Escuchando: La muerte de un trompetista (El columpio asesino)
Ayer, fiesta de presentación del Santander Summer Festival, con sesión de conciertos en la sala D’Manu…
¿Mis impresiones de la noche? Un poco de todo…
Por un lado, es bueno tener una sala grande, donde se puedan organizar conciertos sin miedo a denuncias de vecinos, sin suspensiones policiales, etc. Desgraciadamente, la acústica deja mucho que desear; o al menos lo hizo ayer. También es curioso que tenga una columna justo delante del escenario, en el centro.
Sobre los conciertos en sí: primero tocaban cuatro grupos de Cantabria: dos de música electrónica y dos de pop. Los de electrónica sonaron bien, especialmente los segundos, con un importante despliegue instrumental. Los de pop… bueno. Hacia dónde, el grupo del jugador del Racing, siguen siendo como les recordaba: un clon barato de La Oreja de Van Gogh. Sin gracia y empalagosos, oirlos era como comerse diez kilos de algodón de azúcar. A los veinte segundos dejé de prestarles atención. Lazy, los otros, no hicieron nada espcial: tan sólo dar una rotunda lección de buen hacer y buen sonido sobre el escenario. Bravo por ellos.
Después vinieron los grupos protagonistas de la noche: El Columpio Asesino y los norteamericanos The Fever. Éstos últimos sonaron relativamente bien, a pesar de la sala, pero la sorpresa la dieron El Columpio Asesino: geniales, muy, muy, muy buenos en directo. Su disco es arriesgado, y conseguir ese sonido encima de un escenario no debe de ser fácil; ellos superaron la prueba con nota; mención especial merecen ese batería/cantante de energía desbordante, o ese teclista con sus precisos y preciosos toques de trompeta. Grande.
Eso sí, yo creo que hubo más músicos que público. Éramos cuatro gatos, o lo parecíamos en una sala tan grande. Una lástima. Luego nos quejaremos de que sólo tenemos conciertos de triunfitos.
Seguiremos informando…