Escrito el 02-04-2004

– Pues, ¿a qué te dedicas?

Ella se quedó pensando. Luego dijo:

– Al western.
– ¿Al western?

No estaba muy segura de recordar lo que eran.

– Sí, western.

Tenía que ser algo relacionado con las pistolas.

– ¿Y cuántos haces?
– Uno.
– ¿Es bonito?
– A mí me gusta.
– ¿Me lo enseñas?

Fue exactamente así como empezó esta historia. Por casualidad.

(City, por Alessandro Baricco)

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