer desaparecer la manzana, si es necesario…
¿No se lo creen? Echen un vistazo a cualquier catálogo de mesas de ordenador, a los anuncios de la tele en los que sale un ordenador… incluso AMD utilizó un Apple para anunciar unos de sus procesadores (que por supuesto no pueden ser utilizados en ningun Mac…) El hecho de que muchos publicistas usen ordenadores de Apple como herramienta de trabajo supongo que influya…
La última ha sido Telefónica con su última campaña de su ADSL. Ha utilizado lo que es, inequívocamente, un iMac G5; sin manzanita, claro. Eso sí, que ningún Mac-ero les llame para pedir ayuda a la hora de configurar su ADSL: no ofrecen soporte a usuarios de Apple. Curioso, ¿verdad?
Fuente: faq-mac
Seguiremos informando…
Escuchando: Bonnie & Clyde (Luna)
Interesante semana cinematográfica ésta; al menos en la sección alternativa de los cines de Santander. Aquí van unas cuentas propuestas…
Los cines Groucho dedican una sala a su programación regular (Confidencias muy íntimas) y la otra a un especial Premios Goya, con dos películas: la primera sesión es para Frío sol de invierno -premio al mejor director novel-, y las dos restantes para Whisky, película uruguaya ganadora del Goya a la mejor película extranjera.
Ésta última tenía ganas de verla, tiene muy buena pinta. Curiosamente, estaba prevista también en la Filmoteca para esta misma semana. Que manda huevos. Dos cines independientes en Santander, y van y programan la misma cinta. Al final en la Filmoteca la han cambiado (no pueden programar películas aún en cartelera comercial) por Es más fácil para un camello…
En cualquier caso, lo interesante es el resto de programación de la Filmoteca para esta semana: Fellini, con Las Noches de Cabiria; y una película que me muero de ganas de ver: Coffee and cigarettes. Del mismo director, Jim Jarmush, que ésta otra genialidad que vi la semana pasada, se trata de una serie de cortos que tienen como hilo común el tabaco y una taza de café. Y entre sus protagonistas, hay de todo: Tom Waits, Iggy Pop, Roberto Benigni, Cate Blanchett, Steve Buscemi, Bill Murray… ¿Jack White, Meg White? ¿estos no son The White Stripes? En fin, que tiene una pinta muy, muy apetecible.
Para completar la programación, una serie de cortos y documentales sobre el cine surrealista, que se prolongarán hasta la semana que viene…
Lo dicho. Propuestas más que interesantes. Y por dos euros la sesión filmotequera, bien se puede ver algo diferente por una vez… Avisados quedan…
Seguiremos informando…
Escuchando: To this day (K’s Choice)
Hace poco me llegó un recibo de una cuenta en un banco que no sabía ni que tenía. Le quedaban cuatro duros, pero me habían cobrado tales comisiones, que otra de esas y me dejaban con un descubierto, así que me dispuse a cancelarla.
Así, me dirigí a la oficina en cuestión (la entidad bancaria la voy a mantener en el anonimato) con ese recibo (no tenía ni cartilla ni nada de esa cuenta, a saber…)
No sé si el empleado de la ventanilla se sorprendió al oirme decir Vengo a cancelar esta cuenta, pero lo que sí os puedo asegurar es que a mí me soprendió su repuesta: Sí, un momento, te quedan catorce euros, toma, cinco, diez…
Ahí se quedó parao, volvió a coger el dinero, y me dijo que no me lo podía dar, que la cuenta estaba inactiva (?) y que la tenía que activar, que volviese al día siguiente…
Efectivamente, volví, me dio mis 14 euros, y me fui. Me fui bastante sorprendido, cada vez más, la verdad.
¿Y por qué me soprendo? Pues muy sencillo. Porque en ninguna de las dos ocasiones me pidió ninguna clase de identificación. Mi DNI no salió en ningún momento de mi bolsillo. Sólo fui con un recibo que podría haberme encontrado en la calle, me cancelaron la cuenta, y me dieron el dinero.
Curioso esto de la seguridad bancaria, sí…
Seguiremos informando…
Escuchando: Before you accuse me (Eric Clapton)