Siempre quedan habitaciones en el Hotel Infinito

Escuchando: 2+2=5 (Radiohead)

Hace unos días pasaba por delante del quiosco de la esquina de mi calle, cuando algo me llamó la atención. Entre tanta oferta de lanzamiento y colección absurda, me encontré con el primer tomo de una serie de libros sobre matemáticas. Y el título me resultaba familiar, muy familiar.

Fui a casa, y me puse a buscar entre mis viejos libros, y encontré lo que buscaba. Inspiración Ajá, de Martin Gardner, es un librito lleno de historietas, acertijos, adivinanzas y juegos matemáticos con el que he crecido. No recuerdo cuándo apareció por casa, supongo que lo heredé de alguno de mis hermanos, pero pronto se convirtió en un pasatiempo recurrente. Lo leí un montón de veces, y es raro que no haya encontrado entre sus páginas alguna hoja con los centenares de ecuaciones que escribí intentando resolver alguno de sus problema.

Así fue mi infancia, y a pesar de ello me he convertido en una persona normal [toses y risas disimuladas en la sala].

El libro de la colección del quiosco no era ese, sino otro con título similar: ¡Ajá! Paradojas que hacen pensar. Una vez comprobado que se trataba de un volumen distinto, no pude resistir la tentación de volver al quiosco a comprarlo.

Pero no me lo pusieron fácil. Resulta -como poco- surrealista ir de quiosco en quiosco preguntando por un libro de matemáticas, y encontrarlo agotado en todos ellos. Al final, lo encontré y sólo tuve que señalar con el dedo: la quiosquera estaba leyendo uno idéntico.

Por cuatro euros, merece la pena hacerse con el libro. Sobre todo si se tienen ganas de pensar un poco. Que no pasa siempre.

Seguiremos leyendo.

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