Pequeño vals

Escuchando: Les Retrouvailles (Yann Tiersen)

Si escuchan ustedes la canción Les Retrouvailles de Yann Tiersen, y no les alegra el día (o un rato, al menos), es que no están vivos. Tal cual.

Para algunas cosas no es nada difícil convencerme. Acabo de comprar una entrada para su concierto en Madrid, el día 24 de Febrero. Qué ganas.

Seguiremos informando.

PD: Sí, es el de la banda sonora.

Fila #10

Escuchando: Enjoy the ride (Marlango)

Fila 10, asientos 12, 14, 16. Y el 18, también.

Viernes 27 de enero, Marlango en Santander.

Gonna laugh, gonna dance
I’m gonna enjoy the ride
The ride, the ride

Seguiremos informando.

¡Despierta!

Escuchando: Wake Up – Live (Arcade Fire + David Bowie)

Ayer estaba en casa de mi hermana, mando a distancia en mano; huyendo de programas de tuning en MTV, acabé en Sol Música y me topé con algo que me dejó gratamente sorprendido: un tema en vivo de mis adorados Arcade Fire (posiblemente, el mejor disco y el mejor directo que he disfrutado el año pasado), con el mismísimo David Bowie. Ahí es nada.

Por lo que parece, la actuación pertenece a una gala que se llama Fashion Rocks. O algo así. Hay famoseo entre el público. Es lo de menos, lo importante es la energía que desprende Arcade Fire, esa comuna musical canadiense, sobre un escenario.

Si aún no han escuchado Funeral, su disco, ya están tardando en hacerlo. Y si se han quedado con ganas de más vídeos, aquí hay unos cuantos. Incluso tienen también este videoclip.

De nada.

Seguiremos informando.

Quiromántico

Escuchando: Morado (Sr. Chinarro)

Eres atractiva y casi nunca para mí,
como un billete de quinientos.
Necesitas cambio, alguna compra, otro color,
como un billete de quinientos.

Yo hoy he hecho cambios. He ido a un concierto con un disco lleno de fotos, y me he vuelto con otro lleno de canciones. También he saludado a un montón de gente. Siempre nos vemos los mismos donde siempre, pero a veces los mismos somos más.

Qué cosas.

Escuchando música de pingüinos

Escuchando: All is white (Emilie Simon)

Pues sí. Nadie dijo que yo fuese normal. Pero en este caso, tiene su explicación. Llevo todo el día escuchando música de pingüinos, pero se trata de la banda sonora de un documental sobre los ídems.

Ya hace tiempo, un maravilloso documental sobre las aves migratorias me dejó impresionado por sus imágenes, y también por su música. En aquel caso era Bruno Colais el que estaba detrás de la partitura (también es autor de la de Los Chicos del Coro), con ayuda incluso de Nick Cave.

El viaje del emperador es un documental sobre pingüinos acerca del que tenía cierta curiosidad. Mal hecho, debería haber tenido mucha más. Lo he visto ayer y me ha encantado. La narración es un poco teatral para mi gusto, pero las imágenes y la historia son bellísimas. Y la música me llamó especialmente la atención. No, no sonaba Jean Michel Jarre mientras los pingüinos andaban hacia adelante y hacia atrás, no. La banda sonora está compuesta por Emilie Simon.

Me sonaba su nombre. Luego he caído. Alguna de las veces que estuve comprando música en Francia, vi un disco suyo (la portada era muy llamativa) y lo estuve escuchando en la tienda. Sonaba muy bien, aunque finalmente no lo compré (mal hecho, disfruten de esto, sobre todo los fans de Tim Burton)

En La Marche de l’empereur, Emilie suena como una mezcla de Björk con Sigur Rós, consiguiendo un sonido que le va perfecto a las imágenes de la película, y con dos o tres temazos que se quedan inmediatamente grabados a hielo. Ideal para días de frío.

I want to live
In paradise
I want to live in the South
I want to live
In paradise
At the south of the Earth tonight

Seguiremos informando.

Un tal Iván

Escuchando: Mi juguete personal (Carlos Rodríguez)

Estaba antes guardando unos discos, cuando me he encontrado con el cd. Hacía mucho que no lo escuchaba, lo he sacado para verlo y ha acabado sonando, claro.

No quiero pomelo es una recopilación casera de canciones pop que unos amigos han ido grabando, para sí mismos o para músicos allegados, en su local de ensayo. Hay de todo. Desde los principios duncandhunescos de alguno, hasta canciones presentadas a Eurovisión; pasando por temas de un musical infantil sobre Charlie y la fábrica de chocolate (lo siento Elfman, no puedes luchar contra esto) o por aquella versión del tema de Star Wars con la que hace tiempo poníamos banda sonora a las guerras de bolas de papel en el trabajo.

Y hay también canciones que me traen muchos recuerdos. Días de risas, de canciones, de coros, de alcohol, de casas en pueblos, de música hasta las tantas de la mañana. Una de esas canciones, que conocimos desnuda y fue creciendo con el tiempo, es Mi juguete personal, de mi amigo Carlos. Aunque siempre la llamábamos la canción del tal Iván. O del talibán. Me tomo la licencia de dejar aquí la letra…

Cuentan una historia los más viejos del lugar
Se sientan y narran las desgracias de un tal Iván,
Un hombre distinto
Al que Dios no quiso dar el viejo arte de amar

«Es guapo y apuesto», decían las damas sobre Iván.
En cambio, en silencio él caminaba hacia el bar.
Su vida era fría, no encontraba una mujer,
El amor se olvidaba de él.

Y todas las noches, Iván volvía solo de beber
Y todos los días preguntaba a Dios por qué
Y Dios le decía, humillando al pobre Iván
Tú eres mi juguete personal.
Maldito seas, Iván
Yo no te hice para amar
Tú eres mío y no de los demás
Mi juguete personal.

Pero llegó el día
En que nuestro hombre decidió morir
Cogiendo el cuchillo, lo clavó dentro de sí
Y entonces pensó: tal vez esto sea amor
Ese puñal en mi corazón.

Maldito seas, Iván
Yo no te hice para amar
Tú eres mío y no de los demás
Mi juguete personal

Y si un dia por el Cielo me encuentro contigo
Yo te hice y yo te destruiré
Tú no tenías derecho a acabar contigo
Te lo aseguro, me acordaré

Maldito Iván.
Maldito seas, Iván
Yo no te hice para amar
Mi juguete personal.

Seguiremos canturreando.

¡Bobotonto!

Escuchando: Ciudadano A (Iván Ferreiro)

Que no digo yo que se lo esté llamando a él, ¿eh? Ahora, que si se da por aludido, es su problema. Yo no he dicho quién es el bobotonto. Y si no he dicho quién es, la pregunta que cabe hacer es por qué alguien podría salir en defensa de ese señor al que yo no he llamado lo que ellos habrían entendido que yo le llamé.

Pero qué patético. Ya no le ajunto, seño.

Seguiremos informando.

Los discos de mi vecino

Escuchando: The house of the rising Sun (Nina Simone)

Alucino. En colores.

Muchas veces he hablado de mis vecinos. Mal. Que si ponen música de OT a tope, que si gritan… ese tipo de gente. Tampoco es que me relacione yo mucho, la verdad. Buenos días. Pues parece que va a llover. Hay que ver qué frío que hace. El clásico ¿a qué piso va? lo tengo que dejar fuera del repertorio, no tenemos ascensor.

Pero siempre hay excepciones. Como la de mi vecino de la puerta de al lado. No sé cómo habrá salido la conversación, pero le dijo a mi madre que tenía un montón de vinilos que ya no quería, y que no sabía qué hacer con ellos. Mi madre se acordó de que tiene un hijo raro que se acaba de comprar un tocadiscos.

Acabo de llegar de su casa. Y alucino. En colores. Creo que tengo encima de mi cama lo que estimo en un centenar de vinilos. Muchos de música clásica, creo que todo lo que conozco de oídas está ahí, y mucho más… incluyendo estuches con óperas y cosas así… también decenas de discos de jazz, auténticas joyas… ahora mismo esucho uno de Nina Simone, un vinilo francés comprado en Saint Germain-des-Prés, París. Alucinante.

Y muchas más cosas: Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Édith Piaf, West Side Story, Hair… todos de hace muchos, muchos años, la mayoría comprados en Londres… vamos, auténticas joyas.

Y sí, se lo he preguntado. Le he preguntado a mi vecino si de verdad se quería deshacer de todo esto. Me ha dicho que sí, que no tiene tocadiscos ya. No he insistido.

Seguiremos escuchando.

Mi dvd tiene vértigo

Escuchando: Miracle drug – live (U2)

Ha caído en mis manos el nuevo dvd de U2, un concierto de su Vertigo Tour… No es exactamente el mismo show que pude disfrutar en Madrid, porque pertenece a la parte americana de su gira: cambia el montaje del escenario (no llevan la misma pantalla, por ejemplo, llevan algo parecido) y cambia también un poco el repertorio y su orden. Prefiero mil veces el vertiginoso inicio de Madrid al del concierto de este dvd.

En cualquier caso, para los que no lo experimentásteis en vivo, es una buena forma de comprender lo que fue aquel concierto. Y a los que estuvimos en algún espectáculo de la gira nos sirve para recordarlo, aunque no creo que se nos haya olvidado a ninguno.

Ahí aparecen también los momentos que lastraron un poco el concierto. El rollito de CoeXisT en el Sunday no me acabó de convencer. Y el momento teléfono móvil antes de One queda aún más fuera de lugar cuando se ve por la tele. Nada grave, son dos horas y veinte minutos de puro espectáculo, se les puede perdonar. A pesar de que no haya With or without you.

El vídeo está muy bien, con tomas muy cercanas y algunos ángulos bastante espectaculares. Lo que me ha decepcionado un poco es el sonido, eso sí: sólo suena muy bien, no espectacularmente bien. Y teniendo una pista de audio en DTS (que es lo más de lo más, ni Dolby ni gaitas) se podría haber aprovechado más la cosa…

Está bien, aunque puestos a quedarse con un dvd de U2, no elegiría éste. El de Boston suena mil veces mejor. Y el de Slane Castle, además de sonar mejor, tiene un repertorio sin desperdicio y con la sensibilidad a flor de piel (inmenso el One allí).

Y claro, nunca, nunca jamás conseguirán repetir una versión del Sunday Bloody Sunday como la del Rattle & Hum.

Voy a subir un poco más el volumen.

Seguiremos informando.

PD: Pocas bandas hay capaces de superar en espectáculo a U2. Pero las hay. Y están de gira. Madrid, Barcelona y Valladolid. Habrá que empezar a moverse.

La caja de música que vino del frío

Escuchando: Hufupukar (Sigur Rós)

El lunes por la noche estuve viendo a Sigur Rós en directo, en un teatro de Gran Vía.

Desde que descubrí sus discos, su música se convirtió en el acompañamiento perfecto para días en los que se busca un acompañamiento perfecto. Y siempre los escuché como Sigur Rós, sin más: nunca me preocupé por saber si era una banda de diez personas, o de una sola con un ordenador. Nunca investigué si lo que oía era una voz natural, sintetizada, si los instrumentos que sonaban eran reales… daba igual, eran Sigur Rós y eso bastaba, sonaban así.

Por eso, acercarse a un concierto como el suyo, tan distinto, suponía todo un descubrimiento.

Llegamos al teatro justo a la hora del concierto. No sé si las teloneras (Amina) tocaron antes que ellos. En cuanto nos sentamos en nuestras butacas, comenzó puntualmente el concierto de Sigur Rós. Y se convirtió, instantánea e indudablemente, en uno de esos espectáculos difíciles de olvidar.

La cosa empezó así: telón translúcido en el escenario. Tras él, los componentes del grupo (cuatro: guitarra/voz, bajo, teclados y batería) aparecían de forma fantasmal, multiplicados y proyectados sobre el fondo y sobre el telón, mientras su música inundaba el teatro. Salvo unos bajos demasiado vibrantes, sonido perfecto, y mucho, mucho, mucho más potente que en sus discos. Las partes tranquilas sonaban preciosas, las partes más enérgicas sonaban mil veces más agresivas. Un auténtico lujo.

Tras ese espectaular inicio, se levantó el telón, pero sólo para ir disfrutando de más y más sorpresas. Amina resultaron ser un cuarteto de cuerdas que se unieron a SIgur Rós sobre el escenario, completando así una banda de 8 músicos multi-instrumentistas, la variedad de combinaciones y sonidos que iban consiguiendo hizo que ni un sólo segundo del concierto tuviera desperdicio.

Paradójico: su sonido era tan reconfortante y tan directo como fría era su actuación. El telón del principio podría haberse quedado todo el concierto y no habría habido diferencia. Ellos, en el escenario, eran totalmente ajenos al público. Iban desgranando su repertorio, cambiaban de instrumentos, de escenografía, de sonido, pero en su mundo. Tan sólo un escueto thank you al final de su actuación hizo intuir que se habían dado cuenta de que había gente mirándolos. Final que llegó tras hora y media sorprendente. Y lo de la sorpresa lo digo porque se me pasó en un suspiro, parecía que habían pasado diez minutos, y ya estábamos casi al final del concierto: faltaban los bises.

Bises que culminaron con un tema apoteósico, de nuevo con telón de por medio, con un despliegue de sonido, de luces, de energía, de contundencia, totalmente asombroso. De lo más espectacular que he visto nunca en directo.

Fríos, muy fríos. Pero joder, qué grandes.

Seguiremos informando.

PD: Tengo un vídeo de parte de lo que fue el final de su concierto. Puede dar una idea de lo que fue aquello. Ah, ya de paso, he colgado este otro vídeo del concierto de Bloc Party