Nunca es tarde para la última ronda

Escuchando: Seven Drunken Nights (The Kilkenny Brothers)

La semana pasada vi la noticia en un telediario. Los pubs ingleses ya no están obligados a dejar de servir alcohol a partir de las once de la noche. Nativos profundamente borrachos aparecían en pantalla celebrándolo.

Las onces de la noche. La campana. Last orders. Se me fueron los recuerdos a aquel pub de Shepherd’s Bush, donde cayeron algunas pintas hace unos años. La campana y last orders. Y claro, acabé acordándome también de la película.

La vi hace ya un tiempo, pero me ha entrado el mono y necesitaba verla otra vez; he pasado hoy por el videoclub y la he vuelto a alquilar. Se llama así, Last Orders. Última ronda, o últimas voluntades, da igual. Una película que os recomiendo… muy sencilla, pero de esas que se quedan grabadas… (bueno, hoy literalmente, además…)

El protagonista es Michael Caine. Y se muere. No, no estoy destrozando la película a nadie, ese es el principio: se muere, y su último deseo es que sus cenizas sean esparcidas en una pueblecito de la costa. Sus amigos de toda la vida se reúnen donde siempre, en el pub de toda la vida, y desde allí emprenden un viaje con sus cenizas, de pub en pub, de pinta en pinta, emborrachándose a medida que van saliendo anécdotas, recuerdos, secretos, rencores, peleas, risas, amores, traiciones, deudas…

La vida es lo que tiene. Y una pinta nunca viene mal.

Hasta esa última ronda, seguiremos tomándonos siempre la penúltima. Nos vemos en los bares…

Sláinte!