13, Rue del Percebe, Santander

Escuchando: Into the groove (Superbus)

Imagino que en muchas ciudades estén igual. En casi todas. Llega la campaña electoral y todos, sean del color que sean, se ponen a remover tierra, a levantar calles, a plantar jardines. Las obras de cuatro años en un par de meses.

Así andamos en Santander y alrededores. Sólo que esta vez, además, los ejecutores de las remodelaciones parece que están siendo descuidados, acelerados, y despistados.

Asfaltan la carretera a toda prisa, dejando parches y apareciendo agujeros a los pocos días. Se olvidan de volver a pintar los pasos de peatones. No pasa nada, sólo hay un colegio a un lado y un asilo al otro. No sé cuantos cortes de luz llevamos en las últimas semanas, por cables que ofrecieron resistencia al movimiento obrero. Por idénticas razones he visto caer agua al más puro estilo fluvial por alguna que otra calle, con los consiguientes cortes en el suministro.

En otra localidad cercana, hasta se han atrevido con los conductos de gas, con espectáculo pirotécnico incluido. La traca, oiga. Pero tampoco hay que irse a lo dramático, a los accidentes, a lo espectacular. No. Lo mejor de todo siempre son los pequeños detalles.

Últimamente el servicio de transportes está reorganizando algunas líneas de autobús, y añadiendo otras. Falta hacía. El otro día, sorpresa, he descubierto que un autobús pasa por mi pequeña y secundaria calle… ¡incluso hace una parada!

Que alegría, que alboroto. A los pocos días descubrí que había crecido en la acera un poste, con su cartel explicativo, indicando el punto donde el pequeño autocar debía realizar sus paradas.

Al día siguiente el poste había desaparecido.

Un día más tarde, volvió a aparecer. Pero en la acera de enfrente. En el mismo lado que la puerta del autobús, esta vez.

Pues eso; los pequeños detalles.

Seguiremos informando.

El ladrón de columnas, en cuerpo y prótesis

Escuchando: Been caught stealin’ (Jane’s Addiction)

Noche teatral la de hoy. Anda que no tenía ganas. Voy poco al teatro, por lo que cada visita la espero con ganas. Pero además la obra de hoy era especial. El ladrón de columnas es una adaptación teatral de textos periodísticos del (para mí) genial Juan José Millás.

Ha estado muy bien. La escenografía la he encontrado extraña, demasiado en algunas ocasiones, pero a rasgos generales ha sido un excelente acompañamiento para las certeras palabras del autor.

Además, me han devuelto también hoy un libro al que le tengo especial cariño. Cuerpo y prótesis es un volumen que recopila una serie de artículos periodísticos de Millás, alguno de los cuales ha aparecido en la obra de hoy.

Ese libro tiene, en concreto, un texto que me encanta. Además, recuerdo que lo leí por primera vez durante una sobremesa soñolienta en la playa, por lo que no me costó ponerme en situación.

En crispados tiempos de crispante crispación, bienvenido sea el humor inteligente.

Seguiremos leyendo.

PD: bola extra, articuentos.

Rummy, Rummy, Rummy!

Escuchando: Ruby (Kaiser Chiefs)

A veces los mejores días son los que no se planean. El sábado, después de una manifestación y unas improvisadas cañas, acabamos en casa de unos amigos, estrenando su habitación Zen y convirtiendo un juego de mesa en uno de suelo.

Nunca había jugado, pero me gustó. Y engancha. Es entretenido, el Rummikub.

Al día siguiente, hablando con un amigo sobre juegos, salió a relucir el tema de Falomir. Y es que se trata de una marca de juguetes de lo más peculiar. El Intelect que compramos no hace mucho no es más que un Scrabble patrio (la única diferencia es la ausencia de dos comodines, y un precio mucho menor).

Resulta además que el Scrabble no es el único juego en el que se han inspirado. Una visita a su web nos hace descubrir nombres que nos suenan de algo, seguro: Superpoly, Rummy, Colgado, Cuál es cuál, Monos saltarines, Médicos de animales (para operar), Masterman, Pincha el pirata, Pintatodo, Hundir los barcos, Coloca 4, El canguro saltarín (¿no era una mula?)…

Tengo la secreta sospecha de que la plantilla de Falomir se compone de un hombre haciendo juguetes, y cincuenta abogados.

Seguiremos jugando.

Una manifestación de andar por casa

Escuchando: Our House (Madness)

El sábado, miles de jóvenes se manifestaron en ciudades de toda España. El objetivo: demandar soluciones al problema de la vivienda en este país. En Santander hubo manifestación, pero la verdad es que daba más lástima que otra cosa. Pero bueno, ahí estuvimos.

No deja de sorprender que todas las personas que conozco se quejen de cómo está el temita, pero luego sólo haya un puñado de gente dispuesta a manifestarse. Ochenta almas, según estimaciones que he leído (aunque me da a mí que están hechas al estilo COPE). Imagino que la gran mayoría de los jóvenes de esta aburguesada ciudad estaban ocupados inspeccionando que la asistenta les planchase bien el polo de Lacoste, para lucirlo por la noche en el bar de moda, escuchando reggaeton y con una copa de garrafonazo en la mano. Demasiado liados como para sumarse a un pequeño griterío en el que los zapatos náuticos iban a desentonar entre Doc Martens.

El fin de la manifestación fue de lo más simbólico. Obsérvese la imagen sobre estas líneas. Aparte de que la estatua que asoma allá por la izquierda, con cagarrutas de paloma, es la del generalísimo (minúsculas intencionadas), el manifiesto se leyó ahí, delante de esa gran carpa: Plan General de Ordenación Urbana de Santander. Participa en el futuro de tu ciudad. La carpa, simbólicamente, estaba cerrada. Lástima, finalizar ahí la manifestación habría sido el final perfecto.

Pero no se queda ahí la simbología. Esa carpa es tan grande que ocultaba a la manifestación del edificio del Ayuntamiento, y viceversa. El pueblo y su alcalde, separados por grandilocuencia pagada con dinero de todos. Sublime, y real como la ciudad misma.

Seguiremos informando.

Las fotos eternas

Escuchando: Rome wasn’t build in one day (Morcheeba)

Me ha llevado mucho más tiempo del que había pensado, pero ya está terminado. Por fin, las fotos de mi viaje a Roma del mes pasado. Me he pasado mucho tiempo seleccionando entre las fotos digitales, pero mucho, muchísimo más arreglando los negativos de los tres carretes que disparé: me los devolvieron revelados con bastantes manchas (lo que me decidió a revelar yo mismo a partir de entonces). Entre escanear y limpiarlo, ha pasado ya casi un mes y medio.

Personalmente, creo que el esfuerzo ha merecido la pena, hay algunas fotos que me gustan mucho. Además, me planteé un pequeño reto: intentar captar la esencia de la ciudad mediante imágenes en blanco y negro, con mi cámara de carrete con la que todavía no ando muy suelto. ¿Lo he conseguido? Creo que eso ya es algo más subjetivo, pero ahí quedan las fotos. Y yo me lo pasé muy bien con las cámaras, que es lo importante.

Seguiremos informando.

Hoy en las montañas, mañana el mundo

Escuchando: Ride across the river (Dire Straits)

Ya es primavera. Y saben, lo típico: frío invernal, temporales de viento, dolorosas granizadas, las calles blancas. Primavera. No digo nada de El Corte Inglés, porque esos deben de estar ya con la vuelta al cole.

Con tanto frío y tanto día gris no me apetecía poner hoy una foto en blanco y negro, aunque ando enredando con un montón de ellas. Pero uno enreda en blanco, en negro, en grises, y en Technicolor.

Seguiremos informando.

PD: Bola extra.

El resultado

Escuchando: Exit Music For A Film (Radiohead)

Ría de Bilbao. Nikon F70, con carrete de blanco y negro Ilford HP5 (400 ISO). Revelado manual en casa. Negativo escaneado con mi Epson 4490 Photo.

Me gusta el resultado.

Seguiremos revelando.