Escuchando: On the beach (Chris Rea)
Vivir en Santander significa que en verano no tenemos el sol asegurado. Pero también que el día que luce, de un salto nos podemos plantar en alguno de los kilómetros de playa que tenemos en la ciudad. Eso es un lujo. Pero podemos ir más allá, y huir del bullicio de las playas urbanas para perdernos en alguna de las pequeñas calas de la región. Puede que Cantabria no sea infinita, pero a veces lo parece.
El sábado estuve pasando el día en una de esas playas pequeñas, poco conocidas, de acceso complicado (para patosos como yo) y con mareas que es mejor controlar para no quedarse sin arena, pero que premian con un paisaje espectacular y una calma paradisíaca. Llegamos antes de comer, nos fuimos casi a las diez de la noche (momento que aproveché para sacar algunas fotos con el móvil), y terminamos la jornada tomando algo en una terraza cercana.
Con días así, no me da envidia vivir en ningún otro sitio.
Seguiremos informando.