World Press Photo

Escuchando: Wishful Thinking (Wilco)

Arko Datta (India) ha sido el ganador del último premio World Press Photo. Impresionante, como suele ser el caso, es la imagen ganadora, una mujer llorando por las víctimas del tsunami. Viendo fotografías como esa, uno -a parte de tener ganas de colgar la cámara- se pregunta si sería capaz de tener la cabeza fría para ponerse a sacar fotos en esa situación; rodeado de cadáveres, rodeado del desastre; o en medio de una guerra; o tras un atentado; hay que valer… aunque siempre he pensado que hay ocasiones en las que la cámara sobra, y que sería mejor dedicar las manos a intentar ayudar, que a sujetarla. Dilema profesional, supongo… (yo, la única vez que he estado en algo parecido al centro, centro, centro de una noticia, de lo que menos me acordé fue de la cámara, la verdad)

En cualquier caso, merece la pena, y mucho, echar un vistazo a la galería de ganadores de este año. Y también a la galería con los ganadores de los últimos 50 años. Da que pensar. En 50 años, lo único en lo que se ha mejorado es que ahora se ven las miserias en color. Pero no dejan de ser las mismas.

Enhorabuena a los premiados. Me quito el sombrero…

Seguiremos informando…

Sin sorpresa, sin misterio

Escuchando: So lonely (The Police)

Know no one’s knocked upon my door
For a thousand years or more
All made up and no where to go
Welcome to this one man show
Just take a seat they’re always free
No surprise no mystery
In this theatre that I call my soul
I always play the starring role…

Tarde. Pronto. Antes. Después.

Escuchando: 20,000 Streets Under the Sky (Marah)

Me jode que me hagan esperar como al que más. Y aún así, no puedo evitar sentir admiración por esa gente que tiene por hábito llegar tarde; no por todos: sólo por los que lo saben hacer con naturalidad, con elegancia, con chulería arrabalera. Los (podría decir las, es lo que estoy pensando) que saben que se lo pueden permitir…

Gente que cuando aparece media hora después de lo previsto, no pone cara de no haber roto un plato mientras se inventa una excusa; pone cara de haber hecho añicos la vajilla y se limita a preguntar: ¿qué tal?

La puntualidad es una virtud. La de aquellos que no tienen ninguna otra cosa interesante que hacer con su tiempo… Ser puntual es aburrido, es propio de personas que no confían en que merezca la pena ser esperados.

Yo, por supuesto, no soy puntual. No puedo evitar llegar siempre cinco minutos antes.

Seguiremos informando.

No digas que más tarde será mejor

Escuchando: Stuck in a moment you can’t get out of (U2)

Cuando llueve me hacino en un autobús para ir a casa desde el trabajo. Pero cuando hace no malo (no hace falta que haga bueno) voy a casa dando un paseo… caminata que incluye atravesar un pequeño parque, que a estas alturas del año y esas horas de la tarde, no está demasiado iluminado.

Es un pequeño placer cruzar una calle, dejar atrás el tráfico, atravesar una puerta de madera, y encontrarse sólo rodeado de árboles, entre cuyas ramas se alcanza a ver alguna que otra estrella, si está despejado… como hoy… Buen momento para subir el volumen de la música, soñar que se está en otro sitio, lejos, muy lejos; que no se vuelve, sino que se va…

Unos pasos más, un poco más de luz, ahora unas escaleras, cuidado que las están reparando, ya está. Vuelta al bullicio, al tráfico, a los semáforos, al ruido, a la luz amarillenta de las farolas.

Making movies

Escuchando: Skateaway (Dire Straits)

Hay que ver con lo que se puede hacer en un momento, con un Mac, iDVD 5, unas cuantas fotos y un par de emepetreses«Haga su propio DVD en dos patadas, fácil y divertido».

Y eso que lo he instalado antes, y aún no he investigado mucho… promete, promete…

Seguiremos informando…

¡Taxi!

Escuchando: Back in the Good Old World (Tom Waits)

Leí unas líneas sobre ella en el programa de la Filmoteca, y sonaba tan bien, que tenía que ir a verla. Y lo hice, fui anoche…

Después de comprar mi entrada, mientras esperaba a que abriesen las puertas y salieran los de la sesión anterior (El milagro de Candeal), me puse a mirar al resto de la gente que hacía cola, y llegué a la conclusión de que con esa variedad de audiencia, la película seguro que iba a estar bien. Y es que había gente con pinta de persona cualquiera, como yo; señores y señoras mayores; atractivas chicas alternativas; algún músico callejero; y un tipo con chupa de cuero y bombín. Qué cosas.

Entré, me senté en mi butaca habitual (manías que tiene uno) y a los pocos minutos comenzó Noche en la Tierra. Una película compuesta de cinco historias independientes, cada una ambientada en una gran ciudad del globo (Los Ángeles, Nueva York, París, Roma, Helsinki), pero con dos denominadores comunes: todas transurren por la noche (la misma noche, y a la vez), y todas giran alrededor de un taxi.

La propuesta era muy atractiva. Empezó bien y mal. Bien, porque la música era del maestro Waits. Mal, porque la primera persona en aparecer en pantalla fue Wynona Ryder. Pero bueno, no todo iba a ser perfecto…

Un par de horas después salí del cine con la sensación de haber visto una de las películas más interesantes y divertidas que me han pasado por delante de los ojos en los últimos meses. Lo mejor, para mi gusto, las historias ambientadas en Nueva York, y sobre todo, en Roma. Un Roberto Benigni sobreactuando (raro en él, ¿no?) como taxista parlanchín, caradura y pecador…. El final de la historia acaba pareciendo uno de aquellos números de Pepe Viyuela, pero bueno, se le perdona…

Una película altamente recomendable, sí. Además, ¿quién no ha tenido alguna vez una aventura extraña en un taxi?

En fin. Que visto lo de ayer, ya estoy deseando ver otra película del mismo director, y con un variadísimo reparto, Coffee and cigarettes, que tienen por allí el cartel con un letrero de próximamente (al igual que 2046, por cierto…)

Seguiremos informando…

Fantasmas

Escuchando: Your Ghost (Kristin Hersh & Michael Stipe)

If I walk down this hallway, tonight,
It’s too quiet,
So I pad through the dark
and call you on the phone
Push your old numbers
and let your house ring
til I wake you ghost.
Let him walk down your hallway
it’s not this quiet
slide down your receiver
sprint across the wire
follow my number
slide into my hand.

Qué pena…

Escuchando: Walking on broken glass (Annie Lennox)

Lo hicimos unos cuantos años. Suficientes para acabar cogiendo algunas costumbres…

Era la semana del SIMO. Llegábamos a Madrid el miércoles o el jueves por la noche, cogiendo el tren de la tarde; casi siempre encontrándonos los de siempre, vagón más, vagón menos… Una vez en Madrid, a dejar las cosas en la casa de rigor, a cenar algo (la mayoría de las veces en el Vips más cercano) y antes de retirarse, una cervecita. Mítico, el Triskel

Y al día siguiente, a madrugar un poco para llegar con tiempo a Ifema. Línea 8, hasta Campo de las Naciones. Por el camino, el metro se va llenando de frikis informáticos (los más, como nosotros) y de azafatas apuradas (las menos) dándose el último retoque al uniforme…

AL salir del metro, incansables, los repartidores de publicidad empiezan a ofrecernos las primeros gramos de las toneladas de papel que se desperdician en estas ferias… derechos a la recepción, a demostrar que somos profesionales del asunto (al principio no lo éramos, pero lo acabamos siendo) y a conseguir nuestra tarjetita. La tuya tiene nombre, la mía no, chincha.

Abren las puertas, primeros vistazos a los stands. El de Apple que no falte… a lo largo de la mañana, inevitable parar allí a escribir algún correo a los amiguetes…

Unas horas después, hora de hacer un descanso; huimos de la locura de la feria, y nos acercamos hasta el Pans de un centro comercial cercano, a reponer fuerzas; también a meditar lo de siempre: ¿me compro eso que he visto? ¿o eso otro? ¿por qué vengo a estos sitios, siendo como soy…?

Tras el descanso y una breve sobremesa, vuelta a la feria, paseando, disfrutando del buen tiempo y del solecito. Siempre me gustaron esos dos edificios, uno de una empresa informática, otro de una aseguradora. Me hacía gracia, además, porque hacía años que una revista de informática los usaba como motivo para hacer pruebas en sus análisis de cámaras digitales. No era para menos, son muy fotogénicos, con sus cúpulas y sus superficies acristaladas…

Esta mañana, cuando he leído que acababa de estallar una bomba allí, me podía imaginar perfectamente la escena, los cristales rotos, toda la gente que acababa de llegar al trabajo, los gritos, los sustos, los nervios, el miedo, las sirenas…

Qué pena que no les estallan todas las bombas en las manos mientras las preparan.

Seguiremos informando…