Escuchando: Prefiero el trapecio (Manolo García)
Dos horas y cuarto sin respiro; un repertorio magníficamente elegido, donde los nuevos temas sonaron potentes, no se echó en falta ningún clásico, y hubo un par de guiños al Último; nueve músicos acompañando a Manolo García, que consiguieron llevar al directo todos los matices de sus discos, y más (A San Fernando sonó como si fuese el manual de la perfecta versión en directo); un escenario con tres pantallas de vídeo, mostrando su universo privado, y la imaginativa decoración marca de la casa; globos de caballitos de mar para comenzar a despedirse; un espíritu de fiesta que acabó con Manolo tirándose encima del público, para desesperación de los de seguridad, que corrieron a rescatarle; un gran, gran concierto.
Y además conseguí colar mi cámara pequeña. El problema es que esa cámara es de todo menos pequeña, así que no las tenía todas conmigo. Pero entré sin problemas, y me pude colocar bastante cerca del escenario, así que esta vez me he llevado de recuerdo, además de la habitual camiseta, una buena colección de fotos…
Seguiremos informando.