Escuchando: In your honor (Foo Fighters)
Desde aquel día.
Sobrevolando la ciudad descubrí movimiento, descubrí ruido, descubrí protestas; descifrar pancartas desde el aire, leyendo el lado equivocado, no es la mejor manera de averiguar sus reivindicaciones.
Como las pancartas, todos tenemos dos caras, y yo descubrí mi otra cara, la que no soy yo. Y fui incapaz de leerla.
Molesta por su tardío descubrimiento, mi otra cara decidió realizar una manifestación de una sola persona, de una sola cara, contra mí mismo, contra sí misma, por motivos que sólo yo conozco.
Sus protestas hicieron mella en mí, en la cara que soy yo. Y desde entonces convivimos, nos respetamos, y existimos en una tensa tregua.
Por las noches, muchas veces, en silencio, cuando aprovecho las últimas horas del día, si agudizo el oído, puedo escuchar el sonido de la respiración de mi otra cara mientras duerme.
Procuro no hacer ruido para no despertarla.
Otras veces es ella la que guarda vigilia, mientras yo duermo. Puedo sentirla en mis sueños, observándome desde el otro lado de mis párpados que también son los suyos.
Permanece seria cuando sonrío; ríe cuando intento parecer serio.
Desde aquel día intento acostumbrarme a mi cara que no soy yo.