Es con jota

Escuchando: Clean (Incubus)

Lo más curioso es que a un par de metros había otro cartel, con peor caligrafía aún, mensaje similar, pero con la lejía escrita correctamente.

Niños, no intenten esto en sus cuadernos.

Seguiremos informando.

PD: Feliz día.

¿Dónde están las llaves?

Escuchando: No key to any door (The Unfinished Sympathy)

En el fondo del bar.

Ya he publicado mi pequeño álbum fotográfico de la visita a Barcelona y alrededores, de hace unos días. Ni Gaudí, ni Sagrada Familia, ni Rambla, ni puerto, ni Parque Güell, ni Colón, ni nada de eso, esta vez. Las fotos son extrañas, curiosas, y muy mías. Creo.

Seguiremos informando.

Abrir la boca y despejar todas las dudas

Escuchando: Seriously Guys I Hate You (The Automatic)

Este es otro de esos casos por los que maldita la gracia que se nos conozca. Santander entró de lleno en la mierda de los programas de prensa marrón inmundo cuando la famosilla de turno se vino a vivir aquí, tras casarse con un mocetón del norte.

Ella es Carmen Martínez-Bordiu, famosa por ser la nieta de Franco y por… bueno, supongo que por nada más. Él es un tal José Campos, cántabro de pro. Los dos despiertan admiración doquiera que aparecen. Su boda en esta nuestra ciudad provocó oleadas de curiosos arremolinados en los aledaños del hotel del convite. Y esa manada de marujas desocupadas salió en la tele, y todo.

Siempre he tenido mi propia opinión sobre este tal Campos. Ahora, que ha sido leer una entrevista a su persona en el periódico local de ayer, y se me han confirmado todas las sospechas. Que juzgue cada cual.

En primer lugar, tiene su mérito quedar tan mal con tan pocas preguntas. Quizás sea culpa del redactor, que haya mezclado y tergiversado sus respuestas. No lo sé. Todo es posible. Lo que no se le puede negar al entrevistador es cierta dosis de cinismo y mala leche. Algunas de sus inocentes preguntas versan sobre su buena facha, sobre si acabará siendo duque de Franco, su régimen preferido, la estatua de Franco, si le gusta ponerse cara al sol

Pero sus respuestas… ¡ah, sus respuestas! Canela en rama, oiga. Primero afirma tener 41 años, dato del que no tengo por qué dudar. Unas preguntas después niega ser franquista, porque él no lo vivió. Hombre, no sé. Yo seguro que no. Pero con 41 años, algún recuerdo, aunque borroso, le quedará, ¿no?

Mi parte preferida es cuando dice ser apolítico. Pues que bien. Y coherente como el que más. Porque poco después afirma (y cito textualmente) que «estoy afiliado al PP, aunque no soy constructor ni voy pidiendo favores de terrenos a nadie«. Sic.

Otra perla es su apología de la incultura al afirmar haber leído sólo un libro en su vida, y que su mejor logro haya sido dejar los estudios.

Bien pensado, es lógico. Este jovenzuelo de la democracia, de 41 años, no necesita favores de ningún facha, ni hacer alarde de sapiencia. Eso sí, si leyese más, descubriría que el término braguetazo viene perfectamente explicado en el diccionario.

En fin. La viva imagen de todo lo que más detesto de mi ciudad.

Seis piezas

Escuchando: First day of my life (Bright Eyes)

El tiempo a veces pasa rápido, y contar los meses se convierte en un juego. Algo tan sencillo, y tan divertido, como ir añadiendo piezas de colores de Lego.

Antes de acostarse, abre la lata metálica que guarda bajo el escritorio. Selecciona una pieza rectangular, naranja, y la coloca junto al resto, que desmonta y contempla por unos instantes. Encaja despacio las seis piezas, construyendo lo que con imaginación podría parecerse burdamente a un pequeño avión. Tras mirarlo unos instantes, sonriendo, se acuesta en una cama más estrecha que de costumbre, más vacía que ayer.

Sabe que hay alguien que, aunque lejos, piensa también en una pequeña pieza de colores chillones, esperando en una mesita de noche.

Sabe que en italiano ciao significa adios, pero también hola.

Sabe que, aunque haya que esperar unos días, pronto podrá volver a descubrir playas, a capturar atardeceres, a dar abrazos cuando caiga el sol.

¿Tienes frío? Un poco. Vamos. Te invito a un café.

Soleado

Escuchando: Sunshine (Josh Rouse)

Resaca de viajes, trabajo, y fotos acumuladas. Ése sería el resumen de estos últimos días. Poco a poco voy seleccionando, revelando y preparando las imágenes que me traje de recuerdo de Barcelona. También tengo listas unas pocas de una breve visita a las playas que tenemos por estas tierras del norte.

Poco a poco irán apareciendo, por aquí o por allá.

Poco más que contar; bueno sí: por fin he visto una película que me habían recomendado mil veces. No era para menos. Maravillosa.

Seguiremos informando.

13, Rue del Percebe, Santander

Escuchando: Into the groove (Superbus)

Imagino que en muchas ciudades estén igual. En casi todas. Llega la campaña electoral y todos, sean del color que sean, se ponen a remover tierra, a levantar calles, a plantar jardines. Las obras de cuatro años en un par de meses.

Así andamos en Santander y alrededores. Sólo que esta vez, además, los ejecutores de las remodelaciones parece que están siendo descuidados, acelerados, y despistados.

Asfaltan la carretera a toda prisa, dejando parches y apareciendo agujeros a los pocos días. Se olvidan de volver a pintar los pasos de peatones. No pasa nada, sólo hay un colegio a un lado y un asilo al otro. No sé cuantos cortes de luz llevamos en las últimas semanas, por cables que ofrecieron resistencia al movimiento obrero. Por idénticas razones he visto caer agua al más puro estilo fluvial por alguna que otra calle, con los consiguientes cortes en el suministro.

En otra localidad cercana, hasta se han atrevido con los conductos de gas, con espectáculo pirotécnico incluido. La traca, oiga. Pero tampoco hay que irse a lo dramático, a los accidentes, a lo espectacular. No. Lo mejor de todo siempre son los pequeños detalles.

Últimamente el servicio de transportes está reorganizando algunas líneas de autobús, y añadiendo otras. Falta hacía. El otro día, sorpresa, he descubierto que un autobús pasa por mi pequeña y secundaria calle… ¡incluso hace una parada!

Que alegría, que alboroto. A los pocos días descubrí que había crecido en la acera un poste, con su cartel explicativo, indicando el punto donde el pequeño autocar debía realizar sus paradas.

Al día siguiente el poste había desaparecido.

Un día más tarde, volvió a aparecer. Pero en la acera de enfrente. En el mismo lado que la puerta del autobús, esta vez.

Pues eso; los pequeños detalles.

Seguiremos informando.