Escuchando: Si se callase el ruido (Ismael Serrano)
No dejaremos que nadie estropee el día. No sería justo. Ya el fin de semana pasado repetimos tradiciones y maldiciones (nada grave, hay que saber reírse de los accidentes desafortunados sin importancia), brindamos y comimos tarta de ese obrador que nos habían recomendado. Grandes y agradables veladas caseras.
Hoy intentaremos desaparecer lejos del ruido, de los recuerdos que nublan días, de lo que ha quedado atrás y nos ha dejado torcidos, pero contentos.
Mañana volverán a sonar los teléfonos, volverán las prisas y las obligaciones. Pero hoy el día es suyo, y pienso estar allí para celebrarlo.
Ayer no paré de encontrarme listos, gente de esa a la que si el tiempo les pone en su lugar dan ganas de aplaudir.
Empecé con César Alierta, presidente de Telefónica, uno de los hombres más poderosos de España, al timón de nuestra empresa de telecomunicaciones más internacional. Aparte de que escucharle hablar ya da bastante pena de por sí (uno se lo imagina con esteeee, un codo en la barra de un bar y un palillo en la boca), la sarta de tonterías que soltó el pasado viernes en Bilbao fue de tal calibre que yo ya dudo de si se está riendo de nosotros, si es idiota, o si la avaricia hace que ya le dé todo igual.
Básicamente, pretende que los buscadores (y por ende los proveedores de contenidos, en general) paguen por usar sus redes de telecomunicaciones, que están ganando mucho dinerito y él no ve un euro de eso. Por poner ejemplos de lo que propone: yo pago a telefónica por conectarme a Internet, y usar Google pero Google tendría que pagar a Telefónica también por ofrecer sus páginas y servicios en Internet. Demencial. ¿Los fabricantes de lavadoras tendían que pagar a las empresas eléctricas cada vez que alguien usase uno de sus aparatos, entonces? ¿Los que tenemos una página web pagaríamos cada vez que alguien nos visitase?
Me asusta comprobar que no tiene muy claro lo que es una red, lo que es un servicio y hasta dónde llegan sus límites. Tampoco tiene mucha idea de lo que es cloud-computing, o los servicios en la nube que tanto se han puesto de moda. Y deja patente que las redes suelen tener más inteligencia que él mismo.
Las redes son mías, dice. Pues nada, ánimo. Espero que tenga un equipo de asesores con más luces, porque si no
Pero no fue el único listo del día, insisto. Fidel González Cuevas, presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Cantabria, protagonizaba una de las noticias del día al solicitar ayudas al gobierno con un tono chulesco y amenazador. O les solucionamos la papeleta «o habrá un «cataclismo económico»«.
Este personaje es el mismo que hace unos meses contaba en la prensa que ya se había tocado suelo, y que ya no se iban a bajar más los precios de la vivienda. Ahora, con 3000 viviendas de nueva construcción cogiendo telarañas, ve las orejas al lobo, pero en lugar de asumir la debacle en la que se han metido ellos solitos a pesar de todos los augurios y avisos, por pura codicia en lugar de asumirlo exigen soluciones pagadas con el bolsillo de todos.
Algunas de sus perlas:
«Los promotores y constructores están dispuestos a renunciar al 20% del valor real del piso, es decir a sus «legítimos beneficios», si con ello se da salida a las viviendas sin vender.«
«Los únicos sacrificados somos nosotros; pero esta es la alternativa, urgente, de ayer, porque ya llegamos tarde.«
«La propuesta de poner sobre la mesa la venta de 3.000 viviendas es consecuencia de «un estudio minucioso de la realidad» y de «una necesidad social y económica»«.
«Esta es nuestra propuesta. Pueden decir que es una locura. Pero nos sacrificamos nosotros y estamos dispuestos a que nos la rechacen… Pero al menos pedimos que propongan una alternativa. De lo contrario, no hay futuro.«
«Fidel González Cuevas echa la culpa de la situación a la inoperancia del Gobierno de España que no ha sabido encarar la crisis, ni arbitrar medidas.«
Básicamente lo que propone este genio es rebajar un 20% el precio de sus viviendas respecto a una tasación (me río yo de las tasaciones), y que el Gobierno arrime el hombro con una ayuda (que devolverá el comprador, con calma). Como siempre en este gremio: las ganancias son mías, las pérdidas son de todos. Y un cojón.
Alguien debería decirle a este hombre que el precio de algo no es lo que él quiera cobrar, sino lo que alguien esté dispuesto a pagar por ello. La ley del mercado, que tan bien les vino hace unos años, ahora parece olvidada. Si no consiguen vender, tendrán que bajar los precios. Y si al hacerlo no sólo ganan menos, sino que pierden dinero, mala suerte. Bienvenido al mundo real, amiguito. Tiene otra opción también, claro: seguir sacado pecho y amenazando con desastres. Así la caída del sector y de sus precios será más brutal, y podremos aplaudir con más ganas. Que se coma sus 3000 pisos con patatitas.
Ya para terminar esta galería de personajes ilustres, ayer volví a cruzarme con un conductor que me saca de mis casillas, aunque sé que no es el único que hace la misma jugada. Hay una salida de garaje en nuestra calle, de dirección única, que está cerca de un cruce pero el cruce está más atrás, así que no queda otra que dar un rodeo para dar la vuelta.
Eso no parece importarle al propietario de un despampanante Mercedes, al que ya he visto dos veces en dos días salir del garaje en dirección contraria. Total, sólo es un trecho, y tiene un Mercedes. Las normas de circulación para gente así son sólo recomendaciones.
La primera vez estuvo a punto de encontrarse de frente con un coche de la Policía Local, por segundos no le vieron. La segunda me pilló en el paso de peatones que cruza en dirección contraria, y viéndole venir me hice el sorprendido y el indignado. Unos cuantos gritos se llevó. Aparte de idiota, maleducado, peligroso y desconsiderado, parece ser sordo.
La frase del título no es mía, es del gran Luis (Auserón), que nos deja perlas como ésa cuando se pasa por nuestro pequeño foro. Y cuánta razón tiene: España podrá ir mejor o peor, pero ya se puede estar cayendo a trozos que las conversaciones más acaloradas las acaparará el fútbol. Y punto.
Hoy Santander tiene mente colectiva (que me excluye) y sólo piensa en una cosa: el partido de esta tarde, contra el Atleti. Algo relacionado con una copa y un rey. Pero vamos, que yo de monarquía poco, y de fútbol menos, así que será uno de esos días que viviré a contracorriente.
En cualquier caso, hasta nuestro Ayuntamiento se ha vestido hoy con los colores del equipo. No voy a ser menos, y a pesar de todo, dejo una foto como homenaje a los futboleros y futbolistas. Porque si éstos últimos ganan, se acabarán la crisis, el paro, el cambio climático, los achaques y las guerras. Al menos por un rato, en los bares.
Escuchando: Everybody’s Gotta Learn Sometimes (Beck)
Siento ser tan explícito en el título, pero es que hoy ya me están cansando. Llevo tres correos hoy que me avisan de que Hotmail será de pago en verano de 2010, invitándome a avisar a todos mis amigos para evitarlo. ¿Cuánto tiempo tiene esa historia? ¿Diez años ya? En fin…
Voy a ser claro: no leo ningún tipo de correo con tonterías de los que me envían, sea el remitente amigo, conocido o desconocido. Siento si alguien se lleva una desilusión, pero es lo que hago desde hace un montón de años. ¿Me has mandado un video de gatitos? Ha ido a la papelera. ¿Un PowerPoint ensalzando el amor y la amistad? A la basura. ¿Fotos maravillosas de atardeceres? Ni idea. ¿Una foto de una niña desaparecida? 95% de posibilidades de que sea mentira. No me leo ni uno sólo de esos correos, y los elimino inmediatamente. Tengo poco tiempo libre y no me gusta perderlo con tonterías.
Y lo que es peor: toda esa gente que envía esta mierda suele meter a cuarenta destinatarios todos juntitos, y todos visibles. Pues bien: gracias a eso sigue creciendo el spam o correo basura. De ahí, entre otros lugares, sacan nuestras direcciones los que nos intentan vender pastillas de Viagra y alargadores de pene, o los que nos la intentan colar con páginas falsas de bancos.
Así que lo voy a escribir con mayúsculas para que quede claro: NO ME INCLUYAN EN ESOS CORREOS. Y sobre todo, y más importante: USEN EL CAMPO DE COPIA OCULTA (CCO ó BCC) si aún así alguien tiene ganas de hacerme partícipe de alguna tontería que no me voy a leer.
No es ninguna broma. La multa por no cuidar ese pequeño detalle, aunque se trate de un correo entre amigos, es de 601 . Así que igual tengo que acabar amenazando para que la gente aprenda a usar de una puta vez su correo electrónico. Copia oculta. No me importa quiénes son tus otros 67 amigos, y ellos no tienen por qué saber cuál es mi dirección de correo electrónico.
Realmente, hay gente que se merece que le cobren por Hotmail. He dicho.
Escuchando: Yo quiero verte danzar (Franco Battiato)
El sábado fue uno de esos días extraños y agradables en los que uno sale de casa a buscar un grifo, y acaba en un mercadillo solidario comprando libros de Julio Verne, justo antes de tomar un té con amigos y terminar en un curioso centro cultural pinchando música con vinilos (por primera vez).
Lo más curioso fue esto último, claro. Sucedió en Eureka, un Centro Cultural Europeo que ha abierto sus puertas hace unos meses en Santander. Se trata de una propuesta con una pinta estupenda y muy buenas ideas, que mezcla el punto de encuentro, la información y el espacio expositivo de una manera muy agradable.
Y entre las propuestas de Eureka está Trans-Europe Express, una cita semanal y abierta a la participación popular para conocer Europa a través de sus músicas… con la peculiaridad de que el protagonista es el vinilo. Y hay que reconocer, además, que la selección de discos que tienen en el local es una gozada.
Total: que al cabo de un rato por allí acabé cambiando los vasos por los platos, y aunque con vinilos me reconozco torpe, acabé mezclando -entre ayudas y peticiones- todo tipo de músicas, desde Editors y su Papillon hasta los Animals con su House of the Rising Sun, pasando por los Rolling, los Beatles, Police, Frankie Goes To Hollywood, Sara Montiel, Alaska o Franco Battiato.
Y me lo pasé pipa, para qué negarlo. Habrá que repetir algún día.
Escuchando: Another brick in the wall (pink Floyd)
Me ha hecho ilusión encontrarlo, en una bolsa de Amena en casa de mis padres. Si no recuerdo mal, fue mi tercer móvil. El primero fue un Alcatel de dimensiones y peso descomunales. Podía recibir mensajes cortos, pero no enviarlos. Después me cambié a otro de la misma marca, como el que tuvo casi todo el mundo, pero más cuco. Fue mi época de Airtel. Pero llegó Amena, y allá que me fui. Y me compré el móvil de la foto, todo un tanque del que guardo muy buenos recuerdos. Y además, maravillas de la tecnología, tenía vibrador. Toda una novedad por entonces.
Después llegaría mi primer Nokia, al que un tipo le puso un motor para que vibrase en el hall de entrada al SIMO, y al que rompí la pantalla (del teléfono, no del tipo) días antes de otro SIMO en el que compré su sustituto, un Ericsson (sin Sony aún) que fue el primer modelo en España que traía esa cosa llamada Bluetooth; posiblemente el mejor móvil que haya tenido nunca. Me quedé con Ericsson y con su affair junto a Sony durante unos cuantos modelos, pasando de Amena a Movistar, de Movistar a Vodafone… llegó otro Motorola, del que guardo un pésimo recuerdo (comenzaban su época oscura) y volví a Sony Ericsson hasta llegar a mi actual Nokia 3G. Un móvil sencillo pero potente que me ha salido francamente bien, que tengo libre gracias una pelea con Vodafone, y con el que me vine a Simyo. Ha sido mi móvil hasta hoy, que ha llegado un pedido que tenía pendiente, he dejado la antigualla de la foto en la tienda, y me he vuelto con un teléfono con robotito, con el que llevo un rato jugando. Pero eso ya es otra historia.
Ayer aproveché el día de sol (frío, pero soleado) para robar un rato a las obligaciones, coger una bici y acercarme a la zona de la bahía de Santander y tomar unas cuantas fotografías con el paisaje nevado al fondo. Y es que aunque por aquí no nieve mucho, tenemos las montañas lo suficientemente cerca como para aportar el toque blanco a la estampa urbana.
Como quería centrarme en ese detalle, en las montañas nevadas, salí de casa con la cámara y sólo una lente, un teleobjetivo. Aprovecharé las fotos que hice (en mi cuenta de flickr he publicado una selección de ellas) para ilustrar de forma rápida el efecto que conseguimos en la perspectiva al utilizar un teleobjetivo.
Un teleobjetivo es una lente con una distancia focal grande. Esto es: un objetivo que nos permite fotografiar objetos lejanos. El mío tiene además zoom, y su distancia focal puede variar desde los 70 hasta los 300 mm. A mayor distancia focal mayor alcance, para entendernos.
Por tanto, para fotografiar desde un lado de la bahía las montañas que se encuentran enfrente, utilicé uno de estos objetivos. Siempre se dice además que los teleobjetivos «comprimen» la perspectiva, mientras que las lentes angulares (el otro extremo, objetivos con una distancia focal muy pequeña) la potencian.
¿Qué significa todo esto? Muy sencillo. Si montamos en nuestra cámara un objetivo angular, los elementos de la imagen aparecerán más separados entre ellos: lo que aparezca en primer plano parecerá muy grande, y el fondo será pequeño y lejano. Un ejemplo: la bahía a través de un angular de 12 mm., como se puede observar en la siguiente fotografía:
Las montañas y los edificios del otro lado de la bahía aparecen lejanos y muy pequeños. Comparemos esta imagen con una de mis fotografías de ayer, tomada en el mismo punto, pero con un teleobjetivo:
El resultado es totalmente distinto. Además de acercar mucho el motivo, el puntal de arena, las casas y las montañas parecen estar muy cerca (de nosotros y entre ellos). Se trata del efecto del teleobjetivo, que comprime la perspectiva y nos muestra todos los planos de la imagen muy cerca unos de otros. En realidad, ni la arena está tan cerca de las casas, ni éstas de las montañas.
¿Curioso, verdad? Por eso, a la hora de fotografiar una escena hay que tener en cuenta qué queremos resaltar, y si queremos que los elementos del fondo aparezcan con mayor o menor importancia, para elegir la lente más adecuada. Todo influye en el resultado final.
Me había despistado, y si no llega a ser por mi amigo Javi me quedo sin invitación. Me he perdido casi todos los conciertos de Juvecant de este año, pero a éste tenía muchas ganas de ir. Y menos mal que lo hice.
La noche comenzó con el directo de la banda cántabra Chicktones, que nunca defraudan. Pero el plato fuerte de la velada llegó con ella, con Imelda May. Estética rockabilly sobre el escenario, una banda de auténtico lujo, y una voz absolutamente prodigiosa. Si esto es el adelanto musical de lo que va ser 2010, este año promete. Un concierto sencillamente inolvidable… aunque para recordarlo mejor me llevé la cámara, fue una manera muy elegante de estrenar el año fotográfico.
El vídeo que aparece sobre estas líneas está compuesto por una sucesión de 34 fotografías tomadas a lo largo de aproximadamente dos meses -de finales de octubre a finales de diciembre- desde el balcón de casa. Pequeños cambios del día a día que pasan desapercibidos quedan patentes al observar toda la secuencia, o al comparar el primer fotograma con el último:
[OE]Desde el punto de vista técnico, ha sido más un juego que un proyecto serio: la única referencia que he tomado ha sido una esquina de la repisa sobre la que apoyaba la cámara. Hay fotografías claramente descentradas respecto a las demás, y el paisaje es agradable para tenerlo en el balcón, pero como motivo fotográfico resulta un tanto soso.
Aún así, ahí queda el recuerdo de unas cuantas fotografías, tomadas en dias de sol y lluvia, de temperaturas veraniegas o gélidas, pero siempre intentando repetir ubicación y hora (en torno a las tres de la tarde).
Llegan las últimas horas del año, y es el momento de continuar una tradición: repasar mis fotos (más de 9000, pocas en comparación con años anteriores) y seleccionar una de cada mes: un resumen de lo que ha dado de sí este 2009.
Enero. Cow Parade en Madrid Febrero. Laboratorios de Estudios Científicos de la Universidad de Cantabria. Marzo. Besalú, Cataluña. Abril. Luis Auserón en el teatro CASYC, invitado por Varsovia. Mayo. Cambados, Galicia Junio. Sepúlveda, Segovia. Julio. Escultura de Manolo Valdés en Santander. Agosto. Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Septiembre. Inauguración del II Festival del Mar de Santander. Octubre. Desvelarte, arte en las calles de Santander. Noviembre. Otoño urbano en Santander. Diciembre. Micah P. Hinson tras su concierto en el festival CuVa.
Como digo siempre, faltan las mejores: las que me quedan por hacer. El próximo año, más.