Cuva: un festival para disfrutar como niños

Escuchando: Patience (Micah P. Hinson)

El largo fin de semana pasado se convirtió en un encierro voluntario y gustoso en el Palacio de Festivales de Santander. Allí se celebro el festival CuVa (Cultura y Vanguardia) por tercer año consecutivo. Y en esta ocasión hubo novedades; la principal de ellas fue la ampliación de las actividades para el disfrute de los más pequeños.

Así, durante las tres mañanas del festival los protagonistas fueron los niños, y por unas horas se mezclaron los chupetes y las guitarras, la música y los primeros pasos… de baile.

Los niños pudieron jugar a mezlar canciones y vídeos gracias al equipo, la paciencia y el buen hacer del DJ Sponge y del VJ Villarino, que aportaron su conocimiento y una tonelada de equipo que hizo las delicias de los chavales. Por la mañana con los pequeños, por la tarde y por la noche con los mayores, el DJ y el VJ fueron los trabajadores más incansables del evento.

Los niños tuvieron, además, talleres relacionados con la música, cuentos, guiñoles… y conciertos: algunos de los artistas que tocaban por la noche estuvieron también cantando para los más pequeños. El canadiense Brendan Croskerry desplegó su simpatía, aunque la barrera del idioma fue su principal inconveniente. Luis Auserón tuvo como enemigo el peso de una noche de juerga, como buena estrella del rock. Y Lazy, sencillamente, lo bordaron al interactuar con la música y con los niños, dejándolos acercarse al escenario y tocar con ellos.

Creo que este CuVa Kids ha sido una iniciativa preciosa, recibida con entusiasmo por parte de padres e hijos. La ilusión con la que todos ellos han disfrutado de las actividades hace indicar que ha sido una buena idea, y que se ha llevado a cabo de una forma más que satisfactoria. Seguro que recordarán con cariño su primer festival.

El festival para adultos también ha tenido grandísimos momentos, aunque la afluencia de público siempre acaba resultando un poco decepcionante. Propuestas interesantes, precios ajustados, ambiente inmejorable, y pereza santanderina. Una combinación muy habitual, desgraciadamente.

Aún así, se ha notado más mimo y más cuidado en muchos aspectos de la organización. Quizás lo más llamativo haya sido el espacio llamado El Cuarto de Estar, un rincón decorado de manera increíble por el grupo de teatro del Palacio de Festivales, que fue escenario para los DJ’s y para los grupos locales, que este año tocaron además justo antes del cabeza de cartel de la noche, en horario de máxima audiencia. Lazy, Arrancacorazones y Band Dessine demostraron estar a la altura de las circunstancias, sin ninguna duda.

Musicalmente creo que todos recordaremos la edición de este año por el demoledor concierto que nos regaló ese genio llamado Micah P. Hinson. Acompañado además por los afables Tachenko, su directo mezcló sentimiento, distorsión, versiones e historietas varias, y nos mantuvo pegados a la butaca con la boca abierta. Un gran tipo, sin duda, y lo mejor del festival. Muchos ya lo sabían, y esa noche sí que el teatro estuvo lleno.

La francesa Emilie Simon a muchos les dejó fríos (un adjetivo que suele definir su estilo) pero yo disfruté como un niño de su sonido perfecto, de los arreglos en sus grandes canciones, y de su futurista puesta en escena.

Conciertos, exposición, mercadillo, mesas redondas, cine… con tantas actividades hubo muchas anécdotas para al recuerdo. Como esa señora que se apuntó al sarao pensando que lo de CuVa iba relacionado con otros sones… pero aún así probó y se quedó a ver la película sobre Joy Division. O el sentimiento de amor-odio con el que muchos hemos salido del directo cutre-discotequero que presentó Joe Crepúsculo, personaje controvertido como pocos.

Pero quizás el que más juego haya dado en materia de anécdotas haya sido Luis Auserón. Aparte de su concierto infantil en horario de resaca, fue divertido hacerle una improvisada sesión de fotos en un rincón muy curioso, o verle compartir escenario con unos invitados que pusieron la guinda a su concierto, o emocionarse cuando Los Arrancacorazones le dedicaron una estupenda versión de Anabel Lee, o verle saltar del asiento cuando Micah interpretó el mismo tema de Jeff Buckley que él…

Ha sido un festival fantástico, hemos salido todos con muy buen sabor de boca, y el nivel musical ha sido muy alto (con más mérito teniendo en cuenta que fallaron dos grupos y un cabeza de cartel a ultimísima hora). Además, como en los años anteriores, la gente del Palacio de Festivales ha contribuido a que nos sintiéramos como en casa, gracias a todos ellos. Esperemos que el próximo año por estas fechas se pueda disfrutar de la cuarta edición, y que todos, sin importar su edad, sepan disfrutar como niños.

Seguiremos informando.