Escuchando: El incendio (Sidonie)
Casi todos los veranos acabo haciendo referencia a las mismas fotos que saqué en Ávila en 2009. Allí, la organización de un festival nos llevó a visitar los restos de un incendio que había arrasado 4000 hectáreas en la zona de Arenas de San Pedro. Desolador. No olvidaré nunca la sensación de impotencia, de destrucción, el calor y el silencio que se respiraba allí. Un paseo muy triste que se me quedó grabado en la memoria.
Estos días, mientras todos mirábamos a un campo de fútbol, los bosques de Valencia ardían. Se estima que se han quemado 45000 hectáreas. Un horror. Una auténtica catástrofe que ha puesto en peligro muchas vidas, aparte del desastre natural irreparable.
Cuando ocurre algo de esta magnitud, y más en zonas con interés inmobiliario, uno siempre desconfía de los accidentes. Generalmente detrás de un desastre de estas características se encuentra un enfermo o un hijo de puta. Y si ahora mismo hay alguien frotándose las manos pensando en oportunidades y recalificaciones, tiene mi más completo y absoluto desprecio.
Estamos a comienzos de verano, y ya estamos así. Extrememos las precauciones para que ni un sólo accidente contribuya a causar un incendio. Y alguien decide provocar uno, confiemos en que los profesionales dispongan de medios y efectivos para hacerlo frente. Hay recortes que pueden salirnos muy caros.
Seguiremos informando.