Escuchando: She has no time (Keane)
Para mí, Michael Ende siempre fue el escritor de Momo. Sí, vale, también había escrito La Historia Interminable, pero para mí era el autor de Momo. Fue el libro que más recuerdo de mi infancia, de haberlo leído un montón de veces.
La Historia Interminable, en cambio, no la leí hasta bastante más tarde. Pese al título, me la leí bastante rápido. Pero me voy por las ramas, estaba hablando de Momo…
La verdad es que no sé qué habrá sido de aquel libro, de páginas amarillentas… hoy ya se me han olvidado la mayoría de los detalles de la historia, pero me han quedado algunos…
Me han quedado los hombres grises, que se fumaban el tiempo del personal. Ojalá hayan acabdo todos con un cancer intemporal de pulmón. A veces pienso que debo de tener añgún hombre gris cerca, porque llevo una temporada que se me escapa el tiempo; las semanas pasan volando, pero pasan sin pena ni gloria; me gustaría tener más tiempo para aprovecharlo, pero cuando lo tengo no sé lo que hago con él…
Quizás tenga que encontrar a mi Doctor Hora, ir a su casa; allí me sentiría como en la mía, siempre con relojes sonando por todas partes…
Creo que lo que más recuerdo de ese libro es una tontería, un detalle de nada. Beppo, el barrendero. Contaba lo larga que puede parecer una calle cuando hay que barrerla enterita; el truco está en no fijarse en toda la calle, sino en la baldosa que tenemos delante; y luego, pasar a la siguiente; después otra más; y cuando nos queramos dar cuenta, estaremos al cabo de la calle.
Gran tipo, este Beppo.
En cualquier caso, si yo me encuentro con una tortuga por la calle, se para delante de mí, y veo que escribe un mensaje en su caparazón, no buscaré ningún hombre gris: el que se habrá fumado algo habré sido yo.
Seguiremos informando.