Noa. Nuestra hija. Tiene cuatro años y no se le pone nada por delante. La cabeza le va a mil por hora. Aprende a leer a velocidad de vértigo para no perder ripio. Nunca aprendió a andar, sino a correr. Si le dices que no puede hacer algo, te demuestra lo contrario. Tiene un carácter que le vendrá muy bien en la vida y que nos augura una adolescencia de aúpa.
Con cuatro años ya entiende muchas cosas. Pero nunca será capaz de entender que tendrá que luchar el doble para demostrar lo que vale. Que habrá noches que tendrá miedo al volver a casa sola. Que tendrá que elegir entre su vida familiar o su carrera profesional. Que tendrá que aguantar mil comentarios fuera de tono.
No lo entenderá ella ni lo entendemos los demás. Hoy, 8 de marzo, hay mucho por lo que luchar. Porque queremos un mundo distinto, mejor, con igualdad de oportunidades. Por ella y por todas. Ni un paso atrás.
Seguiremos informando.