Me siento como un astronauta al que han soltado en medio de la Luna

Escuchando: Where nobody knows (Kings Of Leon)

Hoy es uno de esos días en los que se acaba tarareando eso de hoy me quedo en casa, lo de fuera no me interesa, ya saldré a dar una vuelta otro día que no llueva

Creo que hoy toca sábado/ete casero y peliculero. Aprovecharé para terminar algunos encargos pendientes, para empezar algún libro, para hacer experimentos (en interior) con las cámaras, y para poner orden en algunas cosas, fuera y dentro de mi cabeza.

Me siento como un astronauta al que han soltado en medio de la Luna, y le dan una televisión, palomitas y una noria; para que se divierta el astronauta. Con mi manía de ir al videoclub los viernes por la tarde, siempre consigo lo mismo: encontrarme todas las novedades ya alquiladas, y volverme a casa con alguna peli rarita con la que nadie se ha atrevido (costumbre que no me disgusta, al contrario: no me apasiona ver La Pasión). Hoy he estado viendo una película independiente, distinta. Con un actor que me cae muy bien -Nancho Novo-, con una estética muy cuidada, y con una banda sonora más cuidada aún… Y con una final de los que me gustan.

Quiero tener un Detector De Sí Mismo. Bip.

Seguiremos informando.

Ya lo decía la loca…

Escuchando: These boots are made for walkin’ (El Gato Con Botas)

…la loca de Mürfila, en versión punk: mama, cómprame unas botas, que éstas están rotas, de tanto bailar (y ella añadía: ¡¡woaaaaaagggghhhh!!)

Las mías se han roto, no de bailar, pero sí de brincar: tristemente, esta semana he tenido que jubilar mis botas de los conciertos, rotas sin remiendo. Y me da pena, porque me han acompañado a muchos conciertos, han viajado, han gozado en montes, me han ayudado a escapar de toros… sí, les había cogido cariño… Mierda.

Seguiremos informando.

Humos pasados por agua

Escuchando: Smoke on the water (Deep Purple)

Hoy al llegar a la universidad me ha soprendido encontrarme con un par de ceniceros con el cartel «Por una Universidad sin humos». Vamos, que han habilitado sendos puntos para fumadores y (supongo) se prohíbe fumar en el resto de la facultad… (creo que ya estaba prohibido, pero bueno…)

La gracia está en que han puesto esos dos ceniceros… en la mismísima calle, al lado de la puerta. Resguardados de la lluvia lo justo para que no se mojen si llueve y no hace viento.

¿No les parece que esto es un asalto? ¿un atentado contra las libertades de los fumadores? ¿una limitación de libertades?

A mí no. A mí me parece fantástico. El tabaco es perjudicial, molesto y caro. Nunca le he visto la gracia a destrozarse los pulmones voluntariamente y pagando por ello. Pero si la gente es tonta, allá ellos. Eso sí, yo no tengo por qué tragarme sus humos.

Seguiremos informando.

PD: Mis lectores fumadores disponen de la sección de comentarios para expresar su opinión, intuyo que radicalmente opuesta a la mía.

No voy a estar en ese tren

Escuchando: Train in vain (The Clash)

Desde hace muchos años, y salvo una ocasión en que una boda me lo impidió, la visita al SIMO era obligada… Y últimamente ya era un ritual encontrarnos un jueves cuatro que yo me sé, en el tren de la tarde hacia Madrid…

Este año dos sí que cogerán ese tren, otro ya está en Madrid y no de visita, y un servidor se queda en casa. El reciente desembolso a causa de mi nueva cámara influye, pero también es cierto que este año me da pereza, estar un día metido en el circo aquel, andando sin parar, con miles de cacharros, cientos de azafatas, y varias toneladas de papel desperdiciado…

Al final, estos últimos años el viaje al SIMO ha sido más que nada una excusa para acercarme un fin de semana a la capital. Y eso lo puedo hacer en cualquier otro momento. De hecho, lo haré. Que hace ya un año que no pongo el pie en Malasaña…

Seguiremos informando.

Esta tarde vi corrervi gente llover

Escuchando: What goes around (Naked Raven)

Tarde torrencialmente lluviosa a través de la ventanilla empañada de un autobús municipal:

Paraguas de colores, gente corriendo al salir, gente corriendo para llegar. Gente haciendo señas para parar. Varillas desnudas. Chicas empapadas que cambian la pose estudiada por la naturalidad. Paisajes playeros con una franja de color más. Sacudidas, frenazos. Prisas.

Un señor paseando con una taza de café bajo la lluvia.

La caza del zorro

Escuchando: Chasing The Fox (The Chieftains)

Fue ayer. Ayer vio la luz la versión 1.0 de Firefox, el navegador recomendado por 9 de cada 10 geeks… Basta probarlo para darse cuenta de lo desfasado (amén de inestable y colador en materia de seguridad) que se está quedando el Internet Explorer de toda la vida…

Sólo por una de sus características, ya merece la pena el cambio: lo que en castellano ha quedado traducido como marcadores vivos, que no es otra cosa que un gestor de feeds RSS. Hablando en plata: que ahora en unos segundos puedo comprobar si hay algo nuevo en decenas de weblogs y sitios de noticias. Eso se llama eficacia. Investiguen, y verán que es una gozada. Y si tienen dudas, pregúntenme.

Una pena que haya sitios, poquitos, diseñados por torpes con un sólo navegador. Principiantes.

Seguiremos informando.

PD: Para probar los marcadores vivos con este weblog: instalen Firefox, entren en Marcadores / Administrar marcadores, y una vez allí: Archivo / Nuevo marcador vivo. Pongan el nombre que deseen al marcador, y como dirección:

http://www.tlmat.unican.es/rortiz/weblog.xml

Y ya está.

Talkin’ about music islike dancin’ about architecture

Escuchando: Porcelain (Moby)

No es mi estilo de película. Y sin embargo, cuando la vi hace ya algunos años en la filmoteca, salí con muy buen sabor de boca y se convirtió en una de eses cintas que siempre he querido volver a ver… ayer estaba en la zona menos llamativa del videoclub, y terminé el día con ella…

Jugando con el corazón es una película de historias cruzadas (esas tramas siempre me llaman la atención) con un reparto coral de pesos pesados y caras famosas… no entiendo por qué estando ahí Sean Connery, Dennis Quaid, Gillian Anderson, Madeleine Stowe o Angeline Jolie, por citar algunos, esta película no es más conocida. Y lo entiendo menos cuando redescubro sus diálogos, con algunas frases brillantes, como esas conversaciones de discoteca a ritmo de Moby, por parte de una Angelina que literalmente se come la pantalla.

Lo dicho: si un día de lluvia (o de mucha lluvia, como el de hoy) no saben qué película ver para matar el rato, ésta es una buena propuesta…

Seguiremos informando…

PD: En la sección de próximos lanzamientos, vi algo que me dio miedo: Cube Zero. ¿Una precuela de Cube? Si la secuela ya fue mala de solemnidad, ésto puede alcanzar nuevas cotas de patetistmo. Qué manía de intentar aprovechar el tirón de una película única, fantástica, e irrepetible…

Que la vida no es un cuento

Escuchando: Tame the tiger (Marah)

– Yoli, joder. Que te he dicho que lleves la comida a tu abuela. No te lo repito más.

De mala gana, Yoli suelta el mando de la Play, y sale de su habitación refunfuñando. Se llama Yolanda, claro. Lo de Caperucita sólo es un mote, ¿o pensábais que era su nombre real? ¿Menéndez, Caperucita?. ¡Presente! Si su madre no se empeñase en ponerla esa ridícula capa con capucha, que no abriga una mierda, encima, todo el mundo la seguiría llamando por su nombre. Pero no, no puede ir con un plumi, como todos sus amigos. Tiene que llevar la puta capa.

Se llama Yolanda y vive en la segunda casa más apartada del mundo. El primer puesto se lo lleva la vivienda de su abuela, una carretera nacional y un bosque más leejos. El culo del mundo. Un sitio en el que sería insoportable vivir, de no ser por la costumbre que tiene el guardabosques de bajarse al moro. Su abuela es habitual consumidora de toda substancia psicotrópica que cae en sus manos, y cuando le da el mono hace experimentos con hierbajos del bosque. Así, no es de extrañar que luego venga diciendo que los lobos hablan. Claro. Y los árboles, y las ardillitas, y los elefantes rosas que la saludan por las mañana. Claro, abuelita.

Con su madre mirándola de reojo, Yoli coge la cesta de mimbre (no podía llevar una mochila, no, una cestita de mimbre, con lacitos; no podía ser menos) y se la lleva a la cocina, sin saber que en ese mismo momento su abuela se ha quedado dormida fumando un porro, y su manta favorita (la de Bob Marley con la bandera de Jamaica) ha comenzado a arder.

Caperucita llena la cesta de manzanas rojas, y se pone su capa roja, atando las dos cintas rojas debajo de su barbilla. Se despide de su madre distraídamente, y sale de casa.

La vida real no es ningún cuento, ni de hadas, ni de príncipes, ni de princesas, ni de niñas que se meten en la boca del lobo y salen tan contentas. No, en el mundo real, las cosas suelen ser menos bonitas de lo que parecen en un principio, y no se puede confiar en la suerte, ni en la buena voluntad de las gente, ni en los milagros. En la vida real no hay un bosque, hay una selva.

Caperucita llena la cesta de manzanas verdes, y se pone su capa verde, atando las dos cintas verdes debajo de su barbilla. Se despide de su madre distraídamente, y sale de casa. Cruza la carretera cuando no debe, y lo último que ve, demasiado tarde, es la masa roja, verde para ella, de un camión de bomberos a toda velocidad.

FIN.