Escuchando: The Seventh Seal (Van Halen)
Ya marchan, hacia la oscuridad, en una extraña danza. Ya marchan huyendo del amanecer mientras la lluvia lava sus rostros, surcados por la sal de las lágrimas.
Escuchando: The Seventh Seal (Van Halen)
Ya marchan, hacia la oscuridad, en una extraña danza. Ya marchan huyendo del amanecer mientras la lluvia lava sus rostros, surcados por la sal de las lágrimas.
Escuchando: Shiny Happy People (REM)
Con el cartel al completo, el Santander Summer Festival avanza a toda marcha hacia su celebración los días 14 y 15 de agosto. Más modesto y mucho más electrónico que en ediciones anteriores, está dejando opiniones de lo más dispares. Yo prefiero ser optimista, y cuento los días para disfrutar del directo de The Gift, por ejemplo.
Además, no todo va a ser electrónica. Habrá un reducto de pop y rock en el que refugiarse cuando avance la noche. Una carpa donde poder botar, bailar y corear las canciones que más nos gustan.
Y allí estará pinchando él. O sea: yo. Nosotros. Habrá que montar una buena fiesta. Vengan con zapato cómodo.
Seguiremos informando.
PD: Y sí, se han olvidado de una t en el cartel. A ver si lo corrigen.
Escuchando: Yes it’s fucking political (Skunk Anansie)
Hace un par de días había empezado a escribir unas líneas sobre la semana de fiestas que estamos ¿disfrutando? en Santander. En aquel boceto, junto a las inevitables críticas, mencionaba algunos destellos de lucidez que hacían presagiar algún cambio. A mejor, digo: la frase que da título a este escrito salió de la boca del alcalde en el pregón. Sin embargo, el exceso de cansancio y la falta de inspiración hicieron que mi texto quedara inconcluso y pospuesto para mejor ocasión.
Y me alegro; me tendría que haber retractado porque no hay mejor sino peor ocasión. Hay situaciones que, sin remedio, me encabronan.
Una de las novedades que había visto en el programa de festejos de este año (es un decir, estaba bien escondido, no se ha gastado un céntimo en pulicitarlo) era un ciclo de conciertos de bandas de pop y rock locales en un auditorio habitualmente dedicado a la canción ligera que todos los septagenarios disfrutaban con la emoción que les permitía su edad.
En concreto, el martes por la noche, víspera de Santiago y momento cumbre de las fiestas, se había programado un concierto de Lazy: grandes músicos además de buenos amigos. Sus directos llevan la diversión asegurada. Plan de la noche: a las 23 horas, concierto; a medianoche los tradicionales fuegos artificiales, a dos pasos del concierto.
Yo no sé si en este Ayuntamiento no hay voluntad, hay incompetencia, o directamente mala fe. En el auditorio no había ni un solo representante de la organización ni del consistorio. Ni un triste policía o guardia de seguridad para vigilar los equipos (en una noche donde los excesos alcohólicos era palpables en toda la zona). Ni un miserable botellín de agua para los músicos. Nada.
Por supuesto, para redondear la noche, los fuegos artificiales comenzaron -a pesar de lo que les habían asegurado de manera repetida a Lazy- exactamente al mismo tiempo que el concierto. Y como toda la ciudad estaba mirando al cielo, sólo cuatro gatos melómanos disfrutamos del concierto completo. Al menos el ruido, salvo la traca final, no molestó demasiado.
Por parte del Ayuntamiento me parece una falta de respeto por la banda y por su público. Cuando parece que se acuerdan de que hay gente que demanda disfrutar las fiestas de otra forma, se encargan ellos mismos de arruinar sus iniciativas, riéndose de paso de todos nosotros.
Parece que la única forma de pasarlo bien en estas fiestas es dejar de ir contracorriente. Me tendré que comprar una camisa de Ralph Lauren, me pondré un jersey de Lacoste sobre los hombros y me compraré una entrada para dejarme ver en los toros. Y después, a las casetas andaluzas a bailar las sevillanas con esfuerzo aprendidas para no ser menos.
La semana grande de esta ciudad es una puta mierda de dimensiones colosales. Espero que el nuevo alcalde consiga enderazarlo en los próximos años, pero con detalles como el del martes difícil lo veo. Ojalá en su apoyo al Summer Festival el Ayuntamiento se implique algo más. Calculo que sí, al menos para salir en la foto.
Aún nos quedan días de fiesta. Oportunidades para deleitarnos con recitales rancios en prime time, con los artistas de moda (en breve tendremos a Erentuxn cantando éxitos, algunos incluso suyos) en conciertos gratuitos con entrada de pago en taquilla (wtf?), con atracciones de feria en condiciones tan lamentables que no satisfacen a nadie, con toros y ambiente rociero… oportunidades, en definitiva, para comprobar que en esta ciudad en la que nada cambia, en la que la responsable de festejos se apellida Igual, en la que la juventud es un problema como otro cualquiera, habrá que esperar a tener 40 años más para que se nos tome en serio.
Ah, yo por supuesto disfruté del concierto, y mucho, en lugar de los fuegos artificiales. Los cohetes y las tracas pirotécnicas, con detalles así, se los puede meter el alcalde por el mismísimo consistorio.
Seguiremos informando.
Escuchando: Word of mouth (Mike & The Mechanics)
…es prohibir.
La censura no funciona en la era de Internet, guste o no.
Escuchando: Getting away with it (James)
He añadido un concierto a mi lista de recuerdos inolvidables y emotivos. Imposible no sonreír al recordar el espectáculo de James: grandes canciones, buen ambiente, y luz de atardecer para darle a la velada un toque -aún- más especial.
Were getting away with it
All messed up
Getting away with it
All messed up
That’s the living…
Escuchando: Los jóvenes mueren antes de tiempo (Deluxe)
Sé que es verano porque he estado dos veces en Madrid y hacía calor. Aquí en Norteña podríamos estar a las puertas de una esperada primavera, o viviendo un monótono otoño. No es que no haga calor, no es que llueva mucho, es que nos encontramos permanentemente en un día gris en el que puede que salga el sol un rato, o puede que te mojes. Lo que viene siendo un día de mierda.
A veces pienso que en esta ciudad una foto en colores resulta anacrónica. Sobre todo ayer. Podría escribir sobre ello, sobre la inminente semana grande (minúsculas intencionadas) o sobre mil chorradas, pero esta mañana Vodafone ha tenido a bien enviarme una injusta y abultadísima factura que me ha puesto del peor de mis humores. Espero que mañana pueda desquitarme en su sesión, en el bar de esa gente que discute los asuntos realmente interesantes de esta avejentada ciudad.
Seguiremos informando.
Escuchando: Everything is average nowadays (Kaiser Chiefs)
Pensaba que había visto atuendos de todo tipo en un festival.
Pero no.
Seguiremos informando.
Escuchando: Yoshimi (The Flaming Lips)
Ya hace años que soy adicto a los conciertos, a su ambiente, a disfrutar de la música en directo. Con el tiempo han podido cambiar los estilos y los grupos, pero sigue siendo para mí una necesidad.
Últimamente, además, vivo los conciertos -siempre que puedo- de otra forma: con la cámara en la mano, esperando en el foso a que se apaguen las luces. El ritual es siempre similar: los gritos de los fans de las primeras filas, los aplausos de toda una multitud, el destello de las luces, los bajos retumbando a un metro de distancia, y la carrera contra el reloj para conseguir una foto decente de alguien que no para de moverse, con una iluminación que cambia cada segundo, luchando con otros fotógrafos por hacerse con el mejor ángulo.
Esas descargas de adrenalina condensadas en dos o tres canciones cada día me gustan más.
Seguiremos disfrutando.
Escuchando: Poor cow (Peter Björn & John)
Reivindican un encierro para mujeres y sólo con vacas
Un grupo de mujeres ha lanzado una campaña en un portal universitario para «reivindicar» un encierro de vacas, en lugar de toros, y sólo para féminas en los Sanfermines de Pamplona.
«Las vacas también quieren correr» es el nombre de la campaña, propuesta en el portal universitario www.estudlin.net, para pedir un encierro por separado, en el que sólo puedan participar mujeres.
En las carreras de los Sanfermines, está permitida la participación de mujeres, pero éstas representan una minoría entre los miles de corredores que tratan de esquivar a los toros en el recorrido de ochocientos metros por las calles de la capital navarra.
«Un encierro para vacas pondría a Pamplona en la vanguardia de las fiestas tradicionales con igualdad total entre hombres y mujeres», se indica en el manifiesto.
La organización de los Sanfermines, que hoy llegaron a su ecuador con el cuarto encierro de las fiestas, no ha respondido a esta sugerencia.
Y por increíble que parezca, es una noticia real. Cosas veredes, amigo Sancho.