Escuchando: Hate Song (The Posies)

Comienza la Semana Grande en Santander, nuestra semana de fiestas que hace ya bastantes años que no es tan grande. Y es que el espíritu festivo de esta ciudad deja bastante que desear; aunque parece que este año tenemos tregua, por eso de que se celebra el 250º aniversario de que este pueblo tiene título de ciudad. En otras ciudades, se sabe que se está en fiestas, entre otras cosas, por las aglomeraciones de gente y coches, y por la basura que se genera, que deja las calles como un campo de batalla a la mañana siguiente. Parece que esta vez será así, tal cual, en Santander; pero no por la diversión: entramos en Semana Grande con huelgas de transporte urbano y de recogida de basuras. Viva. Por otro lado, el comienzo de estas fiestas ha coincidido con el final de otras: las de los Baños de Ola, que ayer se cerraron con una fiesta en la playa: danza, quema de una falla y traca final con fuegos artificiales. Como no tenía nada mejor que hacer, me acerqué con la cámara, en plan autista, sustituyendo con los cascos la música verbenera por The Posies. Nunca había estado en esto de la quema de la falla. Curioso. Aunque había gente muy impaciente: bastantes se pusieron a gritar que la prendieran ya («ahora, ahora, que aprovechen«, decían) sin darse cuenta de que en ese mismo momento nuestro excelentísimo alcalde estaba inspeccionándola, justo detrás. Qué depistados… Así que nada, sin mucho espíritu festivo, allí estuve, vestido de sombra, que dirían Piano Magic. Viendo como se gasta dinero en encender fuegos de mentira, cuando apenas somos capaces de apagar los de verdad. Gran Canaria, Cáceres, Guadalajara… cenizas de las que lamentarse. Aunque también sirven para más cosas. Por ejemplo, para acercar la política, al pueblo, para hacerla más cercana, sacarla a la calle… Por lo barriobajero, digo. Qué país. Seguiremos informando.

Escuchando: Surrounded (Dream Theater)

… de la Bahía.

I know it’s easier to walk away than look it in the eye
But I had given all than I could take
And now I’ve only habits left to break
Tonight I’ll still be lying here
Surrounded in all the light

Escuchando: Obscured (Smashing Pumpkins)

Esta tarde me ha vencido la pereza -algo que me da mucha rabia, prefiero no tener tiempo antes que tenerlo para perderlo- y al final he tenido que inventarme una excusa para salir de casa un rato, a pesar de la tarde de sol.

Afortunadamente, Santander en verano se llena de actividades interesantes, y este año más: dejando para otro día conciertos y visitas al cine, finalmente me acerqué a la exposición de Joan Miró en la Fundación Marcelino Botín.

El título «Topografías» alude a las irregularidades de los soportes, el granulado del papel de lija o la ondulación del cartón corrugado, a las texturas que animan la superficie pictórica, o a los relieves que configuran sus esculturas…

Siempre me han gustado los artistas que tienen su universo privado; pero me dejan de gustar cuando me resulta demasiado privado, y es lo que me ocurre con Miró: soy poco conocedor de su obra, con lo cual la mitad de sus cuadros me dejan bastante frío.

Sin embargo, la exposición me ha gustado, porque más que en su obra, se centra en su proceso de creación: no sólo por la elección de los materiales (que hay de todo, desde papel de periódico hasta el reverso de una hoja de calendario), sino también por las secciones dedicadas a ilustrar con fotografías su forma de trabajar y de crear bocetos; y especialmente por los trabajos en escultura que protagonizan la segunda planta de la muestra: en este caso también me ha gustado más el proceso que el resultado, pero es que resulta muy peculiar su forma de crear sus obras, a base de collages tridimensionales formados con los objetos más varipintos, para convertirlo posteriormente en esculturas de bronce. Y todo ello complementado con sus correspondientes bocetos en papel.

En definitiva: que merece la pena hacer una visita a la exposición. Es interesante, es céntrico, y es gratis. No se puede pedir más.

Seguiremos informando.

PD: Y por supuesto, sigo recomendando a cualquier persona con ojos y un mínimo de dos dedos de frente, que se pase por Tantín a visitar la exposición de Pablo Hojas.