Escuchando: Minstrell in the gallery (Jethro Tull)
Capturado
¡Ouch!
Escuchando: Dictionary (Hooverphonic)
En este local está permitido fotografiar
Escuchando: Horas de humo (Second)
Boceto de mis primeros experimentos fotografiando humo.
Seguiremos probando.
El peso de las circunstancias
Escuchando: Roll the bones (Rush)
Ayer por la tarde se desplomó un andamio en Santander, arrastrando un par de balcones en su caída. Increíble y afortunadamente, a pesar de la cantidad de gente que pasa por esa esquina (yo mismo, dos o tres veces al día) no había nadie debajo en el momento del accidente.
Por una vez, una ínfima probabilidad se ha cumplido. Menos mal. Vaya susto.
Seguiremos informando.
Hoy que todos andan con videos porno americanos
Escuchando: Una de romanos (Joaquín Sabina)
Para ver contigo me alquilo una de romanos…
Juegos de manos
a la sombra de un cine de verano,
Juegos de manos
siempre daban una de romanos.
Habrá que tomar medidas
Escuchando: The scale (Interpol)
El título que encabeza estas líneas bien podría referirse a un lamentable suceso acaecido ayer, que hizo que se me hinchase la vena, y me generó un dolor de cabeza, un encabronamiento y una tristeza dignas de esta mención. He prometido dejar el tema a un lado, no dedicarle palabras aquí, y así lo haré. De momento. Hay cosas demasiado injustas para dejarlas pasar, para callarse, para no señalar con el dedo.
Pero voy a hablar de otras medidas. De las literales. Acción y efecto de medir, RAE dixit. Ayer estuve echando un vistazo a unas paredes. No a unas cualesquiera: serán las que soporten mi próxima exposición fotográfica. Tras la experencia (grata, a pesar de todo) del año pasado, me han propuesto participar en un proyecto con el que estoy absolutamente ilusionado.
Todo se está haciando con calma, con previsión, con mimo, con muy buen gusto. La exposición formará parte de algo más grande, algo muy bonito que va a ocurrir en esta ciudad (y no sólo en ella) en diciembre. A principios. En el puente. Iré desvelando más detalles a medida que todo esté atado y bien atado: todo a su debido tiempo.
Hay algo que tengo muy claro: la oportunidad de exponer mis fotografías allí, pocas veces la voy a tener. No pienso desaprovecharla.
Seguiremos informando.
PD: Ah, y felicidades a mi vecina del ártico. Claro.
El mundo de las diez mil cosas
Escuchando: To wish impossible things (The Cure)
Todo un lujo: exposición de Chema Madoz en Miengo (Cantabria), en una pequeña sala (pero de exquisita programación, por lo que veo) de su ayuntamiento. Canapés, vino, sus siempre asombrosas fotografías, y el mismo Madoz de invitado. Insisto: todo un lujo. Como el catálogo de la muestra, un precioso volumen con las fotografías para llevarse de recuerdo.
Si luego se lo pierden, que no sea porque no les aviso. Ea.
Sala Robayera, Miengo.
Del 18 de agosto al 15 de septiembre.
Entrada gratuita.
De martes a sábado de 19 a 21 horas.
Domingos de 12 a 14 horas. Lunes cerrado.
Seguiremos informando.
Lo puedo dejar cuando quiera
Escuchando: Not an addict (K’s Choice)
Pero no quiero. Hoy hace un año que probé a comprar una cuenta de pago de Flickr. 365 días después, soy adicto a esa página gracias a la cual publico, comparto y descubro fotografías.
Hoy, con más de 1300 fotos publicadas, más de 12000 visitas y casi 150 amigos, he renovado mi suscripción. Sé que es dinero (no mucho, además) bien invertido.
Por si queda alguien aún sin una cuenta en Flickr: pruébenlo. Es gratis.
Seguiremos publicando.
PD: ¡Por fin he terminado de seleccionar y publicar las fotos del Summercase!
Una más para la colección
Escuchando: Euphoria underwater (The Unfinished Sympathy)
Sí, yo también he picado y me he comprado una de esas cámaras acuáticas que venden en Decathlon por 13 euros. Son realmente divertidas, y en el primer carrete de prueba incluso ha salido alguna foto para el recuerdo.
Seguiremos jugando.
Fundido a gris
Escuchando: Losing my religion (R.E.M.)
El fin de semana comenzó el viernes en forma de cena casera, y terminó no mucho más tarde. El cansancio acumulado acorta algunas noches, últimamente.
El sábado disfrutamos de lo inaudito por estas tierras norteñas. Un día de cielo azul desde el amanecer hasta el anochecer. Ni una nube: sólo buen tiempo y bastante calor. Visita inexcusable a la playa, a ésta en concreto. Me gustó más aquel frío día gris que la conocí cámara mediante. En días de sol es demasiado ruidosa y ajetreada para mi gusto. La jornada acabó con el broche perfecto: terraza privilegiada, amigos, barbacoa, cervezas.
El domingo, vuelta a la normalidad: cielos grises y bajada de temperaturas. O lo que es lo mismo: otra forma de disfrutar de la playa, sin gente, con paseos por la orilla, con la cámara en la mano, con buena compañía, sin prisas, sin preocupaciones.
Y hoy, lunes, ha llovido mucho. Pero después de un fin de semana así, ¿a quién le importa?
Seguiremos informando.