Escuchando: Prefiero el trapecio (Manolo García)
Con la ausencia, por fin, más o menos, de lluvia, he podido reanudar mi costumbre de paseo a casa desde el trabajo…
Y lo que tiene pasear es que te encuentras con gente, con situaciones, con escenas curiosas. Incluso aquí, sí.
Iba yo cuatro mundos más lejos, escuchando música, cuando he visto a un hombre en la acera, con dos películas en la mano, mirando con cara de asombro al local que tenía delante. Un videoclub. O lo que fue uno hasta la semana pasada, porque al llegar a su altura comprobé que lo que miraba era un local vacío, con las paredes desnudas, sin estanterías, con algún papel en el suelo y poco más; bueno sí, un cartel de «Se alquila». Pero el local, que películas ya no.
No sé por qué, pero me dieron ganas de darle unas palmaditas en el hombro al hombre ese… y decirle: «sé cómo te sientes, de verdad que lo sé… consuélate, tú al menos te has llevado un par de películas de recuerdo…«
Como el lindo gatito fracasamos invariablemente
para diversión del personal
que nos mira de reojo.
Y como el Coyote, nunca llegamos a la hora,
ni al lugar, ni en el momento preciso.
Y eso que a mí nunca me han cerrado un videoclub…
Seguiremos divagando…
1 comentario sobre «Invariablemente»
Si las pelis eran buenas… pues mira eso que se llevó, lo malo es que fueran malas malísimas… tuvo que estar bien lo de verle la cara al pobre hombre…