Escuchando: Sólo un poco (Manolo Garcia)
Esta mañana me ha costado una barbaridad levantarme de la cama. Me quería quedar para siempre ahí, despierto pero dormido, dormido pero escuchando el ruido de la lluvia contra la repisa de mi ventana…
Era el anticipo de un día gris, frío, y triste. Un día en el que se rompen teléfonos, se rompen ordenadores, y se me rompen pequeñas ilusiones, pequeñas esperanzas, detalles que no le importan a nadie, porque al fin y al cabo se trata de mí, de ese perfecto idiota en el que nadie se fija, y si lo hace, es con fecha de caducidad como los yogures.
Me sorprende y no me sorprende, me divierte y me entristece ver que me pasan cosas que ya me han pasado, detalles que me hicieron sentir mal, y que vuelvo a encontrarme, no sé si por dejadez, por mala idea, o porque sencillamente, sólo soy yo y siempre me voy a tomar las cosas bien.
Y lo peor es que una vez más, no me entero de nada. No sé por qué, en lugar de mar adentro, acabo con gente que me importa tierra adentro, pero con mucha, mucha tierra, de por medio.
Ojalá tuviese razones para enfadarme, para echar en cara, para pedir explicaciones, pero no… sencillamente, todo lo que me llama la atención, todo lo que me hace sentir a gusto acaba despareciendo al cabo de un rato, como las gotas de lluvia en el cristal.
Mejor me dedico a mis ordenadores, a mis juguetes, a mis páginas, a mis músicas, a mis fotografías, a mí…
Seguiremos informando…
PD: No me hagan ustedes caso. Un mal día.