Para todo lo demás, Compact Flash

Escuchando: The Main Monkey Business (Rush)

Estas últimas semanas he estado buscando tarjetas. De las de memoria, que no se me olvide. Creo que todavía tengo por casa alguna de cuando treinta y dos megas eran todo un mundo de colores. Cómo cambian las cosas.

Me ha costado dar con la marca y modelos que buscaba. No me valía cualquier cosa, porque mi cámara ya se rebeló caprichosa en su día, con algunas tarjetas con las que nunca llegó a entenderse. Cuestión de carácter, supongo.

Después de mucho mirar, de ver precios buenos por internet echados a perder por gastos de envío sorprendentes (¿cuánto pesa un giga? ¿y a qué huele?), de preguntar en tiendas por aquí, todo llegó a buen puerto, y conseguí una buena tarjeta a un precio muy bueno; y una aún mejor a un precio, incluso, mejor. Son las cosas de aparecer en el sitio adecuado en el momento justo.

Eso sí: añado las tarjetas de memoria a mi lista de precios incomprensibles, junto a los billetes de avión o las comisiones bancarias. ¿Cómo es posible que por la misma tarjeta me pidan el doble en una tienda diez metros más allá de la anterior? ¿Cómo puede haber diferencias de hasta diez veces su precio para el mismo producto? Increíble. Y si no se lo creen, fíjense en la imagen que adorna estas líneas. Es un anuncio que aparece y desaparece en la web de Terra, como oferta destacada. Desde luego, como promoción es muy singular. Sin duda. Doscientos euros por dos gigas de memoria. Ahí es nada.

Si se sigue el enlace, se carga una página de la tienda de Dell, con el sarcástico título de «al mejor precio«. Para el vendendor, desde luego. Los portes, además, no están incluidos. Qué cosas.

Seguiremos informando.

Fiesta perezosa

Escuchando: Stay (Lazy)

Para los curiosos y/o musicalmente inquietos, he publicado una nueva sesión de Mazingert Z en su/mi podOmatic. Que lo sepan.

Puedo adelantar, también, próximas fechas para sus sesiones. El próximo 13 de junio, miércoles, de once de la noche a dos de la mañana dejará aterrizar su planeador en la cabina del pub Opium de Santander. Y ese mismo viernes día 15, se está preparando una pequeña gran fiesta…

Ese día, aparte de ser mi cumpleaños, estaré pinchando en ANDN Club (Pub Metropole, Santander), en compañía de dj Spongebob, llegado de Toulouse para la ocasión. Eso ya, de por sí, asegura unas cantidades inimaginables de fiesta. Avisados quedan.

Pero no, habrá más: antes de nuestra sesión disfrutaremos allí mismo de un concierto acústico de Lazy, en un formato en el que están demostrando moverse con una elegancia pocas veces vista por aquí.

No es mal plan para una noche de viernes. Todo lo contrario.

Seguiremos informando.

Regreso al futuro

Escuchando: Different names for the same thing (Death Cab For Cutie)

El futuro es como el presente, idéntico al pasado. Una vez más se demuestra que Santander es una ciudad de derechas, muy de derechas. Al menos una gran mayoría (absoluta) de sus ciudadanos. Y es curioso porque en el día a día también es fácil encontrarse con mucha gente crítica con nuestro ayuntamiento. Pero parece que a los descontentos les vence la pereza durante la jornada electoral de turno… aunque también puede influir la (evidente) falta de una alternativa seria.

En cualquier caso, los bandos los seguirán proclamando los del mismo ídem. Al menos, eso sí, se renueva el alcalde. Quizás la juventud del que se acaba de ganar el cargo aporte algo de frescura al panorama. Sinceramente, lo dudo, pero de ilusiones se vive.

Son, sin más, reflexiones post-electorales, en uno de esos días en los que resulta que todos han ganado: Nadie dijo que las matemáticas fuesen una ciencia exacta.

Seguiremos informando.

PD #1: Lo mejor de ayer, la reunión de amiguetes después de votar. Cervecitas, rabas, unas tapas, comilona y sobremesa delante de la televisión. Opiniones e ideologías dispares, en la misma cantidad que las bromas y las risas. Ay, si todo el mundo se lo tomase así…

PD #2: No me he recorrido la ciudad buscando los dos carteles más ridículos que pudiese encontrar. No. Las dos fotos que encabezan estas líneas corresponden a la esquina de mi calle. Cuando me lo ponen a huevo, cuesta resistirse.

Señor agente, señor agente…

Escuchando: De do do do de da da da (The Police)

Esta semana, entre los muchos detalles con los que nos ha agasajado nuestro otrora (futura, supongo) excelentísimo ayuntamiento, ha tenido especial relevancia la creación de la figura del Agente de Movilidad. Que es como un policía local, pero sin pistola, y un bolsillo de fácil acceso a la libreta de multas. Parece que aún con las ampliaciones de los aparcamientos de pago no da para cubrir gastos.

En cualquier caso, al César lo que es del César: los agentes de movilidad no están sólo para recaudar. Y a las pruebas me remito. Ahí tiene, al del circulito rojo, charlando tranquilamente con un amiguete, no sé si propietario de la moto o del coche rojo que le sirve de sustento. Es igual. Moto y coche, ambos, aparcados en una parada de taxis. Con dos cojones. Y un agente.

Seguiremos informando.

La habitación muy roja

Escuchando: Tened piedad del ex presidente (La Habitación Roja)

Tened piedad del ex-presidente
y de la prensa independiente.
Somos libres, buenos cristianos,
pero atados de pies y manos.

Tened piedad del ex-presidente,
que fue garante de Occidente.
Él todavía no ha asimilado
que su tiempo ya ha terminado.

Y mientras recuerda sus días de gloria
nos avergonzamos.
No sabe de historia, no tiene memoria,
pero está dispuesto….

A ayudar a los demás
en nombre de la libertad.
¡Qué gran final!

Y en el Teatro Nacional,
alguien algún día
lo representará.

Tened piedad del ex-presidente,
de su brillantez desbordante.
Qué puede importar lo que dice,
todos los gobernantes ¡MIENTEN!

Y mientras recuerda sus días de gloria
nos avergonzamos.
No sabe de historia, no tiene memoria
pero está dispuesto…

A ayudar a los demás,
en nombre de la libertad.
¡Qué gran final!

Nos sacará de ese rincón
donde la historia nos dejó.
¡Qué gran nación!

Familia poco numerosa

Escuchando: An investment in logistics (The Unfinished Sympathy)

Hasta ahora no había tenido la obligación de hacerla. Pero siempre hay una primera vez, y acabo de entregar mi Declaración de la Renta.

Para hacerla, he descargado el programa PADRE. He usado la versión para Windows. La versión para Mac se llama Su Puta MADRE, y no existe.

No ha salido ni tan mal. Aunque me he quedado con la impresión de que en este país, ser emprendedor consiste en estar en desventaja. Algo me dice que no debería ser así.

Seguiremos informando.