Escuchando: Distant Early Warning (Rush)
Ironías del destino, este fin de semana he terminado viendo bastantes películas y tres de ellas han sido japonesas. Poco puedo decir sobre la brutal devastación que ha sufrido el país nipón desde el viernes. Un escenario de pesadilla: terremotos, réplicas, tsunamis, volcanes, miles de muertos y desaparecidos, riesgo de radiación nuclear Además, en un país hipertecnológico y con cámaras en todas las esquinas y en todos los bolsillos, los testimonios minuto a minuto han sido espeluznantes y sobrecogedores. Consuela al menos saber que ha ocurrido en un país donde la arquitectura y la mentalidad están en parte preparadas para este tipo de desastres, y donde la población asume la fatalidad con serenidad y coraje. En otros puntos del planeta la destrucción habría sido total con un terremoto de esa magnitud.
Una de las películas que he visto este fin de semana ha sido la triste y hermosísima Despedidas, muy recomendable; cuenta la manera de afrontar la muerte y sus rituales en Japón. Me temo que será una escena muy común allí en el futuro más inmediato.
Las otras dos películas (anime) fueron más frívolas: la espectacular The Sky Crawlers, y una especie de refrito de una serie llamada Freedom, creada para conmemorar al aniversario de una marca de fideos. Curiosa, y con un detalle que no se me escapó. La historia habla de una Tierra abandonada por inhabitable, y de una Luna colonizada por la humanidad. En un punto de la historia se muestra el escudo de una supuesta misión Apollo 18 (en el mundo real, sólo hubo 17), con los apellidos de sus astronautas. Lee, Lifeson, Peart.
Esos no son apellidos de astronautas. Son los tres miembros del grupo canadiense Rush, tres genios que llevan demostrando de lo que son capaces desde finales de los años 60, y todavía no han sacado un mal disco. Homenaje más que merecido, por tanto.
En fin, volviendo a la realidad, seguiré atento, como todo el mundo, a lo que ocurra en Japón en los próximos días. Por mucho que pensemos que dominamos el planeta, desastres como éste deberían hacernos recapacitar sobre lo insignificantes y vulnerables que somos.
Seguiremos informando.