Escuchando: Waiting for the Sun (The Jayhawks)
El fin de semana pasado estuve en San Sebastián, en una de esas visitas que sirven como excusa para tener que volver otra vez: el clima se mantuvo continuamente en la línea que separa el mal tiempo del buen temporal, y dejó de llover en ocasiones contadas y breves (por ejemplo, ésta, que da idea de lo agradable de la noche). Una lástima.
Lo poco que pude ver me gustó. Dicen que se parece a Santander, y en parte es así: con la playa en el centro (en eso me recuerda a La Coruña) y con un aire a nuestras zonas más señoriales (que allí son muchas más).
Aunque llevé la cámara, apenas la saqué de la mochila. Sólo en la zona del Peine del Viento (que tenía muchas ganas de conocer) estuve dedicándole un buen rato a las fotos. Ya había pasado el temporal, pero seguía haciendo malísimo, así que tuve que usar mis habituales trucos baratos (bolsa de plástico, gomas elásticas) para empaparme sólo yo y no la cámara.
El resto del tiempo lo pasamos entre cafés, tiendas y algún museo (muy interesante la exposición sobre Fellini en el de San Telmo).
En fin. Menos mal que somos de Santander, y no nos sorpenden estas inclemencias, ni que llueva de lado, ni intentamos taparnos con un paraguas que tiene todas las papeletas de acabar en una papelara. El norte es así. Y San Sebastián me ha parecido, en esta primera visita fugaz, bonita y muy norteña.
Lo dicho, habrá que volver.