Escuchando: 20,000 Streets Under the Sky (Marah)
Me jode que me hagan esperar como al que más. Y aún así, no puedo evitar sentir admiración por esa gente que tiene por hábito llegar tarde; no por todos: sólo por los que lo saben hacer con naturalidad, con elegancia, con chulería arrabalera. Los (podría decir las, es lo que estoy pensando) que saben que se lo pueden permitir…
Gente que cuando aparece media hora después de lo previsto, no pone cara de no haber roto un plato mientras se inventa una excusa; pone cara de haber hecho añicos la vajilla y se limita a preguntar: ¿qué tal?
La puntualidad es una virtud. La de aquellos que no tienen ninguna otra cosa interesante que hacer con su tiempo… Ser puntual es aburrido, es propio de personas que no confían en que merezca la pena ser esperados.
Yo, por supuesto, no soy puntual. No puedo evitar llegar siempre cinco minutos antes.
Seguiremos informando.