Escrito el 02-04-2004

Viernes por la tarde: habitual día para el descanso y la tranquilidad… dentro de lo que cabe, porque también suele ser la tarde que puedo pasar más rato con mi sobrino… está hecho un auténtico demonio, y uno no sabe si comérselo a besos… o comérselo a secas

Pero aunque se porte fatal, y se quede sin ver Toy Story o Ice Age por malo, me encanta sacarle fotos…

Esta tarde he estado dando una vuelta por el centro, haciendo tiempo hasta que un compañero me acercase una cosa que me había dejado olvidada en la Universidad por la mañana (nota mental: no volver a dejar dentro del dvd del ordenador de la uni el dvd que tengo que devolver al videoclub)

Mientras esperaba, me he entretenido viendo escaparates, y en uno de ellos estaba Ella. Desde que supe que existía, siempre había tenido la secreta esperanza de que al verla en vivo fuera fea. O no me gustase. O me pareciese demasiado grande. Pero, desgracidamente, no. Es preciosa. Es la cámara digital réflex que ha sacado Canon a un precio asequible… pero aún así, lo bueno se paga (a 1250 euros la unidad, en este caso concreto…)

Pena que con la incertidumbre sociolaboral en la que me hallo, vaya a tener que dejar por una temporada mis caprichos…. al final me tuve que alejar de la tienda, porque… porque… porque no podía dejar de mirarla con esta cara:

Pero bueno, seamos sensatos… primero tendré que acabar de exprimir al 100% mi actual cámara, y para eso aún me queda… creo que mañana puede ser un día perfecto para perder la tarde fotografiando tonterías… me apetece mucho….

Nada más por el momento… un fin de semana más….con una llamada a medio hacer, un libro a medio terminar, muchas películas por ver, una página por publicar, mil discos por escuchar, alguna cerveza por beber, y muchas fotos por hacer…. seguiremos informando….

Escrito el 02-04-2004

– Pues, ¿a qué te dedicas?

Ella se quedó pensando. Luego dijo:

– Al western.
– ¿Al western?

No estaba muy segura de recordar lo que eran.

– Sí, western.

Tenía que ser algo relacionado con las pistolas.

– ¿Y cuántos haces?
– Uno.
– ¿Es bonito?
– A mí me gusta.
– ¿Me lo enseñas?

Fue exactamente así como empezó esta historia. Por casualidad.

(City, por Alessandro Baricco)

Escrito el 02-04-2004

Ayer, dos meses después de que lo tuviese en mis manos, he acabado de escuchar por primera vez todas la música que llevo en mi iPod. Y eso teniendo los cables blancos saliendo de mis orejas a todas horas…


Lo bueno es que como he ido puntuando algunas canciones según las iba escuchando, ahora puedo seleccionar las canciones con más puntuación, ponerlo en aleatorio, y es como escuchar la radio, pero con todas mis caciones preferidas….


Yo y mis pequeñas tonterías…


 

Escrito el 01-04-2004

Soy un egoísta. Solo pienso en mí, en sentirme bien. Hedonismo puro…

Hace ya algunos años que conocí a alguien… alguien con quien compartía aficiones y gustos. Gran verano aquel.

Luego pasó lo que pasa siempre. Si hay alguien entre el distinguido público, especialmente si es una chica interesante, con la que puedo tener algo en común, y tiene ganas de viajar, que prepare pasaporte y se ponga en contacto conmigo. No sé como lo hago, pero cada vez que siento curiosidad por alguien, aunque sea sólo lo justo para que me haga levantar una ceja con interés, zas, desaparece. Cambia de ciudad. De comunidad. De país. O de contienente, y todo. Y no, no es necesario que me enamore (¿realmente sé hacer eso?), ni nada de eso… el siguiente paso a que me apetezca estar con alguien es recibir recibir postales del extranjeros, tiernas y ajadas, besos, recuerdos, que decía el otro…

En cualquier caso, se me va el hilo… hablaba de alguien en concreto… alguien a quien hace tiempo que pierdo la pista de vez en cuando… o más bien, la encuentro de vez en cuando… y ahora que está (a veces) en la misma ciudad, y que la tengo (a veces) a tiro de teléfono, me apetece más que nunca charlar con ella, llamarla para no decirla nada, hablar de películas, de discos, de todas esas cosas que generalmente o me callo o las escribo aquí para que nadie las entienda…

Y la verdad es que no pido nada más. ¿Quién soy yo para andarme con exigencias? Nadie. Sólo pido eso. Esas pequeñas tonterías. Pero aún así, es difícil. Como escribía hace algunos días, me acabo chocando casi siempre contra un impenetrable muro de amabilidad. La gente con vidas más ajetreadas e interesantes que la mía, es lo que tienen…

Pero soy un egoísta. Sí. Nunca la he pedido nada, creo. Tengo una tendencia natural a dar sin esperar recibir nada a cambio (sí, soy moreno, delgado e idiota… todo ello de forma rotunda). Pero ahora sí que me apetecería pedir… pedir que me devuelva una llamada, un mensaje, un hola qué tal estás… Ya véis.. sólo pienso en mí mismo….

Soy un egoísta.