Escuchando: Words (The Christians)
Hoy, mientras comía, y sufría a mis espaldas la verborrea televisiva de Arguiñano, ha habido algo que me ha chirriado, y ha hecho que prestase más atención al resto del programa. Sí. Lo había dicho. Y lo ha vuelto a decir. Está preparando almóndigas.
Uno, que es de ciencias pero siempre se ha llevado bien con las letras, sobre todo las impresas, no puede dejar de preguntarse… ¿será correcto decirlo así? A mí siempre me ha sonado como el culo, la verdad, pero… si lo dice un profesional de la cocina…
El mejor sitio para resolver la duda es, evidentemente, el diccionario de la RAE. Sorpresa, existe almóndiga. ¿Significado? Albóndiga, claro. Y el significado de ésta última sí que es más explícito, indicando el origen del vocablo (griego, reutilizado por los árabes). O sea, que se dice albóndiga, pero al final se ha aceptado también la versión devaluada. Si no puedes con el enemigo, únete a él. Siempre he pensado que la frontera que separa la corrección del idioma de la evolución popular por dejadez o incultura, debería estar más marcada… pero eso es otra historia…
Al menos, me he quedado mucho más tranquilo: he buscado cocreta, y no existe. De momento.
Por otro lado, y sin ninguna relación con todo lo que acabo de decir, hoy me he cruzado con una persona que me ha hecho pensar: yo nunca quiero terminar viviendo así. Un hombre de mediana edad, en un Mercedes enorme, afeitándose mientras conducía, con una niña con cara de llevar aburrida los últimos dos o tres años, en el asiento de atrás.
No sé por qué, pero he pensado que ni él ni ella eran felices…
Cosas mías…