Escuchando: No, no, no (Los Rápidos)
He vuelto. Después de muchas horas agotadoras, he vuelto a casa…
Como todas las Nochebuenas, siempre tengo ganas de quedar con un montón de gente. Tomar un vinillo con algunos, una cervezuca con otros, brindar (por lo de siempre) con cava con otros más…
Y ayer lo conseguí. Estuve de un lado para otro desde poco después de la una del mediodía, pero me reí con un montón de gente, vi a amigos a los que hacía tiempo que no veía, brindamos, y nos sacamos fotos… algunas de ellas ya tradicionales, como las del Mercado del Este («todos en nuestro rincón», «todas junto al árbol», «todas con el fotógrafo»… siempre he tenido predilección por ésta última… je je)
Y después a la cena familiar… Más risas (el frío quema, no te tires en la colchoneta que ya he quitado el ta…¡plonk!), mucha comida muy rica, y después, a ejercer de ayudantes de Papá Noel, para intentar montar juguetes sin que mi sobrino se enterase, tarea nada fácil, sobre todo cuando parece que fabrican los juguetes para que los monte un ingeniero sobrio, cuando menos… Lo conseguimos, pero fuimos de todo menos silenciosos.
La mañana de hoy ha sido lo que se podía esperar de reunirnos toda la familia a dormir en la misma casa, y eso incluye un niño de 3 años y medio que se despierta a ver si hay regalos debajo del árbol. La Navidad es su cara cuando lo descubre.
Debajo del árbol también había algun paquetito con mi nombre, así que no he debido de ser muy malo este año… y entre todos los regalos, creo que el que más voy a disfrutar va a ser Vacaciones de mí mismo, el libro con todas las letras, dibujos, pinturas y fotografías de Don Manolo García… una delicia para hojear y ojear…
Escucho la tristeza y pierdo la ocasión.
Ella no es quien tu buscas, me dice el corazón.
No. Otro tren que pierdo.
No. Son las tres y estoy aquí.
No. Me recuesto sobre el frío.
No viniste y me dormí.
Seguiremos informando.