Escuchando: Rocky road to Dublin (The Dubliners)

Escuchando: Rocky road to Dublin (The Dubliners)

Escuchando: The times they are a-changin’ (Bob Dylan)

El sábado por la noche estuve en el concierto de unas damas muy especiales. Con motivo del Día de la Mujer Trabajadora, varios colectivos organizaron una velada inolvidable, con mucho arte sobre el escenario. Un repertorio con grandes y variadas versiones, poesía, danza, y un público que llenaba todos los rincones de la sala convirtieron la cita con Las Damas de Salerno algo irrepetible.
De entre todos los momentos de la noche, me quedo con el que dedicaron al viejo Bob, y a uno de sus clásicos: The times they are a-changin’. Una canción que se escribió en 1963, pero podría haber sido ayer.
Come gather ‘round people
Wherever you roam
And admit that the waters
Around you have grown
And accept it that soon
You’ll be drenched to the bone.
If your time to you
Is worth savin’
Then you better start swimmin’
Or you’ll sink like a stone
For the times they are a-changin’.
Seguiremos informando
PD: Las fotos que me llevé de recuerdo, aquí.
Escuchando: Woman (Joseph Arthur)

Tengo la suerte de estar rodeado de mujeres fascinantes, trabajadoras, luchadoras, creativas, inteligentes, imaginativas y maravillosas. Como nos pasa a casi todos nosotros.
Ojalá algún año su día, este 8 de marzo, signifique sencillamente agradecimiento y no reivindicaciones. Ojalá todos sepamos apreciar, siempre, la suerte que tenemos.
Gracias por estar ahí.
Seguiremos informando.
PD: La fotografía pertenece al espectáculo «Más allá de los elementos», de la compañía de danza Imbira.
Escuchando: Phone (Magic Kids)

¿Tienes teléfono nuevo o es que te alegras de verme?
Durante estos días se está celebrando en Barcelona el Mobile World Congress, una de las citas anuales más importantes del mundo de la telefonía móvil. Se están presentando allí multitud de nuevos terminales, que en general siguen las pautas habituales de los últimos meses: cuanto más grande y más potente, mejor.
Lejos ha quedado aquella época en la que el teléfono más interesante era el que conseguía integrarlo todo en un menor tamaño. Ahora el tamaño sigue importando, pero al revés: los fabricantes pretenden que nos metamos en el bolsillo pantallas de 5″ montadas en dispositivos que empiezan a ser un poco ridículos llevados a la oreja (hablamos de teléfonos, no lo olvidemos).
Lo mismo pasa con la potencia. Una vez superado el gigahercio de velocidad, la moda es multiplicar los núcleos: dos, cuatro, los que hagan falta ¿los que hagan falta para qué? Pues no lo tengo muy claro. Para jugar a juegos en tres dimensiones con una resolución mayor que nuestras teles, o para editar fotografías y videos desde el mismo teléfono, porque para otras tareas más mundanas empiezan a andar ya sobrados de potencia. Al final, la mayoría de usuarios, los de a pie, distinguen un móvil normal de un smartphone con una pregunta muy simple: «¿Tiene WhatsApp, o no?» (todavía recuerdo cuando se pensaba que el 3G se iba a extender gracias a las videollamadas, y al final lo ha conseguido una reencarnación de nuestro viejo Messenger).
Pantallas enormes, resoluciones de alta definición, procesadores con varios núcleos a velocidades de vértigo, cámaras imposibles ¿cuál es el resultado de todo esto? Tenemos aparatos que combinan un teléfono, una agenda, una cámara y un reproductor multimedia, en el tamaño que ocuparían un teléfono, más una agenda, más una cámara, más un reproductor multimedia. Más o menos. Unos aparatos preciosos, enormes con una batería que hace lo que puede y que tiene como objetivo prioritario conseguir llegar al final de la jornada sin dejarnos tirados a poco que toqueteemos el móvil. Tenemos tantas funcionalidades en los terminales actuales, que si las usamos -aunque sea un poco-, corremos el riesgo de que el móvil no nos dure encendido ni 12 horas, y nos quedemos sin poder hacer una mísera llamada al final del día. Hablamos de teléfonos, no lo olvidemos.
Todo esto me recuerda a cuando hace ya unos cuantos años la recién nacida Sony Ericsson lanzó al mercado un terminal (rebautizando uno previo de Ericsson, en realidad) con (una minúscula) pantalla a color. Y bluetooth. Y una cámara como accesorio externo. Una maravilla de la época, aunque la batería duraba un suspiro, también. Y luego, miren cómo ha evolucionado la cosa. Así que nada, tiempo al tiempo, nos acabaremos olvidando dentro de poco de mirar los enchufes con ojos golosos cada vez que salimos de casa con nuestro super-mega-inteligente teléfono de última generación.
Yo últimamente voy un poco a contracorriente, acabo de cambiar de móvil y he comprado (sí, libre, paso de pagárselo a plazos a la operadora de turno a cambio de permanencias) un aparato pequeño, de esos de llevar en el bolsillo sin que moleste. Raro que es uno.
Eso sí, sigo con Android. Hace algo más de dos años probé la plataforma con un HTC Tattoo que sigue funcionando, con algún que otro achaque. Y me gustó tanto, que sigue sin tentarme el mundo iPhone. Hace poco varios familiares han cambiado tambíen de teléfono. Los que han cogido por primera vez un iPhone lo usan desde el primer día con soltura y alegría. Los que han aterrizado en Android están más perdidos y tienen miedo de toquetear (no vaya a ser que rompan algo). A mí me gusta Android porque ofrece muchos más grados de libertad y personalización, pero eso no tiene por qué ser una ventaja para todo el mundo. Entiendo perfectamente a los que no cambiarían su móvil de Apple por ningún otro.
A lo que iba: tengo móvil nuevo. He abandonado HTC, es una marca que me gustaba mucho, pero me han acabado aturdiendo a base de lanzar diez terminales nuevos al mes, amén de descuidar a su comunidad de usuarios (bloqueando los móviles para intentar evitar los experimentos) y olvidando en la cuneta sin actualizaciones a sus terminales en cuanto pasaban unos meses y salían al mercado sus relevos (mi Tattoo se actualizó gracias a los desarrollos de Cyanogen, no a HTC).
Aparte de HTC, el mercado está lleno de móviles que no-son-pero-quieren-ser un iPhone, con diseños que dejan poco a la imaginación (y no quiero dar nombres, Samsung). En mi opinión, sólo un par de marcas están intentando destacar clara y eficazmente del resto: la renacida Motorola (veremos qué trae su compra por parte de Google), y la ya desaparecida Sony Ericsson (ahora Sony Mobile).
De Motorola me gusta mucho lo que está haciendo en la gama alta, con su precioso Razr. Pero por tamaño y presupuesto, quedó descartado. Sony Ericsson comenzó a acaparar titulares el pasado año, con su gama Xperia. Sus modelos se han convertido en una apuesta segura en relación calidad-precio. Además, toda su gama de 2011 se actualizará en breve a la nueva versión de Android (la 4, Ice Cream Sandwich). Ahora, en Barcelona, Sony Mobile ha presentado su nueva gama Xperia, y han conseguido desmarcarse con un diseño muy atractivo y unas especificaciones muy jugosas.
Elegí un modelo de Sony Ericsson, finalmente. En su día compré el primer modelo que vendió Sony Erisson como tal, y ahora tengo uno de los últimos que ha lanzado antes de desprenderse de Ericsson. Desde hace unos días tengo un Xperia Ray. Pequeño, precioso, moderadamente potente, con una pantalla pequeña pero con mucha resolución (se acerca a lo que puede ofrecer Apple en ese sentido), cámara decente, y con batería de sobra para llegar al final de la jornada. Las primeras impresiones han sido muy buenas, espero que siga así. De momento, sigo personalizándolo y dejándolo a mi gusto. ¿Se acuerdan de cuándo cambiar de teléfono significaba, simplemente, cambiar la tarjeta SIM?
Seguiremos informando.
Escuchando: This red book (Pinback)

Ya he comentado por aquí alguna vez que tengo un lector de libros electrónicos de Amazon, un Kindle. Es un modelo con teclado, lo compré el pasado marzo, cuando sólo se podía pedir directamente a Estados Unidos. Me llegó muy rápido, y desde el primer día estoy encantado con él.
Ahora Amazon España ya vende directamente su modelo nuevo (pero sólo ese, una lástima), a un precio muy tentador, y con su tienda de libros también disponible (aunque los editores, esos visionarios, siguen manteniendo el listón de precios bastante alto).
Amazon no me paga por hacer publicidad, pero me gusta compartir mis experiencias. Y no solo las malas, las pataletas. También las agradables. Hace unos días, al leer con mi Kindle en la calle, descubrí que con cierto ángulo de luz se veía una minúscula raja en el plástico del aparato, en la esquina inferior derecha de la pantalla. Recuerdo que cuando lo compré, estuve investigando un poco por Internet, y era un fallo relativamente común, supongo que algún desliz en el diseño. Dicho esto, se trataba de algo que sólo se veía si te fijabas y que tampoco parecía tener mayor importancia. En cualquier otro caso me habría fastidiado, y habría seguido usándolo sin más.
Pero me acordé de que en su día leí que Amazon respondía bastante bien ante defectos de sus equipos. Y decidí ponerme en contacto con ellos. Por probar.
Amazon España dispone de un número de teléfono gratuito de contacto. Llamé un martes por la tarde. Me atendieron con amabilidad, tomaron nota de la incidencia, y tras una pequeña espera, me comunicaron que me enviaban otro lector a casa. Eso sí, tenían que mandármelo desde Estados Unidos, y toda la información relativa al cambio (tenía que devolver el estropeado, obviamente) me la enviarían en inglés. Ningún problema.
Ese mismo viernes al mediodía, un repartidor de UPS me trajo un nuevo Kindle, idéntico al mío. Cambié todos mis datos y libros de uno a otro, y asunto solucionado. Al martes siguiente, el mismo repartidor se pasó a por el equipo antiguo, que había embalado en la misma caja. Portes pagados por Amazon, por supuesto.
En resumen: en menos de tres días, Amazon me había resuelto el problema (que no era grave, ni mucho menos). Dudo que en muchas tiendas físicas sean tan eficaces. Si antes estaba contento con mi Kindle, ahora lo estoy mucho más.
Seguiremos informando.
Escuchando: Come share the view (Editors)

Cito a continuación un texto que está circulando por Internet estos días, obra de @kurioso, en el que detalle una interesante lista de sitios web con recursos culturales, gratuitos y sin ánimo de lucro. Cada cual que actúe según su conciencia y su lógica…
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La recopilación de la lista original de #ComparteCultura es obra de @kurioso y está en #ComparteCultura.
P2P
La mejor forma de ejercer tu derecho a compartir con otros usuarios de la red es el P2P (Peer-to-Peer). El P2P sirve para intercambiar información de forma directa, sin intermediarios ni webs, entre dos o más usuarios de la red. De la misma forma que hace 30 años dejabas una casete rulase entre los compañero de colegio, hoy se han optimizado las herramientas para ejercer exactamente el mismo derecho. Es una actividad legítima, no punible y que debe escapar del control de cualquier gobierno para que se garantice la neutralidad de Internet. Hasta desde el Ministerio de Cultura español, la SGAE, Moncloa, y desde el Senado lo han utilizado para bajar contenidos protegidos con derechos de autor.
Mediante un programa, o cliente, el usuario puede compartir su material cultural con otros usuarios dividiendo en paquetes esa información y alojándola en varios trackers (servidores anónimos) para que mediante un torrent (pequeño archivo con la dirección de esos paquetes) puedan descargárselos otros usuarios. De tal forma que para encontrar cualquier contenido cultural solo hace falta buscar estos pequeños archivos o, en adelante, torrents.
Algunos de los clientes torrents más conocidos son: Transmissionbt, Vuze, Utorrent, Bitcomet, Delunge, aMule, Bittorrent, Ares, Bitspirit, Faroo
También útiles los gestores de descargas directas como: Jdownloader, Flashget, Rapget, Internet download manager, Download Acelerator, Tucan o Cryptload.
Algunos de los mejores buscadores de torrents:
Música.
Series, películas y documentales.
Televisión Online.
Libros, periódicos y cómics.
Ciencia y Cultura
Almacenamiento virtual
Pequeños proyectos. De todo un poco. Joyas de la red
Esta lista no hubiera sido posible sin la ayuda de decenas de personas que han compartido sus vicios y costumbres culturales en Twitter. Es básico que juntos luchemos contra una ley española injusta, utópica, que solo busca censurar y generar sentimiento de miedo y culpa; y que no defiende los derechos de todos por igual. Se trata de construir libremente y con las herramientas que nos ha tocado disfrutar, una comunidad capaz de compartir bienes culturales sin ánimo de lucro.
Recuerda:
No hay autores poco consumidos por culpa de la piratería. Hay malos autores buscando excusas para no adaptarse a una industria más justa
Copiad el texto en otras fuentes. Compartid por email con vuestros contactos
Escuchando: Celtic Christmas (Michele McLaughlin)
Disfruten de la noche, y tengan cuidado ahí fuera con los excesos en la mesa y en la carretera…
Seguiremos informando.
Escuchando: Apple Candy (Ben Lee)

Es la triste noticia de todos los titulares hoy. Steve Jobs, creador de Apple, ha fallecido a los 56 años como consecuencia de un cáncer de páncreas. Demasiado joven para dejarnos, y aún así ha tenido tiempo de revolucionar la industria tecnológica. Varias veces.
Hoy resulta especialmente emocionante escuchar este discurso que pronunció en 2005 en la Universidad de Stanford, cuando ya había luchado su primera batalla contra el cáncer y compartía lo que pensaba sobre la muerte.
Aunque últimamente no estoy de acuerdo con algunas decisiones que está tomando la compañia de la manzana, sigo usando un par de ordenadores blancos que envejecen muy bien. Su sistema operativo consigue que me centre en mis tareas y no en mantenerlo en funcionamiento. Y siempre recordaré el par de iPods que pasaron por mis manos (y que pasaron después a un amigo y a mi hermana, respectivamente) y las horas de música que disfruté con ellos, en paseos, en viajes, estudiando el iPod cambió la manera en la que escuchamos música.
Quizás ahora los medios se vuelquen en su figura, y se pongan a contar cómo Jobs cambió el mundo. No creo que llegase a tanto, pero está claro que desde el punto de vista tecnológico sí lo consiguió. Acercó las tecnología a las personas, creando necesidades, sí.. pero satisfaciéndolas totalmente. La competencia siempre se ha tirado de los pelos al ofrecer productos con tripas más sofisticadas, más baratos, más flexibles, pero sin esa chispa que consigue convertir los aparatos de la manzana en toda una experiencia, tan sencillos de usar que niños y abuelos son capaces de jugar con ellos sin pensárselo mucho.
Nos ha dejado una persona con una visión tan clara que supo demostrar lo que se puede conseguir con una gran idea y mucho trabajo. Una persona que fue capaz de anticipar el futuro, crearlo y vendérnoslo una y otra vez.
Gracias, Steve. Te echaremos de menos.
Stay hungry. Stay foolish.
Escuchando: Septiembre aún es verano (Airbag)

El mejor día del verano ha llegado tarde, pero al menos lo ha hecho en viernes. La tarde la he dedicado a quedar con amigos, campo y playa, juegos de mesa, bizcocho casero, limonada de hierbabuena y fotos de recuerdo.


La noche está apetecible también, pero toca descanso que mañana tengo mi vuelta al cole particular, con examen. Como cuidador, pero con madrugón.
Seguiremos informando.
Escuchando: That’s OK (Gigolo Aunts)

Justo después de la Semana Grande de Santander estuve de vacaciones, así que tenía pendiente hacer un poco de balance acerca de mi capa para Layar sobre pinchos y casetas de la que tanto hablé a finales de Julio.
Las cifras de accesos y visitas son más bien modestas, pero también lo eran los medios con los que lancé este pequeño experimento, así que creo que puedo estar contento.
En concreto, la capa Layar tuvo más de 100 usuarios únicos durante el primer fin de semana, y 78 durante la semana siguiente (que llovió más). En total, y descontando mis accesos durante la programación, la capa se usó desde Layar 905 veces. Que no está mal para ser algo específico para usuarios de teléfonos inteligentes, y con el requisito de tener que instalar una aplicación concreta (Layar). No tengo datos concretos sobre si se usó más con Android o con iPhone, pero las estadísticas globales de mi servidor indican que las visitas (a toda la web, incluyendo todo esto de Layar) desde el primer sistema duplican a las de dispositivos de Apple.
Respecto a la página web que acompañaba a la capa, accesible para todo el mundo, tuvo más de 4000 visitas durante los días de fiesta. Para contextualizar, toda mi página web, incluyendo mi blog, mi portfolio, etc, tuvo un total de 6800 visitas durante todo julio. Vamos, que más de la mitad de los accesos de todo el mes se debieron a los pinchos, concentrados en 10 días.
En cuanto a comentarios y puntuaciones, la participación ha sido bastante escasa, medio centenar de valoraciones. Sólo se podía votar y comentar desde Layar, no desde la web, lo que puede explicar la diferencia entre visitas y votaciones. Si el año que viene repito el experimento, será interesante abrir las votaciones a todo el mundo (teniendo cuidado de evitar spam y esas cosas). Con tan pocas votaciones no se pueden sacar muchas conclusiones sobre cuál ha sido el mejor pincho, pero a modo de curiosidad, el más visitado ha sido el del Gran Café de Santander (brocheta de langostinos con aceita de oliva y limón y toque Tresviso).
Como comentaba, no está nada mal para ser un desarrollo hecho en ratos libres, por cuenta propia, y sin más promoción que el boca a boca y las redes sociales. Curiosamente, me han dicho que en un evento sobre medios sociales que se ha celebrado recientemene en Santander se habló de esta capa, así que algo de ruido sí que he debido de hacer.
Sin más, muchas gracias a todos los que usaron, puntuaron, comentaron y difundieron. Si a alguien le resultó útil o divertido, está bien invertido el esfuerzo. El año que viene, quizás, más.
Seguiremos informando.