Intelect (o Scrabble)

Retomo el repaso a nuestra ludoteca, dedicando unas líneas a uno de los juegos de palabras más famosos que existen, si no el que más: el Scrabble. O mejor dicho: Intelect, que es el que tenemos en casa. Se trata de una versión del juego fabricada en España por Falomir, idéntico en todos sus aspectos a Scrabble (siempre me ha sorprendido el catálogo de esta marca patria, muy inspirado en otras) excepto en un par de pequeños detalles: la ausencia de comodines (Scrabble incluye dos fichas en blanco que pueden sustituir a cualquier letra) y su precio (sensiblemente más económico).

Fue uno de los primeros juegos que compramos juntos para nuestra casa, por lo que le tenemos especial cariño. Más ella, supongo: siempre gana. En cualquier caso, Scrabble o Intelect son dos grandes juegos, imprescindibles para los aficionados a los juegos con letras y palabras, todo un mundo.

Nuestra versión de Intelect es la básica. No es la única que fabrica Falomir: existe una versión más cuidada llamada Luxe, otra para niños (Junior), versiones magnéticas en tamaño normal y de viaje (no muy prácticas, por lo que he oído: las fichas son muy finas), un Intelect 3D (en el que las letras se pueden apilar, un clon del juego Palabras Arriba que tuve de niño), e incluso un Intelect Vertical que es una mezcla del juego con el Conecta 4 (Coloca 4 según Falomir).

Caja de Intelect

De Scrabble se distribuyen en España también varias versiones: la clásica y una Junior para niños son las más habituales, pero existe también Mi primer Scrabble, ediciones de viaje y de bolsillo (magnética ésta última), y versiones con dados y cartas. Me centraré en esta ocasión en las versiones tradicionales o clásicas del juego.

Scrabble es un juego con solera. A principios de los años 30 del pasado siglo, el norteamericano Alfred Mosher Butts ideó Lexico, un juego de palabras sin tablero que al cabo de un tiempo evolucionó, perfeccionó sus reglas y pasó a jugarse en un tablero de 15×15 (como el actual) con el nombre de Criss-Crosswords. El nombre ya indica su mecánica de juego: las palabras cruzadas, al estilo de los crucigramas.

En 1948, James Brunot -amigo de Butts- se lanzó a la aventura de comercializar el juego a gran escala, simplificando las reglas de puntuación y cambiando su nombre a Scrabble. Tras unos años de fabricación artesanal en los que la empresa perdía dinero continuamente, la fama del juego fue creciendo y los pedidos se multiplicaron. El resto es historia, se ha convertido en un entretenimiento universalmente conocido, y sus fichas de plástico con una letra y su puntuación son todo un icono (hasta el punto de tener tipografías exclusivas, como la que he utilizado para el título de esta página).

El tablero de Intelect es idéntico al de Scrabble: una cuadrícula de 15×15 casillas, algunas de ellas coloreadas indicando puntuación especial al usarlas. Existen 98 fichas cada una de ellas con una letra y su puntuación correspondiente. La distribución de letras y sus cantidades varían de un idioma a otro, para adecuarse a cada país. Scrabble incluye además, como contaba antes, dos fichas en blanco que sirven como comodines: pueden sustituir a cualquier letra pero no suman puntos. Las fichas de Intelect son de madera, mientras que las de Scrabble son de plástico.

Fichas de Intelect

La mecánica del juego es muy fácil. Cada jugador coge 7 letras al azar y las coloca en su atril. Se selecciona a la persona encargada de abrir la partida, y ésta coloca una palabra en el tablero pasando por la casilla central, anotando el número de puntos conseguido. Al utilizar la casilla central, la puntuación se multipilica por dos.

Calcular las puntuaciones es sencillo: se suman los valores de cada una de las letras utilizadas. Existen casillas especiales que modifican la puntuación: doble letra, triple letra, doble palabra, y triple palabra. Esto es, si utilizamos al escribir una palabra una casilla de doble o triple letra contaremos el doble o el triple (respectivamente) del valor indicado en la ficha utilizada en esa casilla.

Si la casilla que utilizamos es de doble o triple palabra, se suma normalmente el valor de todas las letras y el resultado final se multiplica por 2 ó 3, según corresponda. Se pueden utilizar varias bonificaciones en una misma palabra; por ejemplo, podemos utilizar puntos dobles en un letra, y triplicar el resultado final de la suma de puntos de la palabra. Todo es cuestión de elegir bien las casillas a utilizar.

Casillas con bonificaciones

Se pueden extender palabras ya existentes: si está escrito NUECES podemos añadir CASCA y generar la palabra CASCANUECES. En este caso contaremos la puntuación de todas las letras de la palabra, no sólo de las cinco que hemos añadido. Eso sí, para las bonificaciones de puntos en casillas especiales sólo cuentan las cinco letras añadidas. Si se utilizan las 7 fichas del atril en un único turno, se obtiene una bonificación adicional de 50 puntos.

Además de extender palabras, lo normal es crear otras nuevas, que deben cruzarse con alguna existente, al estilo de los crucigramas. Ojo, que todo lo que se escriba en el tablero debe tener sentido, en horizontal y en vertical. Es frecuente que al escribir una palabra en horizontal, se generen nuevas palabras en vertical, o viceversa. Todas cuentan para la puntuación, y las fichas comunes se cuentan para cada palabra creada. Se admiten todos los términos que aparezcan en el diccionario, conjugaciones verbales incluidas, y nombres propios y abreviaturas excluidos. Durante todas las partidas suele haber alguna polémica, por lo que no es mala idea tener un diccionario a mano para resolver dudas (¡pero sólo para eso!).

Cuando un jugador termina su turno (extendiendo o añadiendo una única palabra en horizontal o en vertical), suma sus puntos, los añade a su puntuación total, y coge tantas letras como haya utilizado para reponer su atril.

El juego termina cuando ya no quedan más fichas disponibles para coger. Los jugadores continuan la partida hasta que colocan todas sus letras, si es posible. Si alguno de ellos termina con fichas en su poder (por no poder crear con ellas ya ninguna palabra) resta de su puntuación final el valor de esas letras. Si un jugador termina sin fichas, suma a su puntuación final los puntos de las letras en posesión del resto de jugadores. La persona con mayor número de puntos gana la partida.

La clave del juego es, sin duda, tener un buen vocabulario (sobre todo de palabras cortas, exclamaciones, interjecciones, etc.) y buena vista para utilizar las casillas con bonificaciones especiales. Hay que recordar que el objetivo es conseguir el mayor número de puntos, y eso no siempre se consigue utilizando muchas fichas, sino las justas y necesarias. Vamos a ver un par de ejemplos de esto (seleccionados con ayuda de la experta de la casa en Intelect).

Primer ejemplo. El tablero de juego está aformado por las siguientes palabras:

Ejemplo 1, tablero

En nuestro atril, disponemos de las letras V (4 puntos) y S (1 punto).

Ejemplo 1, atril

Una buena opción es escribir la palabra VES utilizando la E de HUELLAS, tal y como se muestra en la imagen:

Ejemplo 1, VES

La letra V la hemos colocado en una casilla de doble palabra, por lo que el recuento de puntos será: V (4 puntos) + E (1 punto) + S (1 punto) = 6 puntos, que se multiplican por dos gracias a la casilla especial. Total: 12 puntos.

Veamos una alternativa. En lugar de escribir VES, vamos a utilizar nuestras dos letras para extender la palabra ACÁ y convertirla en VACAS (los acentos no se tienen en cuenta en este juego). Además, al hacerlo creamos otras dos palabras en vertical: VI y SAL.

Ejemplo 1, VACAS

Calculemos la puntuación con esta jugada. Por la palabra VACAS obtenemos la suma de los puntos de sus letras, con la S puntuando doble. 4 + 1 + 3 + 1 + 2×1 = 11 puntos.

Por la palabra VI conseguimos 4 + 1 = 5 puntos.

Por último, con la palabra SAL (la S vuelve a puntuar doble) obtenemos 2×1 + 1 + 1 = 4 puntos.

La puntuación total de esta jugada es por tanto 11 + 5 + 4 = 20 puntos, 8 puntos más que con la primera opción que habíamos valorado. Vemos que con las mismas fichas obtenemos mejor o peor puntuación dependiendo de dónde las coloquemos, qué casillas de bonificación podamos aprovechar, y cuántas palabras generemos mediante cruces con las ya existentes.

Veamos otro ejemplo. En este caso el tablero se encuentra tal y como se muestra a continuación:

Ejemplo 2, tablero

En el atril disponemos de las siguientes fichas:

Ejemplo 2, atril

Podemos utiizar gran parte de nuestras fichas para escribir SENADO aprovechando la N de IMAN.

Ejemplo 2, SENADO

No cubrimos ninguna casilla de bonificación, por lo que la puntuación obtenida es directamente la suma de cada letra: 1 + 1 + 1 + 1 + 2 + 1 = 7 puntos.

En cambio, con una única ficha podemos obtener una puntuación mayor, si aprovechamos la A de IMAN para escribir AH, colocando la H en una casilla de puntuación triple de letra.

Ejemplo 2, AH

La puntuación en este caso es 1 + 4×3 = 13 puntos. Casi el doble, y sólo hemos utilizado una de nuestras fichas.

La fama del Scrabble ha trascendido el ámbito del tablero, y existen versiones para ordenador, consolas, dispositivos portátiles… e incluso ha llegado a las secciones de pasatiempos de los periódicos. Así, el diario Público suele incluir retos de Scrabble, creados por Enric Hernández, campeón del mundo de Scrabble en 2008. Propone un tablero y 7 letras, y el objetivo es conseguir el mayor número de puntos. Lo habitual es que gran parte de las palabras que utiliza no las conozca de nada.

Scrabble en Público

Como ya he contado, en casa no tenemos Scrabble, tenemos Intelect. Pero no sólo uno, tenemos una edición infantil, recuperada hace poco de un trastero, de marca CEFA (Celulosa Fabril, por entonces). Toda una joya arqueológica.

INTELECT infantil

Esta edición tiene un tablero con dos caras. La parte azul tiene impresas algunas palabras, y el objetivo del juego es ir «cubriéndolas» con las fichas correspondientes, obteniendo un punto por cada palabra terminada. Está pensado para los niños más pequeños.

INTELECT infantil, tablero azul

La otra cara del tablero es naranja y sus casillas están limpias, sin letras ni bonificaciones. El mecanismo en este caso es similar al juego para adultos, pero simplificando la puntuación: un punto por letra, independientemente de cual sea.

INTELECT infantil, tablero naranja

Las fichas de este vetusto Intelect infantil son de plástico (como las de Scrabble), pero no disponen de puntuación, para hacer el juego más sencillo. En la siguiente imagen se compara una ficha de Intelect infantil con otra del Intelect actual.

Fichas de INTELECT infantily actual

No jugamos a la versión infantil, pero algunas de sus fichas tienen especial protagonismo en casa. El cartel de nuestro cuarto de los juguetes está creado con ellas.

Cuarto de los juguetes

Para terminar, una anécdota. De viaje por Guadalajara, visitamos el pueblo de Pastrana, aparcando el coche en la Plaza del Moco. Cuando volvimos a por él, descubrimos que junto a un contenedor de basura alguien había dejado unas cuantas cajas de juegos. Nada interesante, salvo un Intelect edición Luxe, totalmente impoluto y sin estrenar. A saber por qué había terminado en la basura, pero una amiga se lo acabó llevando para casa.

En fin: así es el Scrabble, o el Intelect, lo que tengáis más a mano. Uno de esos juegos básicos en cualquier ludoteca, sobre todo para aficionados a jugar con palabras. No es el único juego que tenemos con esa temática, pero el resto los dejo para posteriores entregas.

Seguiremos jugando.

Enlaces:
Página oficial de Scrabble
Falomir Juegos
Scrabble en la Wikipedia
Scrabble (e Intelect) en GameBoardGeek

Romanticismo a la fuerza

Escuchando: Golden Heart (Mark Knopfler)

Sí, hoy es San Valentín. Afortunadamente, los dos pensamos lo mismo en ese sentido: cualquier otro día es una fecha mejor para demostrar afectos y amoríos. San Corte Inglés satura y edulcora en exceso.

Sin embargo, hoy hemos terminado con el corazón encima de la mesa. El frío y la pereza han conseguido que baje a por el pan y el periódico algo más tarde de lo habitual. Resultado: mi panadera se había quedado sin existencias, y sólo tenía pan sin sal, o de San Valentín. Haciendo de migas corazón opté por la segunda opción.

Eso sí, duró poco. El hambre nos rompió el corazón.

Seguiremos informando.

Cómo pasar una fría tarde de carnaval

Escuchando: We can work it out (The Beatles)

Este fin de semana está resultando de lo más frío. Días ideales para quedarse en casa, con una peli y una manta a mano. Va a ser el plan para hoy. Ayer, sin embargo, pasamos la tarde del sábado fuera de casa. Y una vez decididos a lanzarnos al mundo exterior, intentamos aprovechar bien el tiempo.

La tarde comenzó dedicando la sobremesa para visitar el cine Los Ángeles, para ver Donde viven los monstruos. División de opiniones a la salida, a mí me gustó mucho. Eso sí, no sé que habrán entendido de la película el montón de niños que llenaba la sala. No me pareció, en absoluto, una película para críos.

Después del cine nos acercamos hasta el Palacete del Embarcadero, para visitar la exposición sobre Paco Roca y el proceso de creación de su cómic Arrugas. Me perdí la inauguración y su firma de ejemplares, pero ya tenía ganas de ver esta muestra (una de las dos que tenemos en la ciudad ahora mismo sobre este autor, la otra está en el Faro). Sólo he leído Arrugas (tengo sus otras obras pendientes, cada vez con más ganas), pero me pareció una genialidad, uno de los acercamientos a la vejez y al Alzheimer más elegantes e inteligentes que he visto nunca. La exposición muestra bocetos del cómic y de los personajes, pero sobre todo enseña cómo fue el proceso creativo, la búsqueda de información, las anécdotas que dieron lugar a algunas escenas… Totalmente recomendable. En serio.

Hacía frío y era pronto, así que la siguiente parada fue en una pastelería, para entonar y merendar.

Eran ya las ocho de la tarde, hora de acercarse a la librería Gil de Pombo, donde a pesar de la hora quedaba mucho para cerrar. Tras subir a la segunda planta, encontramos una puerta que siempre me había pasado desapercibida, y entramos en una sala blanca, desnuda de decoración, pero llena de gente y con un escenario improvisado al fondo. Los Arrancacorazones nos ofrecieron un concierto anti-San Valentín íntimo y entrañable; como todos los suyos, por otro lado. Fue un rato con buen ambiente, grandes versiones, y la colaboración de los vecinos de arriba, que aportaron unas percusiones (las ocho y media de la tarde no les parecía buena hora para la música en directo en la ciudad candidata a capital cultural europea).

Hacía frío y era pronto, así que la siguiente parada fue en un café, para entonar y jugar una partida de backgammon en una mesa que nos traía bonitos recuerdos.

La última cita de la noche era en la Plaza Porticada. Mario San Miguel y su Ejército del Amor tocaban en directo dentro de las celebraciones del carnaval. Soy un soso, lo sé, pero nunca le he visto la gracia a esa fiesta. Por eso, la hora y media de retraso del concierto se me hizo interminable, entre una sesión de música brasileira cortesía de un DJ al que tenía ganas de meterle un zapato en la boca, y uan entrega de (muchos) premios que ni me iban ni me venían.

Por fin salió Mario al escenario, y se nos olvidaron por un rato el frío y la lluvia. Afortunadamente, esta vez había una carpa donde refugiarse (la última vez que tocó allí sufrío el clima santanderino sobre el escenario, como los demás pero con el aliciente de la electricidad). Poco se puede decir de este personaje feo, loco y pobre, pero feliz. Sinceridad, fiesta y buenrrollismo a raudales, con interrupciones de muñecas hiinchables, golpes de estado, y con homenaje racinguista incluido. Mario siempre merece la pena.

Era tarde, hacía mucho frío, mis pies en lugar de dedos tenían cubitos, y el autobús nocturno pasaba en cinco minutos. Hora de retirarse a casa, calentarse con un cola-cao y terminar el día con una partida de Chromino. Perdí, pero no me importó. Fue el broche de uno de esos días en los que a pesar de todo, se le acaba cogiendo cariño a esta ciudad.

Seguiremos informando.

Un poco de nieve

Escuchando: Snow – Hey Oh (Red Hot Chili Peppers)

Hoy sí que me alegro de trabajar en casa (menos mal que las excursiones y las reuniones me coincidieron ayer). Ya desde debajo del edredón me he enterado de que apenas llegábamos a tener grados positivos, y de que amenazaba nieve (me encanta mi nuevo teléfono)

No era un farol: han caído unos buenos trapos. Recuerden, esto es Santander y estamos a nivel del mar, lo que lo convierte en algo extraordinario… aunque con el invierno que llevamos, va a terminar siendo rutina.

La foto está sacada desde el balcón. Me he asomado brevemente al exterior antes de volver a sentarme aquí calentito. Sí, hoy se está bien en casa…

Seguiremos trabajando.

Limpiando la ciudad de espectros

Escuchando: Si se callase el ruido (Ismael Serrano)

No dejaremos que nadie estropee el día. No sería justo. Ya el fin de semana pasado repetimos tradiciones y maldiciones (nada grave, hay que saber reírse de los accidentes desafortunados sin importancia), brindamos y comimos tarta de ese obrador que nos habían recomendado. Grandes y agradables veladas caseras.

Hoy intentaremos desaparecer lejos del ruido, de los recuerdos que nublan días, de lo que ha quedado atrás y nos ha dejado torcidos, pero contentos.

Mañana volverán a sonar los teléfonos, volverán las prisas y las obligaciones. Pero hoy el día es suyo, y pienso estar allí para celebrarlo.

Seguiremos informando.

Los listos

Escuchando: Stupid at all (Love of Lesbian)

Ayer no paré de encontrarme listos, gente de esa a la que si el tiempo les pone en su lugar dan ganas de aplaudir.

Empecé con César Alierta, presidente de Telefónica, uno de los hombres más poderosos de España, al timón de nuestra empresa de telecomunicaciones más internacional. Aparte de que escucharle hablar ya da bastante pena de por sí (uno se lo imagina con esteeee, un codo en la barra de un bar y un palillo en la boca), la sarta de tonterías que soltó el pasado viernes en Bilbao fue de tal calibre que yo ya dudo de si se está riendo de nosotros, si es idiota, o si la avaricia hace que ya le dé todo igual.

Básicamente, pretende que los buscadores (y por ende los proveedores de contenidos, en general) paguen por usar sus redes de telecomunicaciones, que están ganando mucho dinerito y él no ve un euro de eso. Por poner ejemplos de lo que propone: yo pago a telefónica por conectarme a Internet, y usar Google… pero Google tendría que pagar a Telefónica también por ofrecer sus páginas y servicios en Internet. Demencial. ¿Los fabricantes de lavadoras tendían que pagar a las empresas eléctricas cada vez que alguien usase uno de sus aparatos, entonces? ¿Los que tenemos una página web pagaríamos cada vez que alguien nos visitase?

Me asusta comprobar que no tiene muy claro lo que es una red, lo que es un servicio y hasta dónde llegan sus límites. Tampoco tiene mucha idea de lo que es cloud-computing, o los servicios en la nube que tanto se han puesto de moda. Y deja patente que las redes suelen tener más inteligencia que él mismo.

Las redes son mías, dice. Pues nada, ánimo. Espero que tenga un equipo de asesores con más luces, porque si no…

Pero no fue el único listo del día, insisto. Fidel González Cuevas, presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Cantabria, protagonizaba una de las noticias del día al solicitar ayudas al gobierno con un tono chulesco y amenazador. O les solucionamos la papeleta «o habrá un «cataclismo económico»«.

Este personaje es el mismo que hace unos meses contaba en la prensa que ya se había tocado suelo, y que ya no se iban a bajar más los precios de la vivienda. Ahora, con 3000 viviendas de nueva construcción cogiendo telarañas, ve las orejas al lobo, pero en lugar de asumir la debacle en la que se han metido ellos solitos a pesar de todos los augurios y avisos, por pura codicia… en lugar de asumirlo exigen soluciones pagadas con el bolsillo de todos.

Algunas de sus perlas:

«Los promotores y constructores están dispuestos a renunciar al 20% del valor real del piso, es decir a sus «legítimos beneficios», si con ello se da salida a las viviendas sin vender.«

«Los únicos sacrificados somos nosotros; pero esta es la alternativa, urgente, de ayer, porque ya llegamos tarde.«

«La propuesta de poner sobre la mesa la venta de 3.000 viviendas es consecuencia de «un estudio minucioso de la realidad» y de «una necesidad social y económica»«.

«Esta es nuestra propuesta. Pueden decir que es una locura. Pero nos sacrificamos nosotros y estamos dispuestos a que nos la rechacen… Pero al menos pedimos que propongan una alternativa. De lo contrario, no hay futuro.«

«Fidel González Cuevas echa la culpa de la situación a la inoperancia del Gobierno de España que no ha sabido encarar la crisis, ni arbitrar medidas.«

Básicamente lo que propone este genio es rebajar un 20% el precio de sus viviendas respecto a una tasación (me río yo de las tasaciones), y que el Gobierno arrime el hombro con una ayuda (que devolverá el comprador, con calma). Como siempre en este gremio: las ganancias son mías, las pérdidas son de todos. Y un cojón.

Alguien debería decirle a este hombre que el precio de algo no es lo que él quiera cobrar, sino lo que alguien esté dispuesto a pagar por ello. La ley del mercado, que tan bien les vino hace unos años, ahora parece olvidada. Si no consiguen vender, tendrán que bajar los precios. Y si al hacerlo no sólo ganan menos, sino que pierden dinero, mala suerte. Bienvenido al mundo real, amiguito. Tiene otra opción también, claro: seguir sacado pecho y amenazando con desastres. Así la caída del sector y de sus precios será más brutal, y podremos aplaudir con más ganas. Que se coma sus 3000 pisos con patatitas.

Ya para terminar esta galería de personajes ilustres, ayer volví a cruzarme con un conductor que me saca de mis casillas, aunque sé que no es el único que hace la misma jugada. Hay una salida de garaje en nuestra calle, de dirección única, que está cerca de un cruce… pero el cruce está más atrás, así que no queda otra que dar un rodeo para dar la vuelta.

Eso no parece importarle al propietario de un despampanante Mercedes, al que ya he visto dos veces en dos días salir del garaje en dirección contraria. Total, sólo es un trecho, y tiene un Mercedes. Las normas de circulación para gente así son sólo recomendaciones.

La primera vez estuvo a punto de encontrarse de frente con un coche de la Policía Local, por segundos no le vieron. La segunda me pilló en el paso de peatones que cruza en dirección contraria, y viéndole venir me hice el sorprendido y el indignado. Unos cuantos gritos se llevó. Aparte de idiota, maleducado, peligroso y desconsiderado, parece ser sordo.

En fin, qué gente.

Seguiremos informando.

No insistamos más, España es de Guti.

Escuchando: We’re gonna win (Bryan Adams)

La frase del título no es mía, es del gran Luis (Auserón), que nos deja perlas como ésa cuando se pasa por nuestro pequeño foro. Y cuánta razón tiene: España podrá ir mejor o peor, pero ya se puede estar cayendo a trozos que las conversaciones más acaloradas las acaparará el fútbol. Y punto.

Hoy Santander tiene mente colectiva (que me excluye) y sólo piensa en una cosa: el partido de esta tarde, contra el Atleti. Algo relacionado con una copa y un rey. Pero vamos, que yo de monarquía poco, y de fútbol menos, así que será uno de esos días que viviré a contracorriente.

En cualquier caso, hasta nuestro Ayuntamiento se ha vestido hoy con los colores del equipo. No voy a ser menos, y a pesar de todo, dejo una foto como homenaje a los futboleros y futbolistas. Porque si éstos últimos ganan, se acabarán la crisis, el paro, el cambio climático, los achaques y las guerras. Al menos por un rato, en los bares.

Seguiremos informando.

Me importa tres cojones si cobran por Hotmail

Escuchando: Everybody’s Gotta Learn Sometimes (Beck)

Siento ser tan explícito en el título, pero es que hoy ya me están cansando. Llevo tres correos hoy que me avisan de que Hotmail será de pago en verano de 2010, invitándome a avisar a todos mis amigos para evitarlo. ¿Cuánto tiempo tiene esa historia? ¿Diez años ya? En fin…

Voy a ser claro: no leo ningún tipo de correo con tonterías de los que me envían, sea el remitente amigo, conocido o desconocido. Siento si alguien se lleva una desilusión, pero es lo que hago desde hace un montón de años. ¿Me has mandado un video de gatitos? Ha ido a la papelera. ¿Un PowerPoint ensalzando el amor y la amistad? A la basura. ¿Fotos maravillosas de atardeceres? Ni idea. ¿Una foto de una niña desaparecida? 95% de posibilidades de que sea mentira. No me leo ni uno sólo de esos correos, y los elimino inmediatamente. Tengo poco tiempo libre y no me gusta perderlo con tonterías.

Y lo que es peor: toda esa gente que envía esta mierda suele meter a cuarenta destinatarios todos juntitos, y todos visibles. Pues bien: gracias a eso sigue creciendo el spam o correo basura. De ahí, entre otros lugares, sacan nuestras direcciones los que nos intentan vender pastillas de Viagra y alargadores de pene, o los que nos la intentan colar con páginas falsas de bancos.

Así que lo voy a escribir con mayúsculas para que quede claro: NO ME INCLUYAN EN ESOS CORREOS. Y sobre todo, y más importante: USEN EL CAMPO DE COPIA OCULTA (CCO ó BCC) si aún así alguien tiene ganas de hacerme partícipe de alguna tontería que no me voy a leer.

No es ninguna broma. La multa por no cuidar ese pequeño detalle, aunque se trate de un correo entre amigos, es de 601 €. Así que igual tengo que acabar amenazando para que la gente aprenda a usar de una puta vez su correo electrónico. Copia oculta. No me importa quiénes son tus otros 67 amigos, y ellos no tienen por qué saber cuál es mi dirección de correo electrónico.

Realmente, hay gente que se merece que le cobren por Hotmail. He dicho.